Debemos mucho a las comunidades y el cine tiene que ser para todos, consideró la actriz michoacana Elpidia Carrillo, quien organizó el Festival Internacional de Cine sin Cines, que en su cuarta edición visitó Parácuaro, Angahuan, Arantepakua y Cherán, en Michoacán.

Sin contar con recursos económicos de algún gobierno o institución, el encuentro desde sus inicios va de la mano de Carrillo y de miembros de las comunidades, que hacen sus aportaciones en especie: desde sillas hasta comida para los realizadores y actores invitados.

Salí de mi pueblo (Santa Elena, Parácuaro) sin haber estudiado actuación y empecé a hacer cine sin haber visto una película, no tenía televisión ni nada de eso. El propósito del ciclo es que las comunidades conozcan las historias que se hacen en México y en el extranjero, afirmó la actriz.

Mediante proyecciones de cine y talleres sobre fotografía y actuación, Carrillo demuestra que se puede ser profeta en tierra propia, la que dejó a temprana edad para trabajar.

Su incursión en la actuación se dio de manera orgánica, pues jamás imaginó que podría ser actriz. Empezó como modelo y pronto la vida la llevó a construir una carrera en Estados Unidos, donde participó en películas como The Border o Predator.

Creo que el arte lo tiene uno desde que nace y la cultura viene de los lugares donde todavía hay un profundo arraigo ancestral, por eso es importante llevar cine a los lugares donde no llega, expresó.

La actriz michoacana, quien radica en Estados Unidos, sostuvo que ese encuentro demuestra que no hay que depender de los gobiernos para acercar el arte a las comunidades marginadas. Si nos apoyan qué bueno y si no, hay que organizarnos para compartir lo que sabemos.

Visita a su lugar de origen

De visita en su comunidad hace seis años, unos de sus conocidos le pidieron que les mostrara una de las cintas en la que trabajó y luego de hacerlo les señaló que eso era nada comparado con lo mucho que hay en México, Estados Unidos y otros países.

“Les comenté: ‘les traigo películas, actores y a gente para que les imparta cursos a fin de que descubran lo que existe y también para que los creadores conozcan sus historias“, contó con alegría.

Elpidia Carrillo precisó que la respuesta ha sido tan positiva que más comunidades quieren que lleve cine a sus plazas, por lo que decidió no descobijar a las sedes existentes y ampliar sus actividades.

Fuimos muy atrevidos en crear un festival como éste, pero aquí todos cooperamos. Para esta edición una señora hizo una chocita. A nuestros invitados les decimos que no esperen lujos, porque como dice el nombre del festival no hay cines, y tampoco muchas otras cosas.

Convencida de que muchas cintas no han tenido oportunidad de exhibirse en el festival y mucho menos tener distribución en las salas de cine, la actriz de 57 años presenta películas que abordan temas que pueden conectar con la comunidad, como la migración.

Nuestro propósito no es exhibir la nueva cinta o la que tiene éxito por otros lados, lo que buscamos es dar el valor a los filmes que no han tenido la oportunidad de proyectarse mucho, detalló la actriz.

Entre los títulos que fueron proyectados destacan La revolución y los artistas e Identidad robada, de Gabriel Retes, quien recibió un homenaje en la clausura del encuentro, el sábado pasado en Cherán.

La programación incluyó Nuestro bebé, de Tim Spark; Marigold the Matador, de Kenneth Castillo, y La cebra, de Fernando Javier León Rodríguez, entre otros filmes, así como varios cortometrajes.