a normal rural Luis Villarreal de El Mexe, Hidalgo, empezó el siglo XXI con una importante movilización. Testigo de ello fueron las dramáticas imágenes que dieron vuelta al país en febrero de 2000. En ellas se ven a más de 60 policías atados y semidesnudos que los pobladores hicieron marchar de la normal a la plaza de Tepatepec donde se muestran postrados bocabajo para ser sometidos a un juicio público. Más tarde fueron liberados a cambio de los normalistas que las autoridades detuvieron en previo operativo en contra de la normal.
Desde principios de enero de 2000 los estudiantes de El Mexe montaron una huelga para exigir más becas, matrículas que se habían ido recortando desde la administración de Jesús Murillo Karam, gobernador del estado de 1993 a 1998. De las hermanas normales rurales llegaron decenas de alumnos para apoyarlos. Una vez más les correspondía a los estudiantes detener el recorte del gasto público a la educación. Y una vez más, las autoridades se dedicaron a encarcelar a tantos, que estudiantes, maestros y padres de familia montaron un plantón frente a la Legislatura de la capital del estado.
El gobernador Manuel Ángel Núñez Soto (1999-2005) poco toleró estas protestas y ordenó desmantelar el plantón en Pachuca y centenares de policías detuvieron a sus integrantes. El destacamento se dirigió después a Tepatepec para desalojar a los paristas de El Mexe. Rumbo a la escuela agredieron a pobladores que hallaron en el camino y en la normal procedieron a apresar a los estudiantes que la ocupaban.
La reacción de las comunidades vecinas no se hizo esperar. Cientos de pobladores se dirigieron a la normal y, pese al masivo contingente policiaco, lograron ingresar y detener a más de 60 policías. Recuperada la escuela, con el puño en alto y con pancartas de Viva El Mexe
los pobladores exhibieron las armas que decomisaron a los granaderos que el gobernador insistía no estaban armados.
En el terreno de la resistencia estudiantil los normalistas rurales han tenido una especial militancia. Entre otros factores ésta se debe al legado de la educación socialista implementado en los años 30 y cuyo encargo a los profesores rurales fue concientizar y organizar a la población del campo; a la presencia de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) que desde su creación en 1935 no ha cesado en sus demandas por defender y fortalecer un sistema educativo que ha subsistido entre la precariedad, el abandono y el ataque oficial; y a la oportunidad que las normales rurales dan a los pobres de acceder a una profesión.
Esta oportunidad profesional surge no sólo porque las normales rurales ofrecen una educación gratuita, sino porque su sistema de internado dota a los alumnos de techo, comida y uniformes. El internado, una de las cualidades más distintivas de las normales rurales, provee tiempo y espacio para que los estudiantes convivan, se organicen y tengan una voz dentro de la institución. Históricamente han utilizado esta injerencia para luchar en contra de los malos manejos de recursos, para expulsar a directores y maestros corruptos o abusivos y para cerciorarse de que las escuelas sean para hijos de campesinos, indígenas y trabajadores empobrecidos.
Afiliados a la FECSM, en cada normal rural los comités estudiantiles se encargan de concientizar a los nuevos alumnos sobre la historia de sus instituciones. En sus círculos de estudio trazan su origen en el proyecto revolucionario, la forma en que siempre han sido atacadas por la derecha, y la trayectoria de alumnos que en el siglo XX pasaron a ser destacados líderes populares. Othón Salazar, líder del Movimiento Revolucionario del Magisterio que durante los años 50 montó una lucha en contra de los charros del SNTE, Lucio Cabañas que en los 70 formó el Partido de los Pobres para defender a los campesinos de la sierra de Guerrero, y Misael Núñez Acosta cuya batalla por la democracia sindical durante los 80 le costó la vida, representan una encarnación de la digna resistencia que produce el proceso orientador de la FECSM.
El Mexe ejerció un rol protagónico en el desarrollo en esta federación estudiantil. En parte por ello y en parte porque esta escuela fue entre las primeras normales rurales que se construyeron después de la revolución, la Luis Villarreal ha sido emblemática del sistema formativo de maestros para el campo. Fundada en 1926 como central agrícola, pasó a ser escuela regional campesina en 1932 con internado mixto. Derogada la coeducación en la década siguiente, se estableció como normal rural para varones. Esta condición se mantuvo hasta 1988, cuando otra vez devino en mixta.
Las luchas que los alumnos de El Mexe llevaron a cabo a principios del siglo XXI, no les fueron perdonadas. Además del destacamento policiaco de febrero de 2000, a fines de 2003 el gobierno clausuró el internado y mandó cercar los puntos de acceso a la escuela. En los municipios cercanos se montaron retenes para prevenir el arribo de normalistas rurales de otras escuelas. Siendo gobernador de Hidalgo Miguel Ángel Osorio Chong (2005-11) se clausuró como normal y fue transformada en Universidad Politécnica.
Poco más de una década después de su cierre, y tras las incesantes peticiones de sus ex alumnos y de la CNTE, el presidente López Obrador reabre la normal. Es una acción alentadora tras medio siglo de constricción al sistema formador de maestros para el campo. Sin embargo, la apertura se hace sin su internado, la esencia de las normales rurales.
En tanto no se reinstale el internado, la reapertura de El Mexe no será una verdadera victoria en contra del neoliberalismo, que bajo el mito de la libertad de opción, niega todo apoyo material para que los pobres ejerzan opción alguna. Esto lo han comprendido los normalistas rurales. De allí su férrea defensa de los internados, de allí su lógica de acción en colectivo, y de allí su militancia.
*Profesora-investigadora del MIT, autora del libro Después de Zapata. El movimiento Jaramillista y los orígenes de la guerrilla en México (1940-1962) (Aka,2015)