Un cuerpo proveniente del sistema solar exterior chocó con el planeta y le entregó el recurso
Miércoles 22 de mayo de 2019, p. 2
Madrid. Planetólogos de la Universidad de Münster (Alemania) demostraron, por primera vez, que el agua llegó a la Tierra con la formación de la Luna hace unos 4 mil 400 millones de años.
La Luna se formó cuando la Tierra fue golpeada por un cuerpo del tamaño de Marte, llamado Theia. Hasta ahora, los científicos habían asumido que este último se originó en el sistema solar interior cerca de nuestro planeta.
Sin embargo, los investigadores de Münster ahora tienen elementos para probar que Theia proviene del sistema solar exterior y que entregó grandes cantidades de agua a la Tierra. Los resultados de su estudio se publican en Nature Astronomy.
La Tierra se formó en el sistema solar interior seco
, por lo que es algo sorprendente que tenga agua. Para entenderlo, tenemos que retroceder en el tiempo, cuando el sistema solar se formó hace unos 4 mil 500 millones de años.
Materiales secos y húmedos
A partir de estudios anteriores, se sabe que el sistema solar se estructuró de tal manera que los materiales secos
se separaron de los húmedos
: los meteoritos llamados carbonosos
, relativamente ricos en agua, provienen del sistema solar exterior, mientras los meteoritos no carbonosos
, más secos, provienen del sistema solar interior.
Si bien los estudios anteriores han demostrado que los materiales carbonosos probablemente fueron los causantes de entregar el agua a la Tierra, se desconocía cuándo y cómo llegaron, y por tanto el agua, llegó a nuestro planeta.
“Hemos utilizado isótopos de molibdeno para responder a esta pregunta, pues permiten distinguir el material carbonoso y el que no lo es, y como tal representa una ‘huella genética’ del material del sistema solar exterior e interior”, explicó Gerrit Budde, del Instituto de Planetología en Münster y autor principal del estudio.
Las mediciones realizadas por los investigadores de Münster muestran que la composición isotópica del molibdeno de la Tierra se encuentra entre las de los meteoritos carbonosos y los que no lo son, lo que demuestra que parte de ese elemento químico en el planeta se originó en el sistema solar exterior. En este contexto, sus propiedades químicas tienen un papel clave porque, como es amante del hierro, la mayor parte está en el núcleo del planeta.
El molibdeno, al que se puede acceder hoy día en el manto de la Tierra, se origina en las últimas etapas de la formación del planeta, mientras el de las fases anteriores está completamente en el núcleo
, sostuvo Christoph Burkhardt, segundo autor del estudio.
Los resultados de los científicos muestran, por primera vez, que el material carbonoso del sistema solar exterior llegó tarde al planeta.
Pero van un paso más allá. Muestran que la mayor parte del molibdeno en el manto de la Tierra fue suministrada por el protoplaneta Theia. Sin embargo, dado que una gran parte de ese elemento en el manto del planeta se origina en el sistema solar exterior, esto significa que ese cuerpo también se formó allí. Según los científicos, la colisión proporcionó material carbonoso suficiente para dar cuenta de la cantidad total de agua en la Tierra.
“Nuestro enfoque es único porque, por primera vez, permite asociar el origen del agua en la Tierra con la formación de la Luna.
En pocas palabras, sin el satélite probablemente no habría vida en la Tierra
, afirmó Thorsten Kleine, profesora de planetología en la Universidad de Münster.
Evidencia química y física
Por otra parte, por primera vez, un estudio interdisciplinario mostró evidencia química, física y material de la formación de agua en la Luna.
Si bien los descubrimientos recientes de sondas como Prospector Lunar y Satélite de Detección y Observación de Cráteres Lunares sugieren la existencia de hielo de agua en los polos del satélite, su origen sigue siendo incierto.
Ralf I. Kaiser y Jeffrey Gillis-Davis, del Intituto de Geofísica y Planetología de Hawai, diseñaron los experimentos para probar la sinergia entre los protones de hidrógeno del viento solar, los minerales lunares y los impactos de micrometeoritos.