Domingo 19 de mayo de 2019, p. 18
Washington. La guerra comercial entre las mayores economías mundiales tomó una nueva dimensión cuando Estados Unidos lanzó artillería pesada contra el sector tecnológico para neutralizar al grupo chino Huawei, actor mayor en redes móviles y de 5G en particular.
A poco del lanzamiento global de 5G, la futura generación de Internet movil ultrarrápida, el presidente Donald Trump prohibió el miércoles pasado utilizar en su país equipos de telecomunicaciones de empresas extranjeras consideradas peligrosas, medida que ostensiblemente apunta a Huawei.
La firma china está desde hace tiempo en la mira de Estados Unidos. Washington sospecha que espía para Pekín y que eso la ha ayudado en su espectacular expansión internacional.
Al menos públicamente, Estados Unidos no ha presentado ninguna prueba de su acusación, pero presiona a sus aliados para que prescindan de la infraestructura de la compañía china.
El Departamento de Comercio estadunidense apretó más las clavijas al colocar a Huawei en una lista de firmas con las que empresas de Estados Unidos no pueden hacer transacciones sin permiso previo de las autoridades. Entre esas compañías se cuentan diversas tecnológicas, como Intel y Qualcom.
La tecnología 5G permitirá navegar en la web hasta 10 veces más rápido que la 4G. Eso implica que miles de millones de datos fluirán sin escollos, lo cual agrava el riesgo de robo de secretos industriales e informaciones personales.
El mundo no puede privarse de nosotros porque estamos más avanzados
que la competencia, se ufanaba a comienzos de año el fundador de Huawei, Ren Zhengfei.
El gigante chino, que en la carrera tecnológica está a la cabeza y con cómoda ventaja sobre sus competidores europeos, como Nord Nokia y Ericsson, también ha buscado consolidar su dominio mediante el masivo registro de patentes tecnológicas.
La decisión de Trump fue la medida más severa tomada por Estados Unidos contra el sector tecnológico chino, el cual se encuentra en plena expansión, especialmente en países emergentes de África, América Latina y Asia.
Ya hace mucho que Pekín ganó la batalla en la industria manufacturera. Con su plan Fabricado en China quiere ahora extender el dominio del mañana.
Washington denuncia prácticas desleales de Pekín, como robo de propiedad intelectual y piratería informática.
Por el momento hay interrogantes sobre las negociaciones comerciales bilaterales. Ambas partes acordaron seguir las discusiones hacia un acuerdo que cierre su guerra arancelaria, la cual tiene en jaque a los dos países y también la economía global.
Pero la medida contra Huawei no parece contribuir a calmar los ánimos entre las mayores potencias mundiales, que desde el año pasado están aplicándose mutuamente aranceles a productos manufacturados por cientos de miles de dólares.
Crisis diplomática
No es de interés para nadie que el conflicto comercial se traslade a la tecnología
, dijo Huawei.
Eso va a dañar considerablemente a las empresas estadunidenses, afectará miles de empleos de ese país y minará la confianza en la cadena mundial de suministros
, añadió la corporación en una nota.
En esta batalla diplomático-económica los europeos se han movido de manera dispersa.
Francia tomó distancia del pleito y su presidente, Emmanuel Macron, manifestó que una guerra tecnológica no es el mejor medio
para defender la seguridad nacional.
Francia y Europa son pragmáticas y realistas
, expresó. Queremos desarrollar el empleo, los negocios, la innovación. Creemos en la cooperación y el multilateralismo
, declaró Macron en París.
Alemania admitió formalmente la participación de Huawei en la construcción de sus redes, pero otros países, como República Checa, lanzaron señales de alerta.
En Reino Unido el tema generó una crisis política. La primera ministra, Theresa May, destituyó el primero de mayo a su ministro de Defensa tras responsabilizarlo de la filtración de informaciones muy delicadas sobre la eventual participación de Huawei en el desarrollo de la infraestructura británica 5G.
En Canadá, otro histórico aliado de Estados Unidos, Huawei está también en medio de una crisis diplomática desde diciembre, cuando arrestó con pedido de extradición de Washington a una alta ejecutiva de la firma china.
Meng Wanzhou, jefa de finanzas del grupo, está considerada por Washington sospechosa de haber mentido a bancos para que Huawei pudiera acceder a Irán eludiendo sanciones estadunidenses.