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En primera persona Gabriel Hernández y Raúl Cruz
“LA SALUD ES UNA PESADILLA PARA LOS PUEBLOS INDÍGENAS”
Nuestra organización está integrada por pueblos mixtecos, triquis, mazatecos, mazatecos, chatinos y chinantecos. Tenemos presencia en 17 comunidades, en las regiones costa, sierra sur, mixteca, Papaloapan y Valles Centrales de Oaxaca. En CODEP estamos pueblos y comunidades indígenas organizados para enfrentar obstáculos de manera colectiva. Recuperamos formas tradicionales de organización, como el tequio, bajo la convicción del beneficio al pueblo. Nuestro estado tiene los mayores índices de pobreza y marginación del país. El trabajo, el ingreso, la nutrición y la educación sufren un profundo deterioro. La implantación del Tratado de Libre Comercio (TLC) inundó de productos agropecuarios extranjeros a nuestro estado, destruyendo el campo oaxaqueño. Ahora es más económico comprar el maíz transgénico de Estados Unidos que el que se produce en nuestras milpas; pasa también con el frijol y otros granos. Se ha incrementado el consumo de agroquímicos y comida chatarra, lo que ha incrementado las enfermedades que antes no se veían. La falta de trabajo y los bajos salarios causan la migración de miles de jóvenes. El sistema de salud es desolador, sin clínicas, médicos ni medicamentos, por lo que enfermedades fáciles de tratar son peligros mortales para quienes las padecen. Si alguien es enviado a la capital para atenderse, encontrará hacinamiento y falta de medicamentos del cuadro básico. La salud es una pesadilla para los pueblos indígenas. En cuanto a la educación, hay escuelas sin agua, sin luz, en ruinas, sin ventilación. Sin salones o salones sin sillas ni pizarrones o sin maestros; la reforma educativa de Peña Nieto es la causa de ello. Esta reforma dividió a las comunidades. Muchas de ellas se negaban a entrar al programa de Escuelas al 100. Se impuso por la fuerza y con grupos paramilitares como Antorcha Campesina, para ablandar a las comunidades. Se ha luchado mucho por la educación bilingüe pero los gobiernos siempre han trabajado en sentido contrario. Mandan a las escuelas zapotecas a los maestros de habla triqui. Y a la inversa. Los programas de educación han resultado un fracaso. Los gobiernos neoliberales buscaron la supuesta regularización de tierras, pero las han entregado a empresas extranjeras, como ocurre con las playas. Actualmente está concesionado al menos 20% del territorio oaxaqueño a empresas mineras. Por eso hay resistencia de los pueblos. Hace 5 años, unas universidades encontraron grandes reservas nacionales de un mineral llamado tierras raras, altamente radioactivo, dañino para la salud. En los pueblos de Oaxaca existe preocupación por el descubrimiento de este material, por los efectos que puede acarrear. También sabemos del interés por la implementación de 72 presas hidroeléctricas. En la mixteca y la costa se tienen planeadas 14. Los gobiernos priistas como el de Oaxaca apoyan a grupos paramilitares como Antorcha Campesina para meter miedo a los pueblos que resisten, mediante amenazas, asesinato, despojo, expulsión, como en Tlaxiaco, Putla y Jamiltepec. En Oaxaca, los gobiernos priistas han buscado que sus organizaciones se metan a Antorcha para robustecerla. Eso viene desde Ulises Ruiz, considerado por los pueblos como un criminal represor. Entregó mucho dinero a los antorchistas. Nuestra propuesta: Pedimos al gobierno que garantice caminos, escuelas con maestros suficientes, mobiliario, clínicas con médicos y enfermeras, con medicamentos y hospitales en cada región. Necesitamos electrificación y necesitamos agua, en pleno siglo XXI, en muchas comunidades caminan hasta tres horas para llevar agua a las casas. “NO QUEREMOS SEGUIR LIMOSNEANDO NUESTROS DERECHOS”
Soy hablante de la lengua hñahñü y participo en la Organización Hñañhü para la Defensa de los Pueblos Indígenas. Uno de nuestros principales problemas es que los niños ya no hablan nuestra lengua materna. Es importante que el Instituto Nacional de las Lenguas Indígenas (INALI) y el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) hagan un rescate de las lenguas del país. En cuanto a la salud, no contamos con servicio médico, no hay medicamentos. Estamos desprotegidos. Hemos solicitado muchas veces ese servicio, pero no hay apoyo ni del municipio, ni del estado, ni de la federación. Tenemos un problema muy fuerte de contaminación ambiental que nos está afectando. La refinería y la termoeléctrica de Tula avientan todos sus gases con el viento hacia la comunidad. Se ha visto que el huizache, el mezquite, los garambullos se han secado, se han muerto por la contaminación. También tenemos el problema de las aguas negras que pasan por el río Tula. Ha habido casos de cáncer; jóvenes han muerto de esa enfermedad y la causa es la contaminación que nos rodea. Es a nivel regional, no solo San Ildefonso. En cuanto a la educación, se hizo una supuesta consulta en octubre pasado por parte de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) en cuanto a la educación intercultural, pero en el fallo del 14 de febrero no se tomó en cuenta a la comunidad. No se informó adecuadamente a los abuelos, a los jóvenes, obligaron a los papás a que asistieran a la consulta y no sabían de qué se trataba. Los maestros han hecho que nuestros niños renieguen de su historia y su cultura. La educación que se da en San Ildefonso no es indígena, ni bilingüe ni intercultural. Por otro lado, a la comunidad no llegan recursos federales. Necesitamos apoyo para seguir realizando los festivales de rescate de nuestra cultura que hacemos año con año. Es prioritario que se fortalezca la formación musical, es la vocación de nuestro pueblo. En cuanto a nuestros sitios sagrados, nos preocupan los megaproyectos ya que, en el gobierno anterior, el Tren de Alta Velocidad México-Querétaro iba a partir a la mitad nuestra comunidad. Actualmente se está dando continuidad a los megaproyectos y no vemos un cambio. Si se retoma lo de ese tren, nos preocupa que pase por algunos de nuestros lugares sagrados y la reserva de la comunidad. Nuestra propuesta: Que se consulte a los pueblos indígenas en todos los temas. No queremos que piensen y decidan por nosotros. En el legislativo consultan a unos cuantos y ya hacen una ley. Se debe respetar el derecho de consulta de los pueblos indígenas. Que no hagan lo que piensan que está bien para nosotros. Un ejemplo es lo de Morelos, no quieren la termoeléctrica, es un proyecto de muerte, va a perjudicar. Nosotros ya vemos los impactos negativos de la termoeléctrica de Tula. Esta cuarta transformación sería apenas la primera para los pueblos indígenas, pero estamos esperando a ver si realmente será así. Queremos que exista un diálogo real entre el gobierno y los pueblos indígenas. No queremos seguir limosneando nuestros derechos. “QUE SE REGULARICE NUESTRO DERECHO AL TERRITORIO COCHIMÍ”
Soy descendiente del pueblo cochimí. Antes de la llegada de los misioneros, existían más de cuatro mil indígenas cochimíes; carecían de vestimenta, andaban cubiertos con un taparrabos los caballeros y las mujeres con una falda hecha de carrizo fresco o de raíces de plantas. Mi comunidad es una misión fundada en 1757; durante muchos años se mantuvo activa, sembrando para sobrevivir: naranja, dátil, aceituna y uva misionera, pero la mayoría de las familias se tuvieron que trasladar a Guerrero Negro y a Vizcaíno, por las fuentes de trabajo, para tener a sus niños en la escuela y porque en el pueblo carecemos de agua potable, luz eléctrica y escuelas. No contamos con carretera, es pura terracería. Cuando llueve se pone en mal estado y eso hace difícil que las personas se queden a vivir allí. Pero nunca se ha abandonado la comunidad; es nuestra tierra y allí siempre hay quienes cuidan los huertos y la misión. Nos turnamos para que haya personas cuidando, porque están nuestras casas, lugares que pertenecen a la familia y hay que proteger. Como comunidad de descendientes de indígenas cochimíes, en 2008 nos organizamos en una asociación de nombre Milapá, que era la forma en que nuestros ancestros nombraban a un cactus del desierto central. Nuestro objetivo es lograr el reconocimiento de la etnia cochimí, que durante cien años se consideró extinta, además de rescatar nuestra cultura, nuestros usos y costumbres y conservar nuestras tradiciones como la fiesta patronal -la fiesta más antigua del estado- y la Semana Santa. Santa Gertrudis la Magna es nuestra patrona y se celebra el 16 de noviembre; nos visitan cochimíes que están dispersos en toda la península. Es tradición de las familias que fundaron nuestra comunidad. También protegemos la uva misionera, ya que el ciclón Odile arrasó con los huertos para la producción de vino artesanal. Por medio de un proyecto se logró una siembra de 400 vid y eso nos ayudó para recuperar nuestro patrimonio biocultural. En 2010 solicitamos al INEGI que se censara a los descendientes de la etnia cochimí, quedando registrados 76 de Santa Gertrudis. El 30 de mayo de 2016 se notificó el reconocimiento de nuestro pueblo como comunidad indígena y en 2018 fuimos incorporados al Consejo de Atención de Pueblos Indígenas del ayuntamiento de Ensenada y se reconocieron como comunidades cochimíes el ejido Villa Jesús María, José María Morelos y la comunidad de Santa Gertrudis. Tenemos un estudio antropológico sobre la existencia de nuestro pueblo y participamos en la entrega del bastón de mando al presidente Andrés Manuel López Obrador. Tuve la fortuna de ser invitada y constatar que ya estamos siendo reconocidos a nivel nacional. Nuestra propuesta: Pedimos a los tres niveles de gobierno, y en particular al INPI que nos apoyen para conservar nuestra comunidad, somos la primera misión en Baja California. Que se regularice nuestro derecho al territorio cochimí ya que, aunque el ejido Independencia se fundó en 1969 por nosotros, la directiva quedó en manos ajenas que nos despojaron de forma ilegal de nuestro derecho agrario y nuestro territorio quedó en manos de personas que no pertenecen a nuestro pueblo. Queremos tener energía eléctrica para conservar los alimentos refrigerados, ya que en tiempo de calor la temperatura llega a 40 grados y se echan a perder. Nos gustaría contar con internet y también solicitamos apoyo para carretera y para tener más fuentes de trabajo a través del turismo; podríamos volver a trabajar la piel, la cantera, hacer visitas a las pinturas rupestres a través de un proyecto turístico con cabañas y recorridos por nuestro territorio. Nos gustaría contar con un salón de usos múltiples y con apoyo para realizar talleres de rescate de la lengua cochimí, pues contamos con tres diccionarios y personas interesadas en apoyarnos. “QUE LAS ESCUELAS REVALOREN LOS CONOCIMIENTOS DE LA COMUNIDAD”
Somos una comunidad del pueblo originario nahua. Estoy integrada al Grupo Cuahchihcol, que busca preservar los maíces nativos y fomentar su reproducción en la región. Mi comunidad tiene una gran historia respecto al sistema organizativo, muchos de los problemas han sido resueltos desde la forma comunitaria de vida. Sin embargo, esto no le quita la responsabilidad al Estado de facilitar los procesos de desarrollo que se proponen desde nuestra visión. En materia de salud contamos con una clínica de primer nivel que cumple bien su función, es en el sistema de tercer nivel donde se observa la deficiencia de atención por la baja planta de especialistas, a veces hay que esperar de 3 a 6 meses para que se pueda tener una consulta. Quienes tienen seguridad social tampoco son atendidos en sus clínicas, entonces se decide acudir a la medicina privada, implicando gastos que desestabilizan la economía familiar. La medicina tradicional cumple un papel fundamental en este sentido; debería ser revitalizada para atención de enfermedades que la medicina occidental no puede tratar. Este tema es el reflejo de la solución o no de otras problemáticas ambientales, de lengua y educación. La problemática ambiental parte de la desvaloración de los conocimientos ancestrales y nuestra relación con la naturaleza; dejarla de ver como un sistema vivo que genera vida la convierte en objeto de explotación. Esta visión se incrementa cuando los programas de desarrollo rural tienen por objetivo el incremento de la productividad para generar ingresos y se desvincula de la cosmovisión local. Esta visión productivista repercute en la eliminación de lo que llamamos metepamitl (pared de magueyes), equivalente al sistema de chinampas. Entonces, las terrazas prehispánicas desaparecen y la recarga de los mantos acuíferos se ve disminuida, ocasionando el desabasto de agua. Con la desaparición del metepamitl, la biodiversidad de plantas medicinales, frutillas, hongos, plantas e insectos comestibles disminuye. Esto aunado al robo de mixiotl (mixiote) por su alto valor en el mercado ilegal. La lengua está relacionada con el mundo del que habla y al caer en desuso, los conocimientos de este sistema también disminuyen y pasan a ser sólo “hierbas” y animales sin ninguna utilidad, palabras sin contenido. Entonces el cambio de alimentación (consumo de productos procesados), perjudica directamente la salud de la población. En alguna ocasión me tocó escuchar el examen psicométrico a una mujer adulta mayor monolingüe, que sólo entiende el español, no lo habla; entonces no podía responder las preguntas, su calificación fue muy baja, el resultado arrojó que tiene alzhéimer. La señora no tiene esta condición de salud, sigue haciendo vida comunitaria. El problema está en los instrumentos que se aplican, no están diseñados con pertinencia cultural, acorde al contexto de la comunidad. La disminución de hablantes del náhuatl está directamente relacionada con estos temas, muchos conocimientos ancestrales se van perdiendo con ella. El acceso a los corredores industriales es vía outsoursing, no es garantía de contar con prestaciones justas y estabilidad laboral. Para quienes ya tienen una profesión, no es fácil encontrar trabajo; el aumento de la escolaridad requiere de nuevas plazas. Si esta necesidad no se cubre, se genera migración. Es necesario que en las escuelas se revaloren los conocimientos de la comunidad, entre ellos la lengua, la agricultura y la actividad textil tradicional. Aunque en la Constitución local se reconocen nuestros derechos, en la práctica no son reconocidos, muchas instituciones desconocen o no están sensibilizados en temas de interculturalidad. Se glorifica el pasado de guerreros, pero se niega el rostro de sus descendientes. Nuestro sistema normativo se basa en derechos y obligaciones, entonces se entiende que si no cumplimos con las obligaciones no podemos reclamar derechos. Esto en el exterior se entiende como “violación a los derechos humanos” porque desconocen el origen de las sanciones y de cómo en la asamblea se pone orden; no entienden que es la máxima autoridad y es quien decide las rutas de desarrollo para el pueblo. Es necesario que se reconozca el valor de nuestro sistema normativo interno, que se le dejen de llamar “usos y costumbres”. Tenemos la cultura del trabajo comunitario, se debe reconocer que la población nahua hace importantes aportaciones en Tlaxcala. Se debe poner atención en el trabajo comunitario, porque es fundamental para “estar bien”, es decir, fortalecer los procesos y no limitarlos desde una política asistencialista. Se deben considerar los contextos locales para atender las necesidades específicas de nuestra comunidad. Si bien dentro de los indicadores oficiales de bienestar, San Felipe Cuauhtenco no es una comunidad de “muy alta marginación”, tiene necesidades muy puntuales como el término de la construcción del “Centro de Educación Inicial Indígena”. Para este centro hace falta la integración de la perspectiva intercultural para el fortalecimiento de la identidad en la población infantil. La atención de la problemática debe ser integral y planearse en coordinación con la comunidad. El Estado debe reconocer la importancia de estas formas de gobierno. Respecto a la situación indígena en Tlaxcala observo que la vida comunitaria se continúa reproduciendo con transformaciones y continuidades. La agricultura es un pilar fundamental, pero no desde la visión productivista sino de una relación estrecha con la tierra; una de ellas es la siembra de semillas nativas por sobre maíces híbridos. Esta es una clara muestra de resistencia ante un modelo productivista neoliberal, es muestra de que la memoria se reproduce en acciones concretas. “QUE EL GOBIERNO NOS CUMPLA PARA QUE SIGAMOS CREYENDO EN ÉL”
Pertenezco a la organización Comunidades Indígenas en Defensa del Maíz y Nuestra Cultura (CIUDEMAC). Aquí la luz nos llega muy cara. En la CFE nos dicen que así es. En el pueblo no hay recursos para paga tanta luz. En el albergue llega de 20,000 y por casa como de mil pesos. Quisiéramos saber si así es en todas las comunidades o solo para nosotros. Además, hay mucha migración. Queremos que haya empleo de planta para que la gente no migre. Como hablamos náhuatl, no tenemos un empleo fijo. Quisiéramos que alguien nos dé ese empleo para que las familias ya no salgan a otros lugares. También que ya no talen nuestros bosques, que ya no tumben los árboles, porque se están acabando y entonces ya no habrá agua en nuestros manantiales. Y se están contaminando nuestros ríos. Nuestros cultivos son el maíz y el frijol, pero solo para el consumo. Hay también manzana y pera, pero no tenemos café, porque es muy fría nuestra comunidad y hay muchas heladas. No tenemos suficientes recursos para vivir, por eso tenemos que salir; aquí solo trabajamos en el campo. Nuestra propuesta: Necesitamos apoyo para vivienda. Hay casas afectadas por el de 2017 y nadie nos ha apoyado. Tenemos muchas necesidades: un doctor de planta, medicamentos, aparatos para detectar enfermedades de la mujer, que esté bien nuestra clínica. Hace falta un auditorio en el pueblo. Queremos que el gobierno nos apoye con esas obras. El aula de primero, segundo y tercero de la primaria es de lámina, no tiene techo de concreto, está en muy malas condiciones. Cuando llueve hace mucho frío, y hace mucho calor en mayo. Necesitamos mantenimiento para la carretera que comunica al pueblo, está en muy malas condiciones. La hicieron y se olvidaron de ella. En cuanto a nuestra cultura, en la escuela no se fomenta nuestra lengua. Estamos trabajando para rescatar nuestra cultura, nuestras danzas, nuestro maíz, necesitamos apoyo para que no se acabe nuestra cultura. Queremos que el gobierno nos cumpla para que sigamos creyendo en él. “EL GOBIERNO ESTATAL CONDICIONA LA RECONSTRUCCIÓN
Hay varias problemáticas en el Istmo. Aquí falta agua potable, luz eléctrica, drenaje, pavimentación, hay problemas de aguas residuales y basura. Los sismos de 2017 azotaron la región; hay casas en reconstrucción. El gobierno estatal administra la tragedia y quiere condicionar la reconstrucción a la aceptación de los proyectos eólicos. El gobierno municipal y estatal dicen que no tienen recursos propios para dar solución y por eso hay que aceptar a las empresas extranjeras. Las compañías eólicas entran a la comunidad y la fragmentan, violentan los derechos, no respetan a la población ni nuestras condiciones comunales. DEMEX (Desarrollos Eólicos Mexicanos) llegó en 2010, hizo contratos con pequeños propietarios y les prometió muchas ganancias. Se instalaron sin hacer una consulta; la comunidad no sabía que tenía ese derecho en el Convenio 169. En estos momentos tenemos en puerta a EDF (Electricité de France), que ya está por instalarse con las mismas ideas. Pensando que la tierra es privada, que solo harán negocio con un grupo de personas. Con DEMEX se firmaron contratos como si la tierra fuera privada, pero no, las tierras son comunales, las empresas eólicas que están llegando hacen lo mismo, sin tomar en cuenta el régimen de la tierra. No puede haber una legalidad en esos contratos cuando la tierra es comunal. Es preocupante porque los tres niveles de gobierno no hacen gran cosa para solucionar. Hacen a un lado el carácter agrario e indígena y buscan llevar a cabo la construcción de sus centrales eólicas como están acostumbrados en Europa, aquí es diferente, no están hablando con europeos. Las empresas han violentado todos los principios del proceso de consulta, debiendo ser libre, previa, informada, culturalmente adecuada, aquí no vemos nada de eso. La mayor parte de la comunidad no está enterada de lo que va a suceder, quieren llevarnos a una consulta amañada, que no reúne los requisitos. Ya hay permisos y concesiones por parte de la Secretaría de Energía y la Comisión Reguladora de Energía, es una burla a nosotros. Las empresas buscan enganchar a familias completas mediante un pago de apartado de tierras. Consiste en una entrega de dinero para garantizar que las personas se comprometan a impulsar los proyectos antes de darlo a conocer en la población en general, pero no dicen las condiciones que hay para su arrendamiento. El campo en Unión Hidalgo se ha abandonado, la agricultura se redujo demasiado. La producción de maíz, de tomate, de chile, los alimentos nativos ya no se producen. La ganadería es lo que más se explota en Unión Hidalgo; es una situación que puede generar un problema a futuro por el suministro de agua y pérdida de soberanía alimentaria, por las afectaciones ambientales. Demandamos que el nuevo gobierno federal y municipal le pongan más atención a nuestra comunidad, no es correcto lo que las empresas hacen, violentan los derechos de las comunidades indígenas a ser consultados debidamente. Nuestro nuevo gobierno federal se debería de preocupar porque ya no se sigan haciendo este tipo de consultas, que no caigan en el juego de las empresas extranjeras, vienen a hacer negocio, sólo buscan su beneficio a costa de pagar poco y destruir todo. Nuestras propuestas. Solicitamos a la autoridad municipal declarar un bando de buen gobierno, cuya declaratoria consistiera en la protección de las áreas naturales, como El Palmar, El Manglar y El Llano, acciones encaminadas a fortalecer y rescatar la identidad indígena mediante la construcción de ordenamientos territoriales que regulen las actividades de megaproyectos en el ecosistema. Con esta nueva óptica que tiene el gobierno federal, nosotros desearíamos que primero se revisaran la situación que impera en el parque DEMEX, los impactos a la salud, acumulación de ruido, el manifiesto de impacto ambiental, el pago de impuestos, la situación de la propiedad social de la tierra y las irregularidades con el cambio de uso de suelo, los beneficios que supuestamente ofrecían para darnos y no han dado nada, la cercanía del primer aerogenerador con el núcleo de la población. Es decir, las afectaciones inmediatas, las afectaciones sociales, ambientales, culturales. Se tendría que hacer una especie de evaluación sobre los impactos en estos ámbitos del primer parque eólico para poder decidir, a partir de estos resultados, si conviene estar así o cómo podría cambiar la operación y regulación de estos megaproyectos de energía. Nos preocupa el futuro de la comunidad, sobre todo ante esta entrada de proyectos; 5 proyectos eólicos pretenden entrar en las zonas comunales y el núcleo poblacional quedará encerrada por polígonos. Pedimos apoyo para el rescate de las tierras y nuestro territorio, para la alimentación, el trabajo comunitario, la economía local de mujeres y familias, fiestas religiosas que necesitan de nuestras cosechas, para seguir siendo comunidad agraria, para la comunalidad y que nos permitan seguir viviendo como queremos y no nos impongan los aerogeneradores, porque, así como vienen, sin regulación, la población va a desaparecer. Ahora que los tres niveles de gobierno quieren construir otro parque eólico en Unión Hidalgo le hemos estado pidiendo hasta el cansancio a la Secretaria de Energía y sus subdirecciones que respeten la aplicación de los estándares internacionales, que no sigan haciendo consultas amañadas de origen. Nosotros sabemos y hacemos asambleas que se llevan a cabo con mucha participación, debate, diálogo para llegar a un consenso, toma de acuerdos con participación de la comunidad. Es necesario erradicar la corrupción, la forma amañada de hacer las cosas; el gobierno federal tiene la oportunidad de garantizar el respeto de los derechos colectivos de pueblos y comunidades indígenas que han cargado deuda histórica que este gobierno ha prometido cambiar. “QUE SE CANCELEN LOS PROYECTOS DE MUERTE
Vivo en una comunidad nahua de la Sierra Norte de Puebla. Tenemos muchas problemáticas en nuestra región. Tenemos casas de salud y auxiliares médicos, pero carecemos de medicamento. Tenemos infraestructura educativa, pero carecemos de acompañamiento; es una educación vertical, no promueve los valores de las comunidades, es una educación neoliberal. Los empleos son mal pagados, como de a 80 pesos por diez horas de trabajo. En vivienda sí hay algo de apoyo municipal, pero falta cubrir a las familias más vulnerables de todas las comunidades. Hay muchos proyectos de muerte: presas, transgénicos, fertilizantes químicos. El municipio no cuenta con un ordenamiento territorial como Cuetzalan. En algún momento propusimos un ordenamiento en el que participaran las comunidades, pero no se hizo caso. Tenemos mucha migración, para buscar la sobrevivencia. Solo así se solventan los gastos familiares. Hace falta promover proyectos de vida, leyes que surjan de nosotros, a favor de la vida, de nuestros conocimientos ancestrales. Nuestra propuesta: Que se cancelen los proyectos de muerte en la Sierra Norte de Puebla. Esa es la principal demanda. “NO QUEREMOS CONSULTAS SIMULADAS,
Mi nombre es María Antonieta Hernández Carmona y soy enlace del representante indígena ante el ayuntamiento. Nuestro municipio es de origen jñatjo o mazahua. Ya solo permanece la lengua en los abuelos de 70, 80 y 90 años. Las personas de 40 años hacia arriba la entienden, pero ya no la practican. Los más jóvenes ya no la entienden ni la hablan. Actualmente hay una lucha por la recuperación de nuestro idioma con cursos de lengua, cultura y espiritualidad en jñatjo-mazahua. En nuestro pueblo estamos pidiendo que se respete la elección del representante indígena ante los ayuntamientos en el Estado de México. En el caso del municipio de Almoloya de Juárez, no se ha querido reconocer. En 2015 se reconoció en la Gaceta y en la Ley Orgánica Municipal se dijo que se tenía que hacer una convocatoria para que sean aceptados los representantes indígenas. Nosotros como Consejo Mazahua hemos peleado por ese reconocimiento. Han entorpecido en el ayuntamiento ese proceso, pues entre 2016 y 2018 se retardó que entrara al cabildo y sí entró, pero con muchas trabas. No nos dan las garantías para que el ayuntamiento acate una sentencia federal. Solo nos han desgastado los jurídicos; eso es discriminatorio y estamos en desigualdad, ahora con la 4t los ayuntamientos siguen igual. El cargo del representante indígena terminaba en marzo de este año, pero nunca dejaron que lo ejerciera. El juicio se nos fue en el tiempo que duró la administración del ayuntamiento. Nuestras propuestas. Proponemos que la Comisión de Asuntos Indígenas del legislativo se siente con los pueblos que estamos en lucha para plantear una agenda prioritaria y una ley reglamentaria. Pedimos que en el catálogo estatal de localidades indígenas se nos reconozca como comunidades, no localidades. Es necesario que aumenten las comunidades indígenas en el catálogo. Queremos que se reconozcan las atribuciones al representante indígena ante el ayuntamiento, que haya una modificación a la ley electoral que verdaderamente incluya los pueblos indígenas. No queremos consultas simuladas, como una falta de respeto a nuestra historia milenaria. El buen vivir lo hemos ejercido desde todos los tiempos y estamos en defensa de ese derecho. Los problemas que surgen en México nos impactan directamente a los pueblos indígenas; aquí estamos, no pueden ignorar que somos una aportación de raíz de este México. Queremos buscar el dialogo con todas las organizaciones indígenas, incluido el EZLN, pero también queremos el acompañamiento del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas, ya que fuimos parte de su construcción. “NO RECIBIMOS EDUCACIÓN EN NUESTRA LENGUA”
Soy hablante de la lengua náhuatl. Soy miembro fundador del Consejo Indígena Poblano, como migrante, porque ya radico en Puebla. En nuestras comunidades hay maestros que no hablan nuestra lengua. No recibimos educación en nuestra lengua. De muchos maestros indígenas, sus papás sí eran hablantes, pero ellos no. Por eso la educación no se da conforme lo establece la SEP. Tenemos infraestructura médica, pero sin medicamentos ni médicos. Tampoco tenemos agua potable. El campo ha sido abandonado. Hay mucha migración. En los setenta se iban a la Ciudad de México, algunos terminaron unos estudios y se quedaron allí. Después hubo migración a Tehuacán y la refresquera Peñafiel, pero ya desparecieron varias empresas y ya no hay empleo. También llegan muchos compañeros de la Sierra Negra de Puebla a la industria avícola. Muchas mujeres de nuestra región están migrando para trabajar en las maquiladoras o en el servicio doméstico. Pero ahora la migración es hacia EUA, es muy fuerte. Antes en todos los campos se sembraba, maíz, frijol, trigo. Pero la migración acabó con la siembra. Además, no hay agua de riego para los cultivos y con temporal no se produce. Nuestra propuesta. Necesitamos apoyo del gobierno para que vuelva a producir el campo. “NO DAMOS CONSENTIMIENTO PARA ESTOS PROYECTOS”
Los principales problemas que tenemos en la Huasteca son los megaproyectos: ampliar las termoeléctricas de Tamazunchale y Tamuín. Por eso están llegando los gasoductos que atraviesan comunidades de los municipios de San Martín, Matlapa y Axtla. Afortunadamente por ahora se pararon porque hubo dos amparos. También tenemos la amenaza del “Acueducto Monterrey 6”, que ha tenido mucha oposición ciudadana. La ejecución del proyecto está suspendida. Si se hace, significaría el trasvase de agua de la cuenca hidrológica del río Pánuco hacia Monterrey, sobre todo para el fracking. También tenemos la amenaza de la presa de Ciudad de Valles, que afectaría a los territorios de los municipios de Aquismón y Tanlajás, municipios indígenas que no han sido consultados. El proyecto consiste en represar el agua del río Pujal Coy, en una superficie de 18,000 hectáreas, también para el fracking y para aportar al “Acueducto Monterrey 6”. También está planteado crear la supercarretera Valles-Tamazunchale-Tampico, que afectará muchos municipios, pues se quiere conectar hasta Huejutla, en la Huasteca hidalguense. Hay diversos procesos de privatización del agua que se agudizan con estos proyectos. Todo esto es parte de la reforma energética. Si estos proyectos se llevan a cabo, afectarían 32,000 hectáreas de territorios indígenas. Una de las amenazas más grandes es el fracking, ya que PEMEX y la comisión de hidrocarburos firmaron en 2018 un contrato con empresas para explorar y producir gas y petróleo. Nuestros pueblos de la huasteca nunca han sido consultados, por eso nos hemos autoconsultado y hemos llegado al acuerdo de que no damos consentimiento para ninguno de estos proyectos. Incluso en campaña, el actual presidente dijo que no al fracking, pero hay contradicciones entre lo que dice el presidente y lo que dice la secretaria de energía, que sí avala el fracking. AMLO ha dicho siete veces que no habrá fracking en su gobierno, pero la comisión de hidrocarburos sí quiere imponerlo. “ESPERAMOS QUE ESTE NUEVO GOBIERNO, QUE NO ES NEOLIBERAL,
Soy hablante del mixteco e integrante de la “Asamblea de Pueblos en Defensa del Territorio, la Educación Pública y Gratuita y los Derechos Humanos” y de la “Unidad Patriótica”. En la mixteca alta tenemos muchas problemáticas. En el aspecto de salud tenemos muchas enfermedades nuevas como la diabetes y el cáncer; hay un consumo excesivo de refresco. La gente consume muchos productos chatarra y como consecuencia se incrementan esas enfermedades. Ha habido muchas muertes por diabetes y cáncer. Es la falta de una alimentación saludable y que la gente no tiene recursos para atenderse. Lo que ahora se hace es regresar a la medicina tradicional por no contar con recursos. Los centros de salud carecen de médicos y de medicamentos. No hay estudios clínicos, la gente se desespera. Se están recuperando los remedios tradicionales, ya no dependemos solo de la medicina de patente. Es necesario que los médicos tradicionales tengan más apoyo. Ellos intercambian sus conocimientos, pero necesitan apoyo económico y reconocimiento para tener sus sanatorios dignos, equipo para tomar presión, glucosa. Oaxaca es el estado con el mayor número de naciones originarias, pero hay algunas como el ixcateco o el chocholteco que están en peligro de desaparecer, pues tienen unas tres personas que hablan la lengua. A pesar de que en Oaxaca el 80% somos pueblos originarios, muchos jóvenes ya no hablan su lengua materna. Hace como diez años se empezó a trabajar una propuesta de educación indígena para recuperar las formas ancestrales como pueblos originarios y nuestra lengua materna. La mayoría de los niños ya no hablan su lengua materna, solo las personas de veinte años para arriba, pero los niños platican en puro español. Esa es una gran preocupación. La reforma educativa de Peña Nieto, junto con el PRI, PAN y PRD, vino a querer borrar las propuestas alternativas, porque en los planes de estudio desapareció la historia prehispánica. En las escuelas empezaron con tiempo completo, con la exigencia de la evaluación, pero eso no sirvió a los estudiantes, solo era una forma de despedir a los maestros. Algunas escuelas han trabajado desde la perspectiva de los saberes comunitarios, partiendo del territorio, que es básico para nuestra cultura. Para nosotros, el territorio es sagrado. Nuestra propuesta: Han tratado de acabar con nuestra lengua, nuestra vida comunitaria, pero no han podido. Queremos un plan integral de estudios, intercultural, que incluya nuestras culturas y nuestras lenguas originarias. Se tiene que abrogar la mal llamada reforma educativa, que busca acabar con la educación pública y gratuita. Que se haga un plan de estudio nacional, que en nuestra región incluya nuestra lengua mixteca y eso se haga en cada región. Queremos una educación que parta de nuestra realidad como pueblos originarios. Los gobiernos neoliberales nunca nos consultaron sobre los megaproyectos, esperamos que con este nuevo gobierno que ya no es neoliberal, de verdad nos consulten. Necesitamos que la Radio La Voz de la Mixteca llegue a todas las comunidades. Necesitamos apoyo para la reconstrucción de nuestra cultura indígena, fuentes de empleo. Por ejemplo, en Tlaxiaco, que tenemos producción de sombreros, hay que instalar empresas para mejorar la producción, pero también de cestas, tenates, cortinas y otras artesanías. También tenemos el telar de cintura y las personas que producen necesitan apoyo con nuevos diseños para sábanas, cortinas, colchas, no solo la vestimenta. Se requiere presupuesto, apoyo técnico, que los gobiernos piensen en cómo generar alternativas de impacto regional para que la gente tenga empleo y pueda comercializar lo que produce. •
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