18 de mayo de 2019 • Número 140 • Suplemento Informativo de La Jornada • Directora General: Carmen Lira Saade • Director Fundador: Carlos Payán Velver

Mujeres mixtecas en la política local:
llevando la equidad a los usos y costumbres


Tercer encuentro de mujeres autoridades de la microrregión, marzo de 2019.
Andrea Calderón García

El actual periodo (2017-2019) es histórico para las comunidades que se rigen por Sistemas Normativos Indígenas (usos y costumbres) en Oaxaca, ya que en 398 de 417 municipios se integró alguna mujer al cabildo. Los altos índices de migración masculina y el aumento de cargos públicos, habían abierto las puertas a la participación de las mujeres desde hace algunas décadas. Sin embargo, a partir de 2016 se volvió obligatorio para estos pueblos incluir al menos dos mujeres en cada cabildo. Este paso hacia la equidad de género, que se confronta con la autodeterminación de las comunidades, ha significado una revolución que genera oportunidades, desafíos y grandes problemas.

En las 11 comunidades de la “microrregión” Sayultepec-Tilantongo (1), en el valle de Nochixtlán, en la Mixteca, se eligió a 40 mujeres para ocupar cargos. Para casi todas, ésta es su primera experiencia como autoridades, aunque habían participado en la organización comunitaria como comités en algún programa, en la clínica o la escuela.

Asumir el cargo: oportunidad y tormenta

Algunas mujeres vieron el acceder a esos cargos como una oportunidad para mejorar la vida de sus comunidades; para otras fue más el peso de las problemáticas que veían venírseles encima. Su insospechado debut en la política les generó una mezcla de sorpresa, emoción, satisfacción, orgullo, oportunidad, tristeza y dolor por alejarse de sus hijos, responsabilidad, incertidumbre y miedo. “Dejamos nuestra vida y familia para venir a servir al pueblo”. Algunas hasta cambiaron de residencia dejando trabajo o una vida de años fuera de su comunidad.

La sobrecarga de trabajo no tardó en aparecer. Sus ya atareados días acumularon hasta cuatro jornadas laborales: el trabajo doméstico, la maternidad, el trabajo del campo y/o algún pequeño negocio y la labor en el cabildo. “Para mí fue muy difícil tener un empleo porque mis niños están chiquitos. Tengo que levantarme muy tardar a las 3 de la mañana para hacerles de almorzar, dejar a mi niña que se va a la escuela, dejarles preparada la comida y las tortillas, no las compro porque sale caro. Es que si me levanto más tarde el tiempo no me alcanza, a veces termino 10, 11 de la noche de lavarles su ropa”.

Poco sabían sobre cómo funcionaban los gobiernos de sus pueblos, y además de las nuevas tareas no tardaron en lloverles complicaciones en la familia y pleitos de pareja, críticas de parte de hombres y mujeres de la comunidad, problemas en los cabildos y hasta con instancias estatales. Mirar a sus compañeros en acción las ha enriquecido, aunque ha sido duro darse cuenta de muchas malas prácticas al interior de los cabildos.

Los hombres, sin importar si tenían menor o mayor autoridad dentro del cabildo, vieron con malos ojos la presencia femenina y sus propuestas innovadoras (cuando ellas se animaron a hacerlas). “Poco a poco me fui ganando el respeto de los compañeros, pero al principio no era muy bien aceptada, porque para los compañeros ha sido un cambio total. Ellos siempre han fungido como autoridades, siempre han sido hombres. La verdad a veces trataban de intimidarnos, de humillarnos, de darnos miedo, pero les fuimos explicando que no debe ser así”.

Las nuevas autoridades han  realizado desde acciones evidentemente transformadoras, como suavizar asperezas en conflictos, un manejo más ordenado y cuidado en lo económico, reducir el consumo de alcohol dentro del municipio y en las salidas a comisiones, hasta propuestas en apariencia muy puntuales pero con grandes impactos en la salud, la economía local y la ecología como ofrecer agua de fruta en las celebraciones en lugar de refrescos.

Trabajo en equipo, para mantenerse en el cargo

“Yo quise renunciar, era la única mujer entre todos los hombres, me echaban montón. Yo le dije a uno de mis tíos, ‘¿Sabe que, tío? yo voy a renunciar, yo ya no puedo, ya no aguanto más’. Y me dice él: ‘¡No! Eres la primera mujer que ponen en el municipio y tienes que aguantar’”.


Figurillas prehispánicas femeninas, Tilantongo.

Casi un 80% de las mujeres que fueron electas han logrado soportar el tremendo estrés que esta bomba de responsabilidad, exigencia, juicio y trabajo representa, y están, el día de hoy, en su tercer año de gobierno. Para mantenerse en el cargo han sido fundamental el apoyo moral de algunos miembros de su familia, y las tácticas que han desarrollado para sobrellevar las duras actitudes de sus esposos y compañeros de trabajo, incluso haciéndolos cambiar sus opiniones negativas sobre la participación de mujeres en política.

Una estrategia que les ha funcionado ha sido apoyarse entre ellas. Algunas han logrado hacer un trabajo conjunto que va más allá de sus funciones. “Hemos hecho muy buen equipo las mujeres en el municipio, o sea, actividad que nos pongan, vemos cómo la sacamos adelante, sea médica, sea educativa; hasta para limpiar nos organizamos y lo sacamos adelante”.

Con el afán de hacerse fuertes entre mujeres y compartir experiencias, propuestas, y buscar soluciones conjuntas se ha empezado a conformar una red de mujeres autoridades en la microrregión.

El monstruo que enfrentan es grande. El derecho a la participación política es una de las puntas de una muy enredada madeja. Es parte de una lucha por un cambio de mentalidades y roles de género, la cual tiene  una larga historia. Lo que anhelan es: “En primer lugar que se quiten el estigma de que somos mujeres y sólo servimos para la crianza de los hijos, para el hogar, para atender al marido. Hombres y mujeres valemos lo mismo y tenemos las mismas capacidades para hacer muchas cosas. Todos somos seres humanos que nos debemos de apoyar, compartir y hacer equipo.” •


Nota: Este artículo se escribe a partir de lo compartido en entrevistas y encuentros realizados durante 2018 y 2019 en dicha zona. Para conocer más sobre el caso de voz de las protagonistas puede consultarse el video “El dilema de ser mujer autoridad en la Mixteca”, disponible en YouTube.

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