Claudia Sheinbaum: humo y futuro// Fría tecnocracia // Gobernadores ineficaces // La Corte y las remuneraciones
la hora de teclear la presente columna (alrededor de las siete de la noche del lunes) no se había producido ninguna acción del gobierno de la Ciudad de México que pareciera cercana a lo que un buen número de pobladores de esa zona metropolitana hubieran esperado, en proporción con la crisis ambiental generada por incendios provocadores de un humo (además de otros factores, como la levedad del viento) que invadió a la urbe y la puso en una franja de medición oficial (con todo lo que históricamente han merecido de dudas las mediciones oficiales en México) colindante con la contingencia ambiental y los graves daños de salud.
Es evidente que la jefa de Gobierno capitalino, Claudia Sheinbaum, no es responsable de los factores que han causado esta crisis citadina, como también es cierto que Miguel de la Madrid no fue el responsable del sismo de 1985 ante el cual el Presidente de la República fue política y socialmente distante e inefectivo. Pero, al igual que lo sucedido con aquel mandatario priísta, la frialdad y el silencio políticos de la máxima autoridad del ramo resultan lesivos para una sociedad necesitada de atención y ayuda reales.
En cambio, ayer, en una desangelada conferencia de prensa, la gobernadora de la Ciudad de México y un subsecretario federal del medio ambiente describieron las causas más que sabidas del problema, anunciaron comisiones de estudio y eventuales alertas restrictivas, mientras en lo inmediato sólo quedaban los boletines oficiales con remedios casi familiares (poner trapos mojados en puertas y ventanas), consejos de cajón (no hacer ejercicio al aire libre), medidas evidentemente obligadas (suspender actividades físicas de escolares en patios y lugares abiertos) y proyectos a futuro de mejoría de una normatividad y operación en temas ambientales que un gobierno de cambio ya debía tener en marcha ante una crisis ampliamente advertida por especialistas desde meses atrás. Sobre todo si se toma en cuenta que la propia Sheinbaum fue secretaria del medio ambiente en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en la capital del país.
Pero Sheinbaum parece estar jugando sus cartas políticas de futuro en los casilleros de la inmovilidad o de la rodada suavecita, que no levante olas. A diferencia de lo que hace el hiperactivo Presidente de la República, ella se mueve en un segundo plano, discreta, como si buscara, por encima de todo, no contrastar su figura con la del tabasqueño todopoderoso. Rodeada de un equipo en el que sobresalen los perfiles técnicos (como su secretaria del medio ambiente, Marina Robles García, y su secretario de movilidad, Andrés Lajous), es la imagen de la tecnocracia frente a la efervescencia política del máximo jefe, López Obrador. Y, en esa apuesta al futuro, los problemas de la Ciudad de México se eluden, se programan
para posteriores revisiones. Tales son los aires políticos y tecnocráticos en la capital del país que en estos días ha sumado males a su cuenta crónica.
En otras partes del país se viven escenarios similares: gobernadores de los estados sin recursos suficientes para enfrentar el fenómeno generalizado de los incendios y, desde luego, sin programas ambientales realmente eficaces. En términos generales, en el país se vive una crisis de capacidades políticas en los cuadros gobernantes provenientes del pasado político, con la aplastante mayoría de ellos (¿cuál no?) dedicados a consumir tanto el calendario para el que fueron designados como los presupuestos públicos que están a su disposición.
Hoy habrá de resolverse el diferendo jurídico relacionado con las remuneraciones en el servicio público que no deben rebasar el máximo correspondiente al Presidente de la República. Ayer, ante un proyecto de resolución que va en contra de la política lopezobradorista de austeridad, tres ministros advirtieron que votarán a favor de que se mantenga dicha austeridad salarial: dos de ellos han llegado en tiempos de la 4T, Arturo Zaldívar (ministro presidente) y Yasmín Esquivel Mossa.
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