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Alarmante situación con teherán: analistas

Trump felicita a gobernante húngaro por su tremenda labor antimigrante

Podríamos estar ante el Ejecutivo más autoritario en la historia de Estados Unidos: Carl Bernstein

Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 14 de mayo de 2019, p. 25

Nueva York. Donald Trump dio ayer una cariñosa bienvenida a otro presidente acusado de autoritarismo y xenofobia, después de un fin de semana en que se la pasó despotricando contra las investigaciones en su contra (hay alrededor de 29), atacando a demócratas y provocando un desplome dramático en la Bolsa de Valores por su guerra comercial contra China, mientras sigue jugando con una guerra militar contra Irán. O sea, otro día normal en Washington.

Al recibir al primer ministro húngaro, Viktor Orban, en la Casa Blanca, Trump elogió su tremenda labor, que incluye sus políticas antimigrantes, al comentar que probablemente son, como las mías, un poco controvertidas, pero eso está bien. Tú has hecho un buen trabajo y has mantenido seguro a tu país. Ambos mandatarios coincidieron en la defensa y el apoyo de comunidades cristianas en el mundo.

Legisladores, defensores de derechos humanos y comentaristas consideraron esta visita un ejemplo más de cómo esta Casa Blanca sigue ponderando las relaciones con gobiernos autoritarios como Arabia Saudita y Brasil. En una carta dirigida a Trump legisladores demócratas solicitaron que se cancele la visita, denunciaron las políticas antidemocráticas de Orban, como su promoción de la xenofobia y el antisemitismo, así como la supresión de libertades civiles y de prensa.

Como resultado de la guerra comercial que Trump desató contra China el pasado viernes, la Bolsa de Valores sufrió su peor día en cuatro meses. Aunque el presidente aseguró que sus aranceles castigarán sólo a China, economistas señalaron que los consumidores y empresas estadunidenses que dependen del comercio con el gigante asiático también pagarán el costo, algo que finalmente tuvo que admitir el propio asesor económico del presidente Larry Kudlow, contradiciendo a su jefe. Esto obviamente irritó a Trump, y ayer, en un tuit, insistió, falsamente, en que serían los chinos y no los estadunidenses quienes pagarían la cuenta de su política.

El tuiteadeor en jefe, según el conteo de un analista de CNN emitió 35 tuits entre el sábado por la mañana y ayer, sin contar 62 retuits, incluyendo algunos de él mismo, y que emitió en apenas una hora el sábado, la mayoría de ellos, 15, enfocados en la ya concluida investigación del fiscal especial Robert Mueller, lo que evidencia la obsesión presidencial con el asunto, a pesar de intentos de sus estrategas de declarar que ese tema ya está cerrado.

Tal vez la razón es que hay en curso por lo menos 29 investigaciones relacionadas con Trump: 10 pesquisas criminales federales, ocho estatales y locales y 11 legislativas, según el New York Times.

Entre los tuits más peligrosos había uno contra la representante demócrata (y musulmana) Rashida Tlaib, sumándose al coro de políticos republicanos que calificaron de antisemitas sus comentarios en una entrevista en la que ésta habló de la ironía de que sus ancestros brindaron, aunque a la fuerza, refugio a los judíos después del Holocausto europeo. Trump la acusó de odio tremendo hacia Israel y el pueblo judío (algo que críticos señalaron que son dos cosas diferentes). Ella respondió que esas acusaciones son falsas y que el presidente una vez más está usando su plataforma para incitar el odio y violencia basado en mentiras.

No es la primera vez que Trump emite o respalda ataques contra opositores y críticos; recientemente hizo algo parecido con la representante musulmana Ilhan Omar, lo cual generó una ola de mensajes de odio y hasta amenazas de muerte contra la legisladora.

Al mismo tiempo, las señales de un crecimiento del conflicto con Irán están generando preocupación entre analistas sobre la creciente posibilidad de una guerra con ese país. Algunos recuerdan que John Bolton, asesor de Seguridad Nacional, aun antes de sumarse al régimen de Trump, ya había declarado públicamente que favorecía no sólo abandonar el acuerdo nuclear con Irán –el cual fue anulado por Trump hace un año–, sino bombardear a esa nación.

Por otro lado, Carl Bernstein, el famoso periodista del Watergate, comentó que “es obvio para cualquier observador, cualquiera que ve los hechos (…) que estamos en medio de un encubrimiento al presidente, asistido y facilitado por el procurador general de Estados Unidos”. Calificó a Trump de ser, tal vez, el mandatario más autoritario en la historia de este país.