El número de menores migrantes acompañados y no acompañados que cruzan la frontera sur de manera irregular se ha incrementado de manera muy importante en lo que va del año, reportó el Instituto Nacional de Migración (INM).

Estadísticas recientes muestran que de enero a abril de este año fueron presentados ante la autoridad migratoria 15 mil 497 niños y adolescentes, cifra que contrasta con los 9 mil 926 de los primeros cuatro meses de 2018.

El informe del INM da cuenta de que las cifras se han disparado, ya que mientras en enero de este año se presentaron ante autoridades migratorias 2 mil 32 menores que ingresaron por la frontera sur, en febrero la cifra ascendió a 2 mil 746, subió a 3 mil 700 en marzo, y para abril se elevó a 6 mil 842 el total de niños y adolescentes que ingresaron de manera irregular al país con rumbo a Estados Unidos,

De hecho, una tercera parte del flujo irregular que ingresa por la frontera sur es de niños y niñas, y la mayoría provienen de Honduras.

De los 6 mil 842 menores acompañados y no acompañados que fueron presentados ante el INM, 57 por ciento provenía de Honduras, 29 de Guatemala, 9 de El Salvador y 5 por ciento de otras naciones.

En cambio, en abril de 2018, cuando se presentaron ante el INM 2 mil 596 niños y adolescentes, 48 por ciento eran originarios de Guatemala y 41 por ciento de Honduras. Entre enero y abril de este año, la mayoría son hondureños, lo que tiene que ver con las caravanas de migrantes provenientes de Centroamérica que han cruzado territorio nacional con rumbo a Estados Unidos.

En el reporte, que el INM hizo público ayer, se señala que la participación de niñas y niños en la movilidad irregular es un rubro de la mayor prioridad de atención para los países de origen, para la política migratoria mexicana y para Estados Unidos como país de destino.

De acuerdo con información del instituto, en el caso de menores –de cero a 17 años– en situación irregular, se notifica al consulado de sus países con la finalidad de iniciar el proceso jurídico que casi siempre termina con su deportación junto con su familia.

Para los niños que viajan solos hay un protocolo especial para protegerlos.