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Innovadora técnica de estimulación cerebral profunda promete curar a adictos

Expertos chinos implantan electrodos; la dependencia queda apagada mediante un interruptor

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▲ Cerebro de un adicto a las metanfetaminas, que recibe la terapia en el hospital Ruijin. Abajo, los médicos observan el órgano en una computadora.Foto Ap
 
Periódico La Jornada
Jueves 9 de mayo de 2019, p. 2

Shanghái. Un equipo de médicos en China ensaya un tratamiento innovador que involucra la inserción de electrodos en el cerebro a fin de curar a los drogadictos. La esperanza es que con esa tecnología la adicción quede, literalmente, apagada mediante un interruptor.

El tratamiento, llamado estimulación cerebral profunda, se ha usado desde hace años para curar males neurológicos como el de Parkinson. Ahora, los primeros ensayos del tratamiento contra la adicción a las metanfetaminas se realizan en el Hospital Ruijin de Shanghái, junto con experimentos paralelos contra la dependencia a los opioides.

El tratamiento involucra una operación en que se implantan electrodos en el cerebro al paciente, los cuales actúan como una especie de marcapasos que estimulan las áreas señaladas.

El uso de la estimulación cerebral para combatir la drogadicción ha tropezado con obstáculos en Occidente, pero China parece estar perfilándose como el nuevo centro mundial para esos tratamientos.

Los científicos en Europa han tenido problemas en reclutar a drogadictos para sus experimentos, y en Estados Unidos los dilemas éticos, sociales y científicos han entorpecido la introducción del procedimiento, más aun cuando allí los implantes cuestan 100 mil dólares cada uno.

China tiene un largo historial de aplicar la cirugía cerebral para curar la drogadicción, pero a la vez ello le ha valido controversias costosas. Incluso hoy día, el país asiático tiene leyes contra el uso de drogas que obligan al acusado a pasar años bajo tratamiento forzado o lo sentencian a campamentos de trabajo para su rehabilitación.

Sin embargo, lo cierto es que China tiene gran cantidad de pacientes, un financiamiento público abundante y ambiciosas empresas médicas dispuestas a pagar por estudios sobre estimulación cerebral.

En el mundo hay ocho sitios oficialmente registrados para combatir la drogadicción con la estimulación cerebral, según los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos. Seis están en China.

Sin embargo, la magnitud y el sufrimiento humano provocado por la epidemia de los opioides podría llevar a las autoridades de salud estadunidenses a cambiar de opinión y la cirugía experimental que se practica en China está en camino en Norteamérica: en febrero la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos aprobó un experimento en Virginia Occidental.

Tratamientos riesgosos

En China antes se hacían extirpaciones cerebrales. Las familias de adictos a la heroína estaban tan desesperadas que pagaban miles de dólares por cirugías riesgosas y dudosas en las que los médicos perforaban el cerebro y extirpaban o malograban tejidos cerebrales. Tales operaciones beneficiaron económicamente a algunos hospitales, pero también dejaron un sinnúmero de personas con trastornos emocionales, memorias atrofiadas y erráticos impulsos sexuales.

En 2004, el Ministerio de Salud de China ordenó cesar esas cirugías. Nueve años después, expertos en el hospital militar de Xi’an reportaron que la mitad de los mil 167 pacientes que se habían sometido a la extirpación cerebral habían durado cinco años o más libres de drogas.

La estimulación cerebral tiene sus raíces en esas experiencias, pero a diferencia de la extirpación, que atrofia irreversiblemente algunas células, los electrodos causan efectos que son, al menos en teoría, reversibles. La tecnología ha despertado una nueva ola de experimentación a escala global.

Como médicos, siempre tenemos que pensar en el paciente, declaró Sun Bomin, director del departamento de neurocirugía del Hospital de Ruijin. “Son seres humanos. Uno no puede decirles: ‘véte, aquí no tenemos nada para ayudarte’”.