La violencia cambió el sentido y la manera de escribir crónica en el país, según la escritora Sara Sefchovich, quien el sábado presentó su libro Vida y milagros de la crónica en México, como parte de las actividades de la Fiesta del Libro y la Rosa, organizada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Acompañada en el acto por la también escritora Ana García Bergua, la ensayista, periodista y catedrática universitaria explicó que en la actualidad los cronistas han abandonado las historias de cómo vivimos, qué hacemos, quién sale a marchar, qué pasa en un estadio o en el Día de las Madres y lo único que les interesa retratar es la violencia.

Algunos regodeándose mucho en los hechos de sangre y cambiando por completo la idea original de la crónica, que era que uno podía, como autor, formar parte de lo que se estaba cronicando o por lo menos ser testigo. Hoy ninguno de los cronistas puede hacer eso: el que es testigo ahí se queda, sostuvo.

Es una diferencia fundamental para lo que fue la crónica durante cinco siglos, esa mirada que ha de ser desde fuera, a partir de lo que otros cuentan, quien sea, y es ésta la crónica que terminó con toda una tradición y la que se está haciendo hoy en México.

De acuerdo con Sara Sefchovich, la crónica vive hoy día un gran momento en el país, si bien ha sido un género muy cercano al interés y el gusto de la gente desde siempre.

Está muy de moda, por decirlo de alguna manera, lo ha estado siempre en México, pero hoy ya se ha convertido en libros, es una preocupación de la gente que estudia literatura, cosa que antes no era; fue un género muy menor, muy abandonado, muy poco considerado porque estaba perdido en los periódicos o en las revistas.

Explicó que Vida y milagros de la crónica en México (Océano) es resultado de darse cuenta de que la crónica empezaba a ser importante, a ser estudiada, a ser interesante, y no había ningún libro que dijera más o menos a fondo cómo había sido su historia en el país.

Lo anterior, precisó, no obstante de que el nuestro es el país donde mejor y más se ha desarrollado el género: La hay en América Latina, muy buena, por supuesto, pero México es excepcional para eso. Lo que tenemos son antologías con un prólogo en el que no se nos explica qué es la crónica, sino que básicamente se dan ejemplos.

Precisó que con el citado libro buscó, en primer lugar, tratar de definir un género que no ha podido ser definido; segundo, preguntarse por qué se escribe y se lee ese género tanto en México, y tercero, hacer una historia de lo que ha pasado y cuáles han sido los cambios que ha experimentado.

Detalló que no es la misma la crónica que se escribió a la llegada de los conquistadores españoles que la del Virreinato o la del siglo XIX, en especial después de la Independencia, cuando los liberales decidieron que al que hay que enseñar es a ese pueblo al que en la época colonial nadie hizo caso y a nadie importó.