Los tres kilómetros más peligrosos de la avenida Paseo de la Reforma son justamente de la calle Lieja a la Fuente de Petróleos, donde se proyecta hacer el nuevo tramo de ciclovía; sin embargo, esto no cambiara sin una cultura vial, señalaron usuarios de la vialidad. Con la ampliación de la ruta, peatones y conductores esperan acaben las reyertas y los riesgos que hay para transeúntes y ciclistas.

Durante un recorrido los peatones narraron los diversos conflictos que tienen al caminar porque los ciclistas usan las banquetas y son muy imprudentes. Marina Flores consideró que antes de adecuar espacios lo que necesitamos es educación vial.

Pepper Espín coincidió con la joven actriz y añadió que las autoridades también deben invertir en educar a los ciudadanos y hacer los proyectos sin eliminar áreas verdes, que es a lo que se debe dar prioridad en una ciudad como esta.

Otros entrevistados relataron las disputas por el paso, que se da por igual entre conductores de transporte público, particular, ciclistas, usuarios de monopatines sin anclaje y peatones. Lo menos que ocurre, expresaron, es una mentada de madre, pero ha habido pleitos entre automovilistas y ciclistas o éstos con los peatones porque circulan sobre las banquetas.

Paula Jiménez, comerciante de la zona, platicó que los enfrentamientos entre ciclistas y conductores son constantes a lo largo del día: El caso más grave fue la muerte de una joven que fue arrollada por un autobús a la altura de Gandhi hace un par de años.

Actualmente la parte central del camellón donde se proyectó la ciclovía no es usada porque es de terracería, arena, además de tramos con grava que dificultan el caminar y circular de las bicicletas o monopatines sin anclaje.

Juan Carlos Vargas, que recorre en promedio 50 kilómetros diarios, por el traslado que realiza de su casa al trabajo, comentó que en una ocasión al circular por el camellón su bicicleta derrapó por el piso inestable, porque además la grava complica el avance.

Reconoció que es peligroso compartir un carril con el Metrobús y otros camiones, los más peligrosos son los autobuses porque pasan sobre ti sin importar que te puedan atropellar. A veces van tan rápido que muchos se salen del carril, pero se enfrentan con los automovilistas o peatones y también cuando se suben a la banqueta.

Ana Laura Madrid y Óscar Paredes, ciclistas, reconocieron que la medida planeada es buena para que se eviten riesgos; sin embargo, señalaron que es necesario que sea un proyecto integral que ayude a toda la ciudad porque para la pareja que utiliza como medio de transporte la bicicleta es muy difícil la movilidad ante una falta de cultura vial.