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Cárteles rivales se diputan el control de Minatitlán
 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de abril de 2019, p. 11

Minatitlán, una de las zonas más importantes del país en materia de hidrocarburos, es golpeada por la ola de violencia que genera la disputa entre el cártel Jalisco Nueva Generación y Los Zetas.

Además de la venta de droga, el control por los ductos son las principales causas de la lucha entre ambas organizaciones. De acuerdo con autoridades, del lado de Jalisco Nueva Generación identifican a Tomás Alvarado Chávez y José Sánchez El Comandante, como los líderes regional y estatal, respectivamente.

José Sánchez es un ex agente de la fiscalía de Veracruz que inició con Los Zetas y después pasó a formar parte del cártel Jalisco Nueva Generación, por lo que el gobierno estatal lo puso en una lista de los más buscados.

Mientras que Sergio Calderón Quintanilla El Cursi, por quien el gobierno de Veracruz también ofrece una recompensa desde el año pasado, es identificado como líder de Los Zetas.

La fiscalía del estado continúa con la investigación por el homicidio de 13 personas el viernes pasado cuando un grupo armado irrumpió en una fiesta; aunque no se ha determinado quién disparó, la pesquisa apunta a esas dos organizaciones.

Veracruz fue por años uno de los bastiones de la organización criminal de Los Zetas; sin embargo, durante el mandato de Javier Duarte de Ochoa el cártel Jalisco Nueva Generación penetró la entidad.

Duarte comenzó a gobernar a partir de diciembre de 2010; en su primer año como gobernador, la organización de Nemesio Oseguera comenzó a pelear la plaza, principalmente para tener el control del puerto. Poco a poco intentaron desplazar a Los Zetas y con ello comenzó el aumento de la violencia.

Primeras matanzas, desde 2011

El 20 de septiembre de 2011 fueron ejecutadas 35 personas cuyos cuerpos fueron abandonados en plena luz del día en una plaza principal de Boca del Río; se trataba de zetas ultimados por Jalisco Nueva Generación.

La organización de Los Zetas comenzó a fracturarse pero los remanentes continuaron la lucha por la plaza y las disputas se convirtieron más sangrientas; a la par incursionaron en otros actos delictivos como el robo de hidrocarburos, secuestros y cobro de piso.