Lunes 22 de abril de 2019, p. 31
En las décadas pasadas se ha registrado un declive muy preocupante
en la población de especies de anfibios del planeta, según un estudio internacional elaborado por 38 científicos, en el cual, además, se identificó al hongo Batrachochytrium dendrobatidis como causante del descenso de estos vertebrados, lo que podría afectar el equilibrio de la biodiversidad a corto plazo.
Sean Michael Rovito, de la Unidad de Genómica Avanzada (UGA) del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (Langebio), y uno de los investigadores que participó en el estudio, señaló que actualmente existen unas 8 mil especies de anfibios en todo el mundo, y que el patógeno identificado ha impactado gravemente algunas.
En entrevista, Rovito indicó que la investigación –publicada en la revista Science– cita a Mesoamérica, algunas partes de Sudamérica y Australia como las regiones con el mayor descenso de anfibios, hecho que podría afectar la producción de cultivos y al ser humano con la aparición de plagas, pues las ranas, sapos y salamandras, entre otros, sirven al ecosistema, al alimentarse de cantidades enormes de mosquitos.
Explicó que a pesar de que desde las décadas de los 70 u 80 ya se hablaba de una reducción de la población global de anfibios, el reciente estudio confirmó científicamente ese declive, pero también su causa, con la presencia de un patógeno que hace más gruesa la epidermis de estos animales, interfiriendo así en el intercambio de oxígeno y agua a través de la piel, pues mediante ella estas especies respiran y se hidratan.
Descubrimientos previos
Asimismo, el investigador de la UGA-Langebio, perteneciente a la unidad Irapuato del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), dijo desconocer si este hongo estuvo presente aun antes de esos años.
Sin embargo, precisó, después de su descubrimiento, en 1998 en Panamá, algunos de sus colaboradores desarrollaron también una manera de detectarlo en especímenes de décadas pasadas.
Así que, aunque no conocimos el hongo en su momento, ya podemos regresar a la colección de anfibios y reptiles que hay, por ejemplo en la UNAM, para ver si en décadas pasadas estuvo presente. Estos estudios nos han dicho con algo de certeza que este patógeno no estuvo hasta los años 60 o 70 cuando llegó y, como patógeno oportunista, de la misma forma que la viruela que trajeron los europeos cuando conquistaron México, llegó a poblaciones que no tenían resistencia, por eso su gran impacto aquí
, agregó.
Rovito, uno investigadores que más sabe en el mundo sobre salamandras, señaló que hay estudios genómicos que permiten identificar que dicho patógeno proviene del este de Asia y se piensa que los anfibios de esa región coevolucionaron con el hongo, pues han mostrado gran capacidad para resistirlo.
De sus trabajos actuales, Rovito informó que su grupo estudia los microorganismos que viven en la piel de las salamandras, a fin de identificar alguna que efectivamente proporcione una defensa contra ese hongo patógeno, para poder usarla en estrategias de conservación.