Si bien ha habido acercamientos en las posiciones del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (Situam) y la administración de la casa de estudios en las negociaciones acerca del cumplimiento del contrato colectivo de trabajo –uno de los motivos por los que estalló la huelga hace 78 días–, en cuanto a la demanda de aumento salarial –segunda razón del paro– no hay visos de que las partes cambien su postura. Las negociaciones se retomarán el lunes.

El Situam, de acuerdo con el Comité de Huelga, ratificará su demanda de aumento salarial de 20 por ciento. El secretario general del sindicato, Jorge Dorantes Silva, señaló que sólo hace falta voluntad política de parte de ellos y resolver el conflicto.

En tanto, las autoridades han rei-terado que la UAM no cuenta con recursos para ofrecer un aumento mayor al que han propuesto al sindicato desde antes del inicio de la huelga el primero de febrero: 3.35 por ciento para todo el personal y 3 por ciento de ajuste al tabulador de los trabajadores administrativos de base y académicos de medio tiempo y tiempo parcial.

El sindicato convocó a las autoridades universitarias a retomar las negociaciones a las 10 horas del lunes y espera respuesta de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social para que fijen el lugar de las negociaciones.

Este fin de semana, el sindicato preparó una respuesta a las propuestas más recientes de la rectoría. El dirigente sindical consideró que la representación patronal solicitará un receso para analizar el documento y lo más seguro es que lo rechazará con el argumento de que carecen de recursos económicos para otorgar un incremento a los trabajadores académicos y administrativos, como ocurrió en las últimas reuniones.

La comisión negociadora, dijo, elabora un texto lo más claro posible para que la patronal la comprenda y vea que sí hay de dónde sacar recursos para resarcir la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores de la UAM.

Ayer, integrantes del Situam tomaron las casetas de salida de la Ciudad de México a Querétaro, Puebla y Cuernavaca, y permitieron el libre paso de los automovilistas. Algunos les daban 10 o 20 pesos al cruzar donde no pagaban el peaje. Pero por ratos algunos trabajadores exigían a los conductores una cooperación de 50 pesos para dejarlos pasar.