Es el kilómetro cero de Francia
Martes 16 de abril de 2019, p. 8
París. La catedral de Notre Dame, devastada ayer por un incendio, es un monumento que ha sido celebrado y menospreciado a lo largo de la historia de Francia, explica la investigadora Claude Gauvard, especialista de la Edad Media y autora de un libro sobre esta obra maestra del Gótico.
–¿Qué representa Notre Dame de París en la historia de Francia?
–Es un símbolo de París, un símbolo de paz, de unión y de concordia, en el cual se han celebrado tedeums a través de los siglos, y que ocupa un lugar excepcional en el corazón de la ciudad. La plaza de la catedral es el kilómetro cero de Francia.
“Para mí, es quizá una de las catedrales más equilibradas, simbolizando a la vez el trabajo de los artistas y el de los hombres que la construyeron, pero a través del tiempo fue a la vez querida y mal querida.
–¿Por qué cree que este monumento emblemático de París y de Francia ha sido en parte menospreciado?
–Notre Dame de París es muy querida por los franceses y los extranjeros que la visitan por millones cada año, pero ellos entran y salen, creo, sin haber comprendido lo que es esta catedral.
“El Renacimiento y el siglo XVIII la mutilaron, por ejemplo, ¡no se dudó en cortar el tímpano del portal central para hacer pasar el dosel del rey! Fue todo el trabajo del siglo XIX, con [los escritores] Prosper Mérimée y Victor Hugo, y [los arquitectos] Viollet-le-Duc y [Jean-Baptiste-Antoine] Lassus, lo que permitió volver a colocar en su sitio al arte gótico.
Pienso que no se invirtieron los medios necesarios para mantenerla. Los trabajos en curso finalmente fueron iniciados, y ya era hora, pero quizás incluso un poco tarde. Subí a ver al pie de la aguja [antes del inicio de los trabajos] y había piedras sueltas, sostenidas por una rejilla para evitar que cayeran.
–¿Ha conocido catástrofes similares? ¿Se podrá recuperar?
–Que la aguja se haya caído no es tan grave, porque se reconstruirá gracias a los planos de Viollet-le-Duc, que respeto mucho porque sin él la catedral no estaría más ahí. Fue él quien reconstruyó la aguja, porque se había desmoronado en 1792, en un evento sin relación con la Revolución Francesa.
“Pero no tendremos más la foret (el bosque), ese magnífico armazón de madera que sostenía el tejado. Y lo que temo es que el fuego afecte al coro.
“El problema de Notre Dame es que abarca varias jurisdicciones: el arzobispado, la ciudad de París, los monumentos históricos... Lo que hace de su mantenimiento algo aún más complicado.
Espero que haya una campaña nacional, incluso internacional, para financiar las obras, porque va a ser muy caro.