Viernes 12 de abril de 2019, p. 37
Ciudad del Vaticano. Los escándalos de pederastia del clero son resultado de la revolución sexual que surgió en la década de los años 60 y el hundimiento de la fe en Occidente, afirma Benedicto XVI en un análisis publicado ayer.
En este largo texto publicado en Klerusblatt, mensual bávaro destinado al clero, quien renunció hace seis años, decidió salir de su silencio cuando la Iglesia católica está en la mira de severas críticas por la revelación de escándalos sórdidos en Estados Unidos, Chile, Australia y Europa.
Pero algunos teólogos reaccionaron el jueves en las redes sociales al considerar molesto
el análisis del antiguo pontífice de 91 años, quien vive recluido en un pequeño monasterio de la Ciudad del Vaticano.
Benedicto XVI explica que la revolución de 1968 abogó por una libertad sexual
sin normas
, que hacía de la pederastia algo permitido y apropiado
.
Siempre me pregunté como los jóvenes podían en esta situación ir hacia el sacerdocio
, subraya, al referirse al amplio hundimiento
de la vocación sacerdotal ocurrida en los años siguientes.
Basó sus dichos en ejemplos de su Alemania natal y cuenta la manera como el radicalismo sin precedente de los años 60
afectó la formación de los futuros sacerdotes en los seminarios
Camarillas homosexuales se desarrollaron en diferentes seminarios, actuando más o menos abiertamente
, recuerda. Y un obispo decidió mostrar películas pornográficas a los seminaristas con la idea de hacerlos más resistentes a los comportamientos contrarios a la fe
.
Joseph Aloisius Ratzinger constata con amargura una sociedad occidental donde Dios desapareció del espacio público
y donde la Iglesia es percibida como “una especie de aparato político.
¿Por qué la pederastia tomó tales proporciones? Al final eso se explica por la ausencia de Dios
, convertido en una preocupación de orden privado de una minoría
de creyentes, escribe.
En la segunda mitad de la década de los años 80 el asunto de la pederastia se volvió de actualidad para la Iglesia, especialmente en Estados Unidos, y condujo progresivamente al rexamen de la ley penal del derecho canónico y a la aplicación de condenas al clero tras procesos.
La Iglesia se dio cuenta que los crímenes de sus miembros dañaba la fe
que debe protegerse, tras haber garantizado de manera excesiva la sola protección de los acusados, difícilmente condenables, subraya Benedicto XVI.
Sus reflexiones se inscriben en el marco de los efectos de la cumbre eclesiástica organizada en febrero por el papa Francisco sobre los abusos sexuales de menores por parte del clero.