erá por el cambio de régimen, pero lo cierto es que –contrario al pasado inmediato– hoy se escuchan airadas protestas y preocupantes señalamientos por el comportamiento económico del país y los recortes en el pronóstico de su crecimiento que, de forma más o menos coincidente, han aplicado los no pocos videntes en estas cuestiones.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) es el organismo especializado de la ONU que –al parecer y por ahora– ha cerrado el ciclo de recortes de la expectativa de crecimiento mexicano en 2019, y el tijeretazo va en línea con los practicados por otras instituciones financieras nacionales e internacionales.

Lo llamativo del recortadero en la proyección de crecimiento y de las advertencias de no pocos organismos, es que tanto la proporción del tijeretazo como los motivos aparentes que lo sustentan resultan más de lo mismo de lo observado en cuando menos los últimos tres sexenios, con la diferencia de que en dicho periodo los reclamos de esas mismas instituciones fueron muchísimo más prudentes que los de ahora.

No hay que desestimar las advertencias y el recorte, pero cuando menos en los gobiernos de Fox, Calderón y Peña Nieto los mismos organismos que hoy ponen el grito en el cielo recurrieron a cualquier cantidad de pretextos para justificar el escuálido comportamiento de la moderna y pujante economía mexicana.

Tanto ahora como en el pasado inmediato los severos problemas de la economía mexicana y su sempiterno estancamiento no resultan coyunturales, sino notoria y peligrosamente estructurales, pero ante tan contundente realidad ninguno de los multicitados organismos nacionales e internacionales (mucho menos el gobierno de nuestro país) se ha dedicado a encontrar, o cuando menos proponer, una ruta de salida que la logre sacar del éter y la conduzca por la senda del crecimiento sostenido y acelerado.

Ayer, la Cepal divulgó sus estimaciones actualizadas para las economías latinoamericanas, y si bien a ninguna de ellas le va muy bien, para el caso mexicano redujo a 1.7 por ciento su pronóstico de crecimiento en el presente año. Con ese elemento a la mano, en la escalera regional el organismo especializado de la ONU coloca a México en el peldaño número 13 de 20 posibles y el 24 de 33 posibles, si se incluyen a las naciones caribeñas.

¡Qué horror!, dirán algunos, pero lo cierto es que, bajo la lupa de la Cepal, la economía mexicana allí ha permanecido por años, con algunas modificaciones a la baja y escasas al alza, y cuando éstas últimas han sucedido no es resultado de un mejor comportamiento de nuestro país, sino por el empeoramiento de otros en la misma región.

Para documentar lo anterior, la propia Cepal aporta la información: en el último año de gobierno de Felipe Calderón la economía mexicana ocupó el escalón número 12 en la escalera latinoamericana; llegó Peña Nieto, y en su primer año en Los Pinos la hundió al peldaño número 17. En 2014 ascendió un par de escalones y en 2015 otro par, al igual que en 2016. Sin embargo, en 2016 cayó tres y uno más en el cierre de administración.

En el último año de gobierno de Peña Nieto la economía se ubicó en el escalón número 15, pero en el primero de López Obrador la Cepal pronostica que ocupará el peldaño número 13 en el contexto latinoamericano.

Lo anterior confirma que la modernidad y fortaleza económica del país solo forma parte del discurso oficial –quien esté en la silla principal es lo de menos–, porque lo cierto es que, de acuerdo con la estadística de la Cepal, México acumula ya muchos años creciendo a un ritmo similar al de las islas caribeñas, de tal suerte que si no se intentan rutas alternativas allí se quedará permanentemente.

Las rebanadas del pastel

Gracias al abyecto presidente ecuatoriano Lenín Moreno, el gobierno gringo, finalmente, logró su objetivo: Julian Assange fue detenido ayer por la policía londinense…en nombre de las autoridades estadunidenses. Ahora más que nunca peligra la vida del fundador de Wikileaks

Twitter: @cafevega

cfvmexico_sa@hotmail.com