Presentan la tercera reimpresión de El joven Marx, los manuscritos de 1844 (Ítaca), obra del filósofo y docente
Miércoles 10 de abril de 2019, p. 5
Una reimpresión, la tercera, de El joven Marx, los manuscritos de 1844 (Ítaca, 2018), de Adolfo Sánchez Vázquez (1915-2011), fue presentada en la Facultad de Filosofía y Letras (FFL) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por cuatro académicos de esa instancia y el editor David Moreno.
Para Moreno la idea central del libro es que Sánchez Vázquez, un hombre de partido, asume su trabajo como ‘‘una intervención en un campo de batalla”. Marxista combativo, comprende su inmensa labor de autor, poeta, escritor, crítico literario, teórico de la estética y docente de la FFL, como una actividad militante. ‘‘Dedicaba su vida a una lucha y Los manuscritos de 1844 fue un escenario privilegiado del campo de batalla en que interviene”, precisó.
El editor recordó que el profesor emérito de la UNAM hizo a lo largo de su vida varias lecturas de Los manuscritos de 1944 –la primera a finales de los años 50 del siglo pasado– y cada una impactó en su trabajo. Al igual que José Revueltas, era una manera de insertarse en ‘‘una corriente que se abre a raíz del vigésimo congreso del Partido Comunista en la ex Unión Soviética, crítica y renovadora”. Es decir, es ‘‘el marxismo marginal que discute con los marxismos oficiales”.
Forjador de críticos
Sánchez Vázquez se percató de que la batalla para desarrollar su concepción del marxismo es compleja en muchos sentidos; uno es el interno. El marxismo que desarrolla el nativo de Algeciras, Cádiz, tiene varias características: por un lado es unitario, por el otro es un pensamiento que se confronta y se posiciona frente a las otras versiones, algo apreciado en el libro.
En la mesa de discusión, moderada por Diana Fuentes, César de Rosas externó que en el texto Sánchez Vázquez quiere diferenciarse de una serie de posiciones que ‘‘podemos resumir en dos grandes bloques: el que ignora la importancia de los manuscritos por razones políticas o por un tipo de cientificismo que sería el caso de Louis Althusser que podemos llamar antihumanismo teórico.
‘‘También se quiere distinguir de otro grupo de posiciones que sólo retoma una versión del humanismo marxiano separada de su carácter revolucionario, que se reconocería como la socialdemocracia, o que señala que únicamente deben pulirse las asperezas del capitalismo, que sería un humanismo de orden burgués, es decir, meramente abstracto en el que no se tocan las condiciones reales que sostienen las injusticias y la desigualdad.”
Sergio Lomelí, por su parte, se centró en la figura de Sánchez Vázquez como profesor de varias generaciones de marxistas críticos, su papel relevante para que se ejerciera un marxismo no cómplice de las formas más institucionales, ortodoxas y oficiales. El ponente destacó que la recuperación de esos manuscritos de Marx como un texto de transición en el que se alcanza a ver ya momentos de economía política que desarrollará después, aunque también el problema de la enajenación que permanecerá a lo largo de su obra.
Según Fernando Huesca, en el texto de Sánchez Vázquez queda muy claro cómo hacia 1844 Marx está en una etapa clave de su formación teórica: en el proceso de arreglar cuentas con la filosofía clásica alemana, con la economía política clásica y de generar una serie de nociones que van a mantenerse en sus obras de madurez, que a final de cuentas dan un legado fuerte para una teoría política radical. Resultó de su interés el trabajo del autor de rastrear genéticamente el surgimiento de estos conceptos a lo largo de la obra de Marx y de nuevo evidenciar su papel emancipatorio en torno a una crítica radical a la sociedad capitalista.