En 2007, La Jornada dio a conocer como primicia el contenido del valioso archivo documental y fotográfico que Frida Kahlo atesoró a lo largo de su vida, destaca Hilda Trujillo, directora de la Casa Azul, al narrar la sorpresa que le causó leer la noticia de la subasta de 78 retratos que el fotógrafo húngaro-estadunidense Nickolas Muray les hizo a la pintora y a Diego Rivera, publicada ayer en este diario.

La venta ocurrirá este viernes en la casa Sotheby’s de Nueva York. El lote incluye algunas de las imágenes de las series captadas por Muray, similares o idénticas a las que forman parte de la colección de 5 mil 387 fotografías, hoy perfectamente catalogadas, que resguarda el museo dedicado a Frida Kahlo en Coyoacán.

El material que se encuentra en México, al cuidado de Trujillo y su equipo de especialistas, incluye cartas de amor que Frida recibió del fotógrafo, quien fuera su amante durante casi una década y quien fotografió a la artista en momentos íntimos y dramáticos.

Sotheby’s tiene unas fotos; el museo Kahlo, otras

La directora de La Casa Azul comparte con La Jornada, en exclusiva, ese material que añade nueva información a la historia que vivieron Frida, Diego y sus amigos artistas con Nickolas Muray (1892-1965).

‘‘Sotheby’s tiene unas fotos, y nosotros tenemos otras distintas, pero son de los mismos días”, ya sea cuando Muray visitó la casa de Coyoacán, captadas en el jardín, o cuando el fotógrafo fue a la playa con Miguel Covarrubias, explica Trujillo.

La colección de fotografías que con tanto cuidado guardó Frida le fueron obsequiadas a ella y/o a Diego por diversos autores, como un gesto de amistad o admiración. Se trata de un acervo, añade Trujillo, ‘‘que cambió la interpretación que se tenía de ella, en lugar de una pintora sufrida, el archivo la transformó en una artista alegre, que amaba y disfrutó la vida.

‘‘Conocer ayer la noticia de la subasta nos implicó un reto intelectual y de investigación pues nos lleva a confirmar pistas, a reforzar otras, a descubrir nuevas.

‘‘Sotheby’s tiene una parte de las fotos que pertenecieron a Muray, nosotros las que él le obsequió a Diego y Frida.”

El equipo de investigadores del museo Kahlo (conformado por Perla Labarthe, Claudia Andrea Romo, Xochiquetzal González, Luanda López y Rafael Rosales) tiene documentado que Muray, nacido en Hungría, de origen judío, fue un excelente esgrimista y grabador. Llegó a vivir a Estados Unidos en 1913, país en el cual radicó el resto de su vida.

En 1923, en Nueva York, conoció al dibujante, caricaturista, artista e investigador mexicano Miguel Covarrubias, con quien trabó una sólida amistad.

Fue Covarrubias quien trajo a Nick –como lo llamaba– a México en mayo 1931 y quien lo presentó a Frida Kahlo. Rivera estaba trabajando en San Francisco.

‘‘Esta ausencia de Diego fue, presumiblemente, lo que facilitó el primer encuentro amoroso entre Kahlo y Muray. La relación romántica entre ellos se extendió por 10 años, la cual estuvo enriquecida por una sincera amistad que nunca cesó.”

Visitas de Nick a México entre 1931 y 1937

Entre 1931 y 1937, Nick visitó México más de una vez, ‘‘aunque no hay evidencia documental certera de estas visitas, se asume que se vio con Frida por lo menos dos veces. En julio de 1937, Muray también comparte con Diego Rivera y saca fotografías de amistosos almuerzos en la Casa Azul, de Frida junto a su esposo Diego, así como de Frida posando sola, en su casa.

‘‘Entre los meses de julio y septiembre de 1938, Nick toma interesantes fotografías del poeta francés André Breton, el pintor mexicano Roberto Montenegro, Diego Rivera y Miguel Covarrubias. Durante esta estadía, Muray hace más fotos de Frida con Diego, así como de ellos tres, en la Casa Azul y en la Casa Estudio de San Ángel Inn.

‘‘En septiembre de 1939, viaja a México por unas pocas semanas a ver a Frida, quien ya está divorciada de Diego. En la Casa Azul, fotografía de nuevo a Frida en múltiples poses y espacios, así como a su mascota venado Granizo y su hermana Cristina con sus hijos Isolda y Antonio.

‘‘En mayo de 1940, Nick viaja nuevamente a México, por algunas semanas. Arija, su hija, iba a llegar poco después, para ser aprendiz en el estudio de Frida y Diego; este viaje de Arija es cancelado por el ambiente hostil en Coyoacán que se genera con el asesinato de Trotski.

‘‘En agosto de 1941, Nick viaja con Arija a México. Nuevas fotografías de Frida, Arija, Diego y amistades nacionales e internacionales de la pareja, son tomadas por Nick en la Casa Azul. Frida le da a Nick su Autorretrato con collar de espinas y colibrí.

‘‘En septiembre de 1941, Arija muere en un hospital de Manhattan, al parecer por haber contraído una infección en Veracruz, lugar que visita contra la voluntad de Nick. Desesperado, Nick pide a Frida que le haga un autorretrato de Arija y le manda a Frida la fotografía de Arija para que Frida pinte esta obra, la cual la artista nunca terminó ni envió a Nickolas.

‘‘En 1951, Nick lleva a su esposa Peggy e hijos a visitar a Frida a la Casa Azul. Como regalo de despedida, Frida le regala a Nick una Naturaleza muerta con Perico. No se volvieron a ver.”

Existe una carta, detalla Hilda Trujillo, en la cual Nick intenta terminar formalmente su relación con Frida, ‘‘tiene fecha del 16 de mayo de 1939. Muray argumenta que él comprende que Frida siempre priorizará a Diego, lo que textualmente deja claro una frase: ‘De nosotros tres, sólo existían ustedes dos. Me lo decían tus lágrimas cuando escuchabas su voz’.

‘‘También le expresa en esa misiva que Nueva York sólo era un sustituto temporal para Frida y que él no podía trasplantar México a Nueva York, por más que quisiera. En otra carta posterior a ésta, escribe Nick a Frida, a quien llamaba ‘darling angel’: ‘siempre seré tu amigo, no importa lo que te pase ni a ti ni a mí. Debes saber que te lo digo de verdad. Mi cariño por ti no terminará nunca’.

‘‘Seguramente al conocerse estos datos, las imágenes que se subastarán este viernes en Nueva York, se cotizarán a un precio más elevado”, concluye la directora de la Casa Azul.