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#MeTooMúsicosMexicanos: violencia de género develada

E

l viernes 22 estalló en redes sociales mexicanas el fenómeno #MeToo (yo también), inspirado en el movimiento estadunidense de mismo nombre, cuando en 2017 mujeres de la industria del cine denunciaron las conductas abusivas del productor Harvey Weinstein. De forma espontánea, se desbordó en México el mismo grito, en principio contra el escritor Herson Barona (quien a decir de sus víctimas, incurrió en violencia física y sicológica, abandono tras embarazo, entre otros) por parte de la feminista Ana González (@anag_g). Tras dicha acusación, el proceder del aludido fue ratificado por al menos 10 mujeres (https://bit.ly/2JKrKsA), lo cual animó a muchas otras a exhibir a sus victimarios. Sin mayor planeación que la humillación soportada y callada, como un llamado de auxilio que parecía mantenerse sofocado por miedo a recibir represalias o ser revictimizadas, la etiqueta #MeTooEscritoresMexicanos se viralizó para denunciar acoso, abuso sexual, aislamiento laboral por razones misóginas, violencia machista, primero por parte del gremio literario, para después extenderse a diferentes áreas a lo largo de la semana: periodistas, músicos, gente de la industria de la música y el cine; publicistas, académicos, entre otros.

Aunque podría no parecer el tema de este espacio (de la misma forma en que la voz popular acalla en la cotidianidad violencias que todos conocemos pero nos hacemos de la vista gorda porque son de ámbito privado), sí lo es, pues la misoginia y violencia hacia las mujeres en México han moldeado las relaciones humanas y de poder que sustentan la estructura sexista de la industria musical local, rasgo reflejado entre otras formas, en mujeres que se ven relegadas como artistas, o que no son tomadas en serio como promotoras, managers o periodistas. En esencia: mujeres que siguen siendo discriminadas. Todo ello sin contar con esos personajes masculinos que, aprovechando su carisma artístico o lugar de poder (acceso a actos, glamour de escenario o de backstage, puestos directivos, etcétera), abusan de otras mujeres, las acosan, las bloquean.

Si bien las voces contrarias han expresado que las redes no son el lugar para denunciar, sino el ministerio público, todas estas acusaciones están hallando lugar en Twitter sobre todo, porque en las instancias legales serían ignoradas o no procederían (quizás a razón de que ocurrieron hace mucho y ya no hay forma de comprobar lo dicho, porque no se incurrió en un delito tipificado como tal pero sí se reconoce como una conducta de abuso por parte de los señalados), y porque visibiliza como no había ocurrido, de forma pública y masiva, el tipo de abusos de los cuales somos víctimas las mujeres en esta escena machista; hace notar el dolor e indignación que pasamos, con la esperanza de que estas denuncias sensibilicen y ayuden a dejar de normalizar la violencia, expresada en casos cotidianos de discriminación (micro-machismos), o en situaciones más graves de agresión física o asaltos sexuales.

De igual forma, este ejercicio está ayudando a alertar a otras mujeres respecto de ciertos hombres y animando a que muchas rompan el miedo y denuncien, pues el silencio carcome, mata y aísla. Ayuda a avergonzar a quienes han abusado, desalienta a quienes ya han abusado o podrían abusar, e inspira a cambiar la mentalidad y los patrones machistas aprendidos. Asimismo, está animando a proceder legalmente, cuando sea posible.

Ha sido sorpresivo encontrar entre los señalados, en cuentas como MeTooPeriodistasMexicanos (https://twitter.com/MeTooPeriodista), MeTooMúsicosMexicanos (https://twitter.com/metoomusicamx), a León Larregui (Zoé), Joaquín Pavia Wakks (manager de Mon Laferte, titular de la agencia Los Manejadores), Luis Fara de Quiero Club, Gastón Espinosa (Lng/Sht), Jinmy Vitte (Los Negretes, de los más mencionados), Iván Almanza de Apolo, Víctor Cintra de Agrupación Cariño, Julio Cárdenas de Belafonte Sensacional (ya fue expulsado); comunicadores como Evaristo Corona El Golfo (quien ya reconoció de forma honorable su proceder y confía en cambiar) o el ex director de la revista La Mosca, Hugo García Michel: en periodismo musical, es quien tiene mayor número de denuncias, incluyendo una de quien esto escribe (checar el timeline de la cuenta @patipenaloza).

¿Es preciso creer en todas estas acusaciones? De entrada existe la consigna de creer en todas: #YoTeCreo. Y estoy de acuerdo. Sin embargo, salvo que sea punible judicialmente, lo prudente será tomar esto más como un ejercicio de focos rojos. No como un linchamiento, sino como una mirada al futuro: tener cuidado con ciertas personas, esperar que esto desaliente a los abusadores o los haga cambiar. Es un: si el río suena, es que agua lleva, sobre todo en los casos donde los nombres y patrones de conducta se repiten más de una vez.

Sirva este momento de visibilización, como uno muy importante para seguir construyendo un cambio social tan necesario como lo es el poner un alto a la violencia de género.

Twitter: patipenaloza