La titular de la Secretaría de Gobernación (SG), Olga Sánchez Cordero, señaló que la única opción para reabrir las indagatorias por el asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta, quien fue candidato del PRI a la Presidencia de la República, es que se presenten pruebas supervenientes (elementos que ocurren con posterioridad a la fecha de demanda y excepciones de los hechos juzgados).

Lo anterior, luego de que por la mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador dejó abierta la posibilidad de retomar las indagatorias, a propósito de la carta que le enviaron los papás de Mario Aburto, presunto autor material del crimen, en la cual le piden reabrir las investigaciones con el argumento de que su hijo fue declarado culpable sin pruebas contundentes.

Durante su conferencia matutina, el Presidente fue consultado sobre dicha carta, la cual dijo que ya leyó y remitió a la SG para que proceda lo conducente de acuerdo con la ley.

Se pronunció por agotar todas las posibilidades de investigación y no cerrar el caso, así como hechos similares.

Tras considerar deleznable el asesinato de Colosio, insistió en que no porque pase el tiempo ya deben olvidarse estos casos y tener la postura de exigir el esclarecimiento de los hechos. No sólo los familiares (de los involucrados), sino todos los mexicanos tenemos que pedir que estas cosas se aclaren. Y en lo que corresponde a nosotros como autoridad, ver qué procede legalmente, pero no dar carpetazo a ninguno de estos asuntos.

Más tarde, en entrevista tras su participación en la presentación del Sistema Nacional de Información sobre Discriminación, la titular de la SG remarcó que la petición de la familia de Mario Aburto no basta para reabrir el caso.

Dijo que la única rendija para que eso pase es que se presentaran pruebas supervenientes, lo que hasta ahora no ha ocurrido.

Recordó que el último fiscal del caso fue el hoy presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González Pérez, con quien dialogó hace unos días y le dio una serie de elementos que muestran que en su momento se realizó una investigación científica de altísimo nivel que incluso contó con el apoyo de institutos de la Universidad Nacional Autónoma de México, la cual concluyó en que Aburto Martínez fue el asesino y lo hizo en solitario.