Saber cuidar
uelen invocarse los cuidados paliativos –paliar o disminuir al máximo el dolor y estrés en pacientes terminales– para espantar al fantasma de la eutanasia, considerada todavía como una forma de asesinato más que como sentido responsable de vida. Sin embargo, el equipo multidisciplinario de médicos, enfermería especializada y otros profesionales requeridos hacen dificultosa y cara esa alternativa, fomentada aunque no apoyada por el sistema de salud.
A partir de su vasta experiencia, el doctor Federico Rebolledo Mota sugiere lineamientos de asistencia paliativa
, no por sensatos menos complicados, en áreas fundamentales como Alimentación: ofrecer, complacer y nunca imponer. Movilización: caminar lo que pueda, como pueda y cuando pueda; movilizar todas las articulaciones dos veces al día; en caso de postración en cama, semisentado a 30 grados; cambiar de posición cada dos horas con sábana clínica; puño-percusión en tórax dos veces al día, y proteger sitios de apoyo con donas o cojines.
Por lo que se refiere a la habitación del paciente, el doctor Rebolledo recomienda respetar usos y costumbres; abrir puertas y ventanas una hora dos veces al día para ventilar, así como mantener una luz encendida durante la noche. En cuanto a higiene: ofrecer baño, siempre complacer, nunca imponer. En caso de postración, baño de esponja hasta cada tercer día; aplicar talco en pliegues, cuello, axilas, mamas, ingles y periné; aseo dental diario y enjuague bucal con agua bicarbonatada una vez a la semana.
Manejo de excretas o heces: asistencia para uso de sanitario, cómodo y o pato. Pañal. Colocación de sonda uretral Foley para drenar la orina y cambio cada 21 días. Enema evacuante al cuarto día de estreñimiento. Aspiración de secreciones nasal y faríngea cuando se requiera. Sonda nasogástrica a derivación permanente. Curación dos veces al día de abscesos, escaras y úlceras. Asimismo, control de signos y síntomas cardinales como sed, insomnio y dolor.
Pone énfasis en lo que denomina cuidados del cuidador y recomienda: no suspender en lo posible su vida cotidiana; solicitar o aceptar ayuda de cualquier índole; más que recomendaciones hacerle aportaciones concretas; recordarle que nadie puede hacer más de lo que puede hacer y creer lo contrario es lo que se conoce como complejo de dios
, y no lo somos. Los cuidados paliativos requieren, además, de amoroso compromiso e inagotable paciencia.