Sábado 16 de marzo de 2019, p. 6
Entre otras obras, la titiritera Mireya Cueto leía por las noches El Quijote a su hijo Pablo o poemas de Federico García Lorca.
Por eso, la literatura forma parte de mí y es una influencia creativa
, dice Pablo Cueto, quien pertenece a la tercera generación de una familia Cueto de marionetistas: la pintora Lola y el escultor Germán y continuó con la escritora y dramaturga Mireya. Desde ahí surgió la formación artística y la continuación de un oficio, el cual Pablo exhibe en el montaje unipersonal Federico, Granada y primavera.
En la obra, Cueto hace una narración visual poética
sobre los últimos días de Federico García Lorca, su asesinato y desaparición, entrelazados con música de Silvestre Revueltas y canciones de la Guerra Civil española y recurre a una técnica de títeres llamada teatro de juguetes o miniatura.
Éste surgió a principios del siglo XIX como forma de socializar jugando a recrear este arte. Ahora, “en un escenario muy pequeño, de 80 por 60 centímetros, con títeres de entre 13 y 15 centímetros se hace la crónica de los últimos días del poeta; se aborda el tema de la persecución, asesinato y la desaparición, explicó el titiritero.
Aunque sabemos que su cuerpo no ha sido encontrado, se recrean el velorio y el funeral con figuras recortadas en miniatura en un teatrito que se transforma para presentar escenografías movibles que pueden ir de un bosque con fusiles a un huerto o un panteón.
Federico, Granada y primavera tiene funciones hasta el 17 de marzo en el Centro Cultural del Bosque, Campo Marte, atrás del Auditorio Nacional.