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Una alternativa: autonomía Antonio Sarmiento Galán
¿Por qué agravar un problema que las principales instituciones militares de la mayoría de los países ya consideran como un asunto de seguridad nacional al más alto nivel? Un problema que causa conflictos y migraciones forzadas y ha sido reconocido por el consejo de Seguridad de la ONU como multiplicador de amenazas (Abel, 2019; UNSC, 2019). No solo eso, sino que, además, en el país donde más combustibles fósiles se han quemado a lo largo de la historia, las grandes ciudades están abandonando el uso del metano por la convicción y la evidencia científica de que no se trata de un combustible limpio y están sustituyéndolo por energía de fuentes renovables (LA, 2019). Adicionalmente, la capacidad mundial para producir comida se está viendo seriamente socavada por la pérdida de biodiversidad que recientemente anunció la Organización para la Comida y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO, 2019); la evidencia científica indica el deterioro mundial de los sistemas naturales que apuntalan la dieta de los humanos y el hecho de que dicho deterioro se debe a que las ciudades y las industrias crecen contaminando el ambiente y engullendo tierra cultivable y bosques. Además de evitar la contaminación, México cumpliría su compromiso en el Acuerdo de París del 2015 con la intención de no rebasar un calentamiento global por arriba de 1.5ºC, mediante la reconversión de toda la infraestructura ya instalada para las plantas termoeléctricas en el país, especialmente la instalada en el poblado de Huexca en el oriente del Estado de Morelos, convirtiéndolas en una serie de industrias dedicadas a la fabricación de sistemas que transformen la energía solar —más que abundante en México— en corriente eléctrica, sistemas como los paneles de celdas fotovoltaicas. Los primeros paneles producidos, siguiendo el ejemplo escogido, se podrían instalar en las mismas fábricas para lograr así la autonomía energética de las mismas, consiguiendo que su funcionamiento posterior fuese totalmente neutro en emisiones de gases —contaminantes o de efecto invernadero. Esta alternativa que durante su funcionamiento no emite gases de efecto invernadero ni contamina la atmósfera, los suelos y el agua —como sí lo hace la quema de combustibles fósiles— permite el aprovechamiento simultáneo de la superficie que tradicionalmente se ha usado desde tiempos inmemoriales para la agricultura en varias de las regiones del país —la mayoría de ellas ahora abandonadas— y tomando como ejemplo a la activa región agrícola al oriente del Estado de Morelos, que depende del río Cuautla pues se encuentra aguas abajo de la termoeléctrica en Huexca. Para el aprovechamiento simultáneo y prácticamente doble de la superficie, se aplicaría la conversión de la radiación solar en corriente eléctrica directa mediante la tecnología presente en los paneles de celdas fotovoltaicas. Esta alternativa es ya una realidad que se practica en el Instituto Fraunhofer en Alemania (SEI, 2019) y en la Universidad de Massachusetts en la Unión Americana (UMass, 2019). En el caso de México, en particular en el de la termoeléctrica en Huexca, además de satisfacerse la demanda de energía para riego o en la zona, el excedente se puede almacenar en a) la red de distribución local de la CFE y distribuirse a las poblaciones o a pequeñas industrias en la zona inmediata, o b) en baterías de nueva generación para ser utilizada en los días poco soleados. Con ello se evita el traslado de la energía eléctrica a sitios lejanos mediante una red de distribución que sólo ocasiona pérdidas y que en el caso de México se encuentra en estado deplorable desde hace varias décadas; contrario a la sensatez y al conocimiento técnico, la interconexión de todo el sistema eléctrico en el país no es más que otra consecuencia del centralismo gubernamental que incesantemente sangra los recursos del país. Las ventajas adicionales de este arreglo fotovoltaico, ambas a favor de la soberanía energética del país, son: i) su funcionamiento no estaría sujeto a los incrementos en el precio del metano, ii) la ausencia del mantenimiento del gasoducto, lo que significa un ahorro considerable y iii) como más del 70% del metano que se quema actualmente en México proviene de los Estados Unidos (García, 2018), también se evitaría seguir incrementando la dependencia energética de los vaivenes políticos en dicho país. Las ventajas ambientales del arreglo fotovoltaico en comparación con la planta termoeléctrica son evitar cada día: i) el desvío de 21.1 millones de litros de agua requeridos por la agricultura y ii) la emisión de 3,384 toneladas de bióxido de carbono (comunicado de CFE, SAIP, 12-2437); este último beneficio apoyaría el compromiso de México con el Acuerdo de París de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre calentamiento global. •
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