Habría que comenzar, a toda costa, en el día a día, por ejercer nuestro derecho a ser felices, lanzó el poeta Antonio Calera-Grobet en la octava edición del encuentro Poesía por primavera: retomar las calles.

‘‘Descansar, comer, pasear, perder el tiempo en una caminata son placeres que pensamos exclusivos de vacaciones. Lo que deberíamos preguntarnos es si el trabajo constituye el único mérito que nos licencia para propinarnos placer. Y la respuesta deberá ser siempre un categórico no. Bailar, caminar, emborracharse con amigos, lanzarse al lugar donde uno quiera, no debería ser concebido como una suerte de zona residual donde habitamos nuestra vida, sino por el contrario, un eje de la misma”.

Propongámonos, añadió, comer, pasear, ocio ‘‘como retos primeros de todo cambio”. Preguntémonos: ‘‘¿La vida que vivimos es de verdad nuestra? Los parques, las librerías, los mercadillos al aire libre, los juegos infantiles, los corredores y callejones peatonales han sido siempre los escenarios idóneos para la transmisión de mensajes de una comunidad. Así nació el encuentro Poesía por primavera.

Maratónica lectura

Luego de sus palabras comenzó la maratónica lectura de poesía, en la que uno a uno, los poetas leyeron sus textos; al tiempo que en diferentes puestos se ofertaban libros de narrativa, ensayo, filosofía y, por supuesto, de poesía.

Esta vez se reconoció a la Librería Bonilla, por sus 50 años de vocación bibliófila, creando lectores y formando ciudadanos abiertos a la dicha de vivir plenamente.

En el pequeño y sustantivo tianguis de libros que se instala en cada encuentro de Poesía por primavera, se pueden encontrar sellos independientes como Ultramarina, de España y Ediciones Periféricas, de México.

Organizado de manera independiente por Hostería La Bota, Mantarraya Ediciones y La Chula Móvil, y con la participación durante dos jornadas de unos 80 poetas, escritores y músicos, así como la venta de libros y revistas, el encuentro se desarrolló en la Plaza San Jerónimo del Centro Histórico.