La confianza de los consumidores en su situación económica personal, la de sus hogares y la del país aumentó en febrero por tercer mes consecutivo –mismo tiempo transcurrido desde el comienzo del nuevo gobierno–, hasta alcanzar un nuevo máximo histórico, reportaron el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) y el Banco de México (BdeM).

La evolución del Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) se explica en mayor medida por el fuerte optimismo en el frente político, consideró un análisis de Banorte.

El reporte mostró que la percepción de una mejora en la situación actual y futura del país, así como en la economía de los hogares, continuó al alza en febrero. En total, el ICC lleva un incremento de 7.4 puntos desde que Andrés Manuel López Obrador asumió la Presidencia, el primero de diciembre pasado, y con ello se posicionó en 48.8 unidades, nivel máximo desde que se elabora la medición.

En febrero, el indicador se incrementó 2.3 puntos respecto de enero y saltó 13.8 unidades frente al mismo mes de 2018, reportaron ambos organismos. De acuerdo con especialistas, esa cifra es encauzada por el discurso presidencial y la fortaleza de éste se apalanca en la desconfianza que sembró la administración de Enrique Peña Nieto.

El ICC refleja el promedio de cinco componentes de la percepción que tienen las personas sobre la condición del país, de sus bolsillos y la posibilidad de adquirir bienes no perecederos, por lo que se usa como brújula del comportamiento del mercado nacional en el corto plazo.

De enero a febrero, la percepción de que la situación económica es mejor que un año atrás sumó 4.7 puntos. La impresión en los integrantes del hogar de que hay mayor facilidad para comprar bienes no perecederos –como electrodomésticos y muebles– y la creencia de que en un año la situación económica del país será mejor que la actual igualaron un alza de 2.4 puntos.

El indicador que reporta la situación esperada de los integrantes del hogar dentro de un año aumentó 1.5 puntos, y el que expone la actual respecto de un año atrás lo hizo en 1.2 unidades.

El ICC, contrario a otras publicaciones del Inegi y del BdeM que registran el comportamiento del mercado laboral y el ritmo de la actividad económica, no ha relajado su crecimiento desde mediados de 2018.

Esto se explica en mayor medida por el fuerte optimismo en el frente político, observado particularmente desde julio pasado después de la elección presidencial, consideró el Grupo Financiero Banorte.

Nicolás Loza, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, explicó en entrevista que este indicador refleja que hay un único discurso formador de opinión pública, el del Presidente, frente a un sistema de partidos que no representa contrapeso alguno.

Hacia la segunda mitad del sexenio pasado la imagen y popularidad de la Presidencia estaba en bancarrota y su capacidad de formar opinión también. La situación de la economía no era ruinosa, pero era imposible que el partido en el gobierno y la Presidencia convencieran a la mayoría de los mexicanos de eso. Por el contrario, el liderazgo de AMLO, ya fuerte desde entonces, transmitió con éxito la narrativa de la bancarrota. De ahí que los juicios del amplio público sobre el estado de la economía fueran tan adversos, es decir, más negativos que la situación real, expuso.

Jorge Sánchez Tello, director del Programa de Investigación Aplicada de la Fundación de Estudios Financieros, consideró que la evolución del ICC también se debe al grado de popularidad que tiene el Presidente –entre 70 y 80 por ciento de la población– y a que es tal el rechazo a la corrupción que el mandatario concentra y capitaliza las expectativas de una situación mejor.

“Si bien la economía se está frenando y van a ser tres meses muy difíciles, la gente está muy optimista de que habrá un mejor futuro económico (…) hay un sentimiento de enojo hacia el gobierno anterior en cuanto a corrupción, más allá de si creció o no la economía, de si hubo empleo o no, hay un malestar, un enojo social muy importante”, manifestó.