Los centros escolares no están exentos de violencia para las niñas, los niños y los adolescentes que tienen una orientación distinta a la heterosexual (real o percibida), quienes enfrentan un panorama aterrador en los espacios educativos.

Datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminción (Conapred) revelan que 92 por ciento de los menores de edad en la escuela ha ocultado su orientación sexual o identidad de género en la familia y en el ámbito educativo por temor a sufrir agresiones; 87.7 ha sufrido burlas, comentarios ofensivos y negativos, 26 por ciento fueron agredidos físicamente y 87.8 presenció burlas o agresiones hacia otros.

Frente a esta realidad, ambas instancias, junto con la Unesco, la Fiscalía General de la República y la organización civil Red Democracia y Sexualidad, presentaron el manual El bullying homofóbico y transfóbico en los centros educativos, en el que se hace una serie de análisis y recomendaciones para combatir esta conducta dentro de colegios y aulas.

Una encuesta aplicada por la CNDH y el Conapred entre personas de la comunidad LGBTTTI, indica que 68 por ciento de los entrevistados percibió que sus derechos se respetan poco o nada, 83.2 por ciento ha sido víctima de chistes ofensivos por su orientación sexual o identidad de género y 53 por ciento recibe frecuentemente expresiones de odio y agresiones físicas.

José Antonio Matus, subdirector del Programa Especial de Sexualidad, Salud y VIH de la CNDH, indicó que el bullying o acoso escolar homofóbico y transfóbico es una forma de violencia motivada por el prejuicio que se realiza en forma reiterada hacia niñas, niños y adolescentes en razón de su orientación sexual, identidad de género o bien por sus características sexuales fuera de los patrones sociales normativos, sean reales o percibidas.

Agregó que 83.2 por ciento de estos menores han sido víctimas de expresiones hostiles como chistes, mofas e intentos de ridiculizarlos, mientras que 53.3 reportó haber sufrido expresiones de odio, agresiones físicas y acoso.

Esto conlleva riesgos, alertó Julia Suárez, del Conapred, pues 47.8 por ciento de los encuestados dijo haber tenido un pensamiento suicida por estas agresiones y burlas y 21.5 intentó quitarse la vida al menos en una ocasión. Al tratarse específicamente de menores que se identifican como trans, el pensamiento suicida alcanzó 70 por ciento de los casos.

La especialista indicó que esta realidad advierte la imperiosa necesidad de que las autoridades generen políticas públicas, impulsadas desde la infancia y la adolescencia, contra la violencia y discriminación por motivos de orientación sexual e identidad de género.

Esta violencia tiene impacto en el desarrollo escolar. De acuerdo con el manual, 17 por ciento de los estudiantes que se identifican con la comunidad LGBTTTI abandona su escuela, el mismo porcentaje cambia de colegio, 33 por ciento presenta malas calificaciones, 66 tiene dificultades para prestar atención en clase y 75 por ciento evita diversas áreas del plantel.