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Las fuerzas armadas siempre han sido leales al gobierno, insiste AMLO
Enviada
Periódico La Jornada
Lunes 25 de febrero de 2019, p. 5

Chetumal, Q. Roo., Al encabezar por primera vez el Día de la Bandera como presidente de México, Andrés Manuel López Obrador reiteró que las fuerzas armadas siempre han sido leales a los gobiernos civiles legal y legítimamente constituidos, y reiteró su llamado a la conciliación nacional. Incluso, tras incesantes abucheos para el gobernador del estado, Carlos Joaquín González, instó a que esta fecha también sea el día de la reconciliación nacional.

En la explanada del palacio de gobierno, el titular del Ejecutivo federal encabezó el abanderamiento de 58 escoltas y unidades de dependencias militares y educativas, así como de organizaciones civiles, en donde destacó el número de menores, especialmente niñas y adolescentes, que sufrieron insolación por las horas en que los mantuvieron ahí parados, sin protección.

Fueron citados a las 7:30 de la mañana (hora local), y la ceremonia dio inicio alrededor de las 10 horas, cuando ya la temperatura había alcanzado 28 grados centrígrados. A la hora en que el Presidente arribó para el izamiento del lábaro patrio, cinco niñas ya habían sido auxiliadas por soldados y maestros, pero el desfile de infantes afectados continuó a lo largo de la ceremonia.

El mandatario federal, acompañado de su esposa, Beatriz Gutiérrez Müller, y los secretarios de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, y de Marina, José Rafael Ojeda, observaron que militares tuvieron que cargar en brazos o auxiliar con sillas de ruedas a jovencitas que se desvanecieron o estuvieron a punto del colapso por la fatiga.

Mientras el comandante de la décima Región Militar, general Francisco Aguilar, daba un discurso sobre el lábaro patrio, al menos 12 niñas ya habían sido afectadas por el sol, lo que hizo que políticos locales y federales que habían sido ubicados bajo una carpa empezaran a desfilar por la explanada con las sillas que ocupaban para cedérselas a los estudiantes. Y eso hizo que los militares les acercaran más asientos y agua.

El jefe del Ejecutivo federal, acompañado además por los secretarios de Turismo, Miguel Torruco, y de Medio Ambiente, Josefa González Blanco, también fueron testigos de la inconformidad de la gente que acudió a la ceremonia, porque se acordonó la zona y muchos quedaron detrás de vallas metálicas y carpas con gradas, que obstaculizaron su vista y la posibilidad de acercarse al mandatario o que éste pudiera darse cuenta de sus demandas plasmadas en pancartas.

A esa situación se sumó el rechazo al gobernador Carlos Joaquín, emanado de la coalición PAN-PRD. ¡Fuera, fuera!, le gritaron desde que arribó al lugar como parte de la comitiva presidencial. Y los abucheos y rechiflas se intensificaron cuando tomó la palabra para dar la bienvenida a López Obrador. ¡Cállate!, le gritaron.

El Presidente, en su oportunidad, resaltó que Carlos Joaquín “se ha portado a la altura. Y tampoco me importa que estén de acuerdo. Yo, recuerden, vengo de ser opositor y mi pecho no es bodega y siempre digo lo que siento. Estamos trabajando de manera conjunta y así lo vamos a seguir haciendo, porque es el tiempo de la unidad... Vamos a la transformación por el camino de la concordia, de la paz y de la tranquilidad. Por eso tenemos que unirnos todos los mexicanos. Nuestro partido en estos momentos –insistió– es México”.