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Símbolo de unidad
H

oy se festeja el Día de la Bandera, muy querido símbolo nacional. Podemos decir que junto con la imagen de la Virgen de Guadalupe, el lábaro tricolor representa la unidad entre los mexicanos. El 24 de febrero de 1821 se adoptó oficialmente con la promulgación del Plan de Iguala, el cual dio término a la lucha por la independencia.

Fueron Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero quienes hicieron los primeros juramentos frente al nuevo estandarte patrio. Los colores de nuestro actual pendón aparecen, primero, en manos de las tropas de Guadalupe Victoria. En 1821 Agustín de Iturbide mandó confeccionar una bandera tricolor con una estrella en cada franja y en la central una corona imperial, orlada con las palabras: Religión, Independencia, Unión, por lo que se le llamó de las Tres Garantías. El blanco representaba la Iglesia, el verde la Independencia y el rojo la Unión.

Consumada la Independencia, la Junta Provisional Gubernativa, por decreto del 2 de noviembre de 1821, ordenó un nuevo emblema tricolor con el nopal y una águila coronada en el centro. Dos años más tarde, por Ley del Congreso Constituyente, se le quitó la corona al águila y se le adornó con los símbolos republicanos de las ramas de encino y laurel.

En lo sucesivo tuvo pocos cambios; uno de los más relevantes fue el que realizó Venustiano Carranza, quien al prestar atención a un ensayo de Manuel Gamio –publicado en su libro Forjando patria, (1915)– mandó cambiar el águila europea por la mexicana, que luce hasta la fecha.

En alguna ocasión comentamos que las banderas tienen un rico antecedente histórico en nuestro país, ya que eran utilizadas por los ejércitos prehispánicos. Tlaxcaltecas, aztecas y tecpanecas mostraban símbolos del Estado o de los jefes militares. Los cronistas españoles las describen con admiración.

El estandarte azteca impresionaba por sus adornos de oro y plumas de mil colores. Clavijero cuenta que el abanderado llevaba el mástil del estandarte fuertemente atado a la espalda. El emblema azteca era un águila con un tigre entre las garras bordada en un manto de plumas.

Cada barrio o calpulli de México Tenochtitlan tenía su bandera: Atzacoalco ostentaba un gran parasol de plumas amarillas oro; Cuepopan lucía tres vastos penachos de plumas blancas unidas con otras de quetzal; Moyotla y Zoquipan, sendos penachos de plumas de distintos colores.

Los estandartes de los tlaxcaltecas, que se aliaron con los conquistadores para dominar a los aztecas, impactaron a Bernal Díaz del Castillo, quien dijo: aparecieron con sus banderas tendidas; y el ave blanca que tienen por armas que parece águila, con sus alas tendidas y traían sus alférez revolando sus banderas y estandartes.

Los españoles, por su parte, tenían sus enseñas entre las que resaltaba, según testimonio de Boturini, la que tenía pintada una hermosísima efigie de María Santísima coronada de oro y rodeada de 12 estrellas, también de oro, con sus manos juntas, con que ruega a su hijo proteja y esfuerce a los españoles a subyugar el imperio idolátrico a la fe católica.

Durante el virreinato no hubo una bandera oficial; unos cuantos virreyes utilizaban alguna española o con alguna imagen religiosa. Fue hasta la Independencia que surgieron como símbolo del nuevo país libre. El Supremo Consejo reunido en Michoacán emitió en 1815 un decreto para crear tres enseñas: de Guerra, Parlamentaria y de Comercio; el decreto lo firmó José María Morelos.

Fray Servando Teresa de Mier escribe en 1816 que la bandera utilizada por los insurgentes era blanca con la orillita azul, encarnada, amarilla y blanca y en medio el águila y el nopal.

Y ya hace hambre, así es que caminemos a Cinco de Mayo 57, al hermoso edificio con atlantes en la fachada que alberga el restaurante Los Mercaderes. Conserva muros de las que fuesen las casas de Cortés. Se come muy bien, ya sea desayuno o comida. El caldo de habas, el chile en hojaldre relleno de queso de cabra con nuez y el filete con salsa morita son de mis favoritos.