Tiger Cae un puesto y se ubica noveno
Dustin Johnson mantiene el liderato en el Campeonato de Golf
Domingo 24 de febrero de 2019, p. a12
Los héroes emocionan como sea. Lo mismo cuando hacen proezas que cuando fallan o caen en la tragedia. Tiger Woods voló cerca del Sol durante años, pero las lesiones y el drama de vivir lo alejaron de las competencias. Dejó de ser el número uno, pero jamás dejó de ser el Tigre de California.
Eso lo sabe la multitud que siguió ayer a Woods durante la tercera ronda del Campeonato Mundial de México 2019, en el Club de Golf Chapultepec. Lo aclaman como a una estrella de rock, con gritos que deben apagarse cuando el jugador hace de su cerebro una computadora para calcular inclinaciones, dirección del viento, temperatura, fuerza y distancia. Los golfistas no salen de esa cápsula blindada que es su mente o de lo contrario cometerán errores que al final del torneo cuestan demasiado.
El éxodo masivo de aficionados, de ocasión y expertos, caminaron durante horas bajo el sol, alternando bajo la fresca sombra de los árboles, entrecerrando los ojos para seguir una diminuta y veloz pelota golpeada por los mejores golfistas del momento.
Tiger no es lo que era. Aunque ha acariciado el título 80 de la PGA Tour, no lo ha conseguido y si puede regalar tiros geniales, también puede cometer errores asombrosos para un jugador de élite.
Después de la segunda ronda, Woods inició ayer en el octavo sitio. La salida fue sobria, digna de un golfista que encabezó la lista de ganancias en 10 ocasiones. Tres golpes certeros que desembocaron en el hoyo sin necesidad del cuarto tiro, un birdie en el argot golfista. Y lo consiguió de nuevo en la siguiente parada. El estadunidense había declarado un día antes que empezaba a sentirse cómodo para jugar en el campo de la Ciudad de México. Pero pronto empezaron sus problemas.
En la tercera parada, Woods, el legendario, no pudo embocarla en el putt; es decir, el toque definitivo frente al hoyo, y necesitó de un golpe más, negativo. Los seguidores empezaron a preocuparse: el ídolo también cometía errores terribles.
Así el recorrido de Tiger se mantuvo irregular, completando hoyos en par, con los golpes al límite de lo necesario. De pronto una esporádica remontada, en la que conseguía una parada con un golpe menos del exigido, pero la recuperación era momentánea. Enseguida volvía a terminar con apenas lo justo para luego volver a cometer un error. El segundo yerro fue complicado desde la salida del hoyo ocho, pues debió sortear un árbol; ver al Tigre hacer esfuerzos por esquivar un tronco vale la pena. Y lo consiguió. Sin embargo, cuando llegó al green para ejecutar el toque que debería mandar la bola al hoyo, la ascendente le jugó a la contra y lo obligó a dar otro golpe, ya del lado malo, un bogey, pues rebasó los cuatro impactos necesarios.
Parecía que en el área de los toque sutiles frente al hoyo, Woods perdía el control y la precisión. Sin embargo, los aficionados no dejaban de celebrar a un jugador legendario. Tres caddies mexicanos, en día de descanso, seguían con comentarios de expertos cada movimiento de Woods. Un aficionado estadunidense desafió a uno de ellos. Le apostó que Tiger podía conseguir un águila, un hoyo con dos golpes menos de los necesarios; a lo que el joven asistente le replicó que había fallado mucho en los toques en el green, por lo que, si acaso, podía lograr sólo un birdie. A nada de conseguir el águila, Woods quedó cerca. La embocó sólo con un golpe menos. El caddie ganó la apuesta.
El momento más crítico de Tiger fue al llegar al green del hoyo 15, cuando ante la sorpresa de todos, no sólo se pasó por uno, sino que necesitó otro golpe más para meter la pelota; es decir, dos golpes más, un doble bogey. “Ya no es el mismo Tiger”, decían. Sólo pudo cerrar su recorrido con tino en la parada final, donde consiguió un nuevo birdie como regalo para los que lo esperaban al final de la ronda.
Woods cayó un peldaño: quedó en noveno lugar; firmó una tarjeta de 70 golpes. El estadunidense Dustin Johnson mantuvo su liderato con 66 golpes, seguido del norirlandés Rory McIlroy con 68; el tercer puesto lo comparten los estadunidenses Patrick Reed y Patrick Cantlay, el australiano Cameron Smith y el español Sergio García. El mexicano Abraham Nacer tuvo un sábado difícil y cayó del puesto 35 al 41.