n los últimos días de diciembre, el presidente López Obrador puso en marcha su programa urgente de combate al robo de combustible, y en esa ocasión detalló: “hay la hipótesis de que de todo el robo de combustible, sólo 20 por ciento se da con la ordeña de ductos; era una especie de pantalla, pues la mayor parte tiene que ver con un plan que se opera con la complicidad de autoridades y una red de distribución. Entonces, hay huachicoleros de abajo y hauchicoleros de arriba”.

Transcurridos casi dos meses, ayer dio a conocer algunos resultados, con base en la información de Petróleos Mexicanos: en noviembre de 2018 el robo de combustible promedió 81 mil barriles por día (casi 13 millones de litros); en lo que va de febrero, 8 mil (alrededor de un millón 300 mil litros), es decir, una caída de 90 por ciento en el periodo.

Y por el lado del dinero, además del sustancial ahorro por la drástica caída en el robo de combustible, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto, informó que a la fecha se han bloqueado 38 cuentas de manera directa y 188 de manera relacionada, dando un total de 226, con montos de 925 millones de pesos y más de 738 mil dólares congelados por el sistema financiero. A partir de ahí se han presentado 17 denuncias ante la Fiscalía General de la República por lavado de dinero relacionado con el robo de hidrocarburos, que han dado pie a igual número de carpetas de investigación.

Así, por primera vez en lo que va del presente siglo (Fox, Calderón y Peña Nieto fueron un desastre en este renglón, como en tantos otros, pues con ellos el huachicoleo creció exponencialmente) hay resultados positivos en el combate al robo de combustible.

¿Cómo fue posible el crecimiento exponencial de dicho delito? La Auditoría Superior de la Federación (ASF) concluye que desde casa (Pemex) se facilitó todo: la carencia de mantenimiento, reparación, controles, regulaciones, seguridad física y monitoreo del sistema supervisión de control y adquisición de datos (conocido como SCADA), así como la falta de conclusión de la instalación de todos los sitios programados, propició el incremento del número de tomas clandestinas.

La ASF subraya que, en términos generales, Pemex Logística no cumplió con las disposiciones legales y normativas aplicables en la materia, y a la hora de seleccionar los sitios a implementar en el sistema SCADA tuvo deficiencias, dado que no se consideraron sitios prioritarios o estratégicos de forma inicial, lo que repercutió en una ampliación (presupuestal) total por 79.6 millones de dólares, 102.9 por ciento más respecto al monto original; asimismo, se detectó que en 98 casos no fueron instalados.

En la auditoría realizada por la ASF (informe del resultado de fiscalización superior de la Cuenta Pública 2017, concluido en enero de 2019) se comprobó que las instalaciones de la infraestructura SCADA no cuentan con las medidas de seguridad mínimas para su resguardo y operación; tampoco se contemplaron riesgos importantes inherentes a la naturaleza del proyecto como robo, vandalismo, desastres naturales y casos fortuitos.

La ASF identificó 40 sitios con reportes de vandalismo que no han sido rehabilitados. Además, se carece de una estrategia por parte de Pemex Logística para ponerlos nuevamente en operación. De los 379 sitios programados en el proyecto, 170 estratégicos para el apoyo al combate del mercado ilícito de hidrocarburos, no se encuentran monitoreados en el sistema SCADA.

No existe un protocolo formalizado y actualizado para las áreas cuando identifican un reporte de vandalismo en los sitios, de los cuales se identificaron diferencias significativas entre la fecha del reporte y la fecha de notificación al área jurídica; asimismo, sobre la gestión jurídica en 30 casos (75 por ciento del total) no se proporcionó la denuncia de hechos de los sitios siniestrados.

Las rebanadas del pastel

En castellano simple, en el robo de combustible el enemigo estaba en casa.

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