El declive de Televisa
elevisa, de Emilio Azcárraga, no ha logrado encontrar la cuadratura al círculo. Año tras año pierde participación de mercado frente a la competencia y no está claro cuál será el camino a seguir para salir de su profunda crisis de largo plazo.
La competencia en materia de video es cada vez más eficiente y poderosa. En el caso de la producción de series y películas la empresa de Azcárraga no tiene capacidad ni recursos para enfrentarse a Netflix, la cual obtiene ahora grandes reconocimientos por su película Roma.
En materia de deportes, otras empresas ofrecen mejores tratos a los clubes deportivos y en especial a los de futbol de Televisa. En ellos destaca Carso, de Carlos Slim, que puede comprar los derechos de transmisión nacionales o globales, como el Mundial de Futbol. Slim, desde hace años, está listo para ofrecer televisión de paga, pero por alguna extraña razón las autoridades no le han permitido entrar a ese mercado.
Ahora las autoridades de competencia darán un nuevo golpe a Televisa. Se trata de la aprobación, con diversos candados, de la fusión Disney-Fox. Esta integración ya fue autorizada en Europa y en Estados Unidos, y también se llevará a cabo en México, aun con las presiones en contra que realiza el equipo de Emilio Azcárraga. La razón es que no pone en riesgo la competencia porque no concentra una participación de mercado relevante, como sí sucede con Televisa.
Tanto en materia de deportes como en noticiarios la participación de Disney-Fox es mucho menor que la que concentra la empresa dominante en México. Tan sólo en futbol, Televisa concentra alrededor de 60 por ciento de las transmisiones exclusivas.
El concepto de la televisión, tal como se desarrolló a lo largo del siglo XX y en la primera década del actual, ya es obsoleto y ahora la gente quiere ver, escuchar e interactuar mediante imágenes, voz y videos en el momento y lugar que decida.
Esto no lo ofrecen las televisoras tradicionales, que rápidamente pierden clientes y poder económico y político. Este es el fenómeno por el que atraviesa Televisa y se refleja en sus finanzas y en el precio de su acción, que durante el año más reciente perdió la tercera parte de su valor en bolsa.