16 de febrero de 2019     Número 137

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

Del mar a su paladar:
diversidad en la pesca mexicana

Claudia E. Delgado Ramírez  Profesora-Investigadora en el INAH adscrita a la Escuela de Antropología e Historia del Norte de México


Joven pescador rarámuri en la Misión de Satevó, Batopilas,
Chihuahua. Claudia E. Delgado Ramírez

Campechanas, ceviche de pescado, filete a la veracruzana, taco fish, langosta Puerto Nuevo, aguachile, tostada de jaiba, trucha frita, machaca de manta, caguatún, charalitos con limón, pulpo enamorado, sardinas con arroz y ensalada de atún, ¿qué tienen en común? Además de ser exquisitos y nutritivos platillos regionales, tienen un rasgo distintivo: llegan a nuestras mesas gracias al trabajo de alrededor de 350,000 pescadores y pescadoras de nuestro país; la mayoría, distribuidos en pueblos y comunidades de los extensos litorales mexicanos y otros en distintas localidades junto a lagos, presas y ríos.

Existen diferentes tipos de pesca y pescadores; tenemos por ejemplo una pesca no comercial de tipo deportivo y recreativo; la primera se lleva a cabo en el mar y aguas interiores con fines recreativos y de competencia. Estos pescadores son vacacionales y persiguen jureles o “picudos” como el pez espada. La pesca deportiva es una fuente de ingresos para familias y comunidades que ofrecen servicios relacionados con este deporte. También hay pescadores recreativos de fin de semana que pescan a pie de playa, en lagos y presas con artes de pesca como caña, sedal o redes tipo atarraya y que destinan su pesca al consumo familiar del día.

La pesca artesanal es tradicional, las embarcaciones y artes de pesca son más bien rústicas y el destino de la producción se orienta al consumo familiar, al intercambio comunitario e incluso a mercados locales. En los ríos y arroyos de algunas localidades de la Sierra Tarahumara, los rarámuris pescan para el consumo familiar con lanzas de madera, bolsas de fibras vegetales, así como mediante el aturdimiento y envenenamiento con plantas. En el Lago de Pátzcuaro, purépechas y mestizos pescan en pequeñas embarcaciones de madera y con la famosa red mariposa, para el consumo familiar y la venta en pequeños mercados locales. Aunque para la producción pesquera nacional (PPN) es invisible en volumen y divisas, la pesca artesanal es muy relevante, si consideramos el conocimiento ecológico, la transmisión generacional de artes y técnicas pesqueras, la innovación y el aporte nutricional de proteínas de primera calidad en regiones indígenas con marginación y pobreza. Es parte fundamental del patrimonio biocultural pesquero del país.

La pesca ribereña concentra la mayor parte de los pescadores y pescadoras del país. Se lleva a cabo en embarcaciones de fibra de vidrio con motor fuera de borda y se pesca y bucean muy diversos productos (pescados, mariscos, algas) en aguas interiores y costeras. Esta pesca aporta el 40% a la PPN y el 1% de la producción pesquera a nivel mundial. Los pescadores ribereños se organizan en sociedades cooperativas y en sociedades de producción rural. Sus productos llegan a mercados locales, regionales, nacionales y extranjeros. Los y las pescadoras que conforman este amplio sector viven en comunidades rurales y en menor proporción en ciudades pequeñas.


Buceo de erizo rojo, de la organización Buzos y pescadores del ejido Coronel Esteban Cantú, S.P.R., Baja California.

En las comunidades y pueblos pesqueros la vida cotidiana se rige y organiza por los tiempos o jornadas de la pesca; la salida a marea, el regreso de las pangas, la entrega del producto. El equipo de trabajo en una embarcación va de dos a tres tripulantes y es común encontrar lazos de parentesco (padre, hijos, sobrinos, cuñados, compadres, etc.) entre ellos. El ciclo anual de la pesca se organiza a partir de una o dos pesquerías principales y otras secundarias. En el ejido Esteban Cantú, B.C., el buceo de erizo rojo (destinado al mercado asiático) es el eje de la actividad pesquera y en su periodo de veda se recolectan estrellas de mar y se capturan diversas especies de pescado para su venta en el mercado regional y de peces vivos enviados a Japón y Corea. Por el alto valor en el mercado internacional que tienen el erizo, la langosta y la abulón, algunas comunidades pesqueras ubicadas en el Pacífico de la península bajacaliforniana, tienen un buen nivel socioeconómico. No obstante, en una gran cantidad de comunidades costeras, los pescadores y sus familias se encuentran en condiciones de pobreza que los obligan a incorporarse al trabajo asalariado en las plantas de procesamiento de los productos pesqueros y en la construcción. Esta pesca caracteriza muchos pueblos mestizos e indígenas como los cucapá, seri, yaqui y mayo, ubicados en el noroeste del país.

La pesca industrial se caracteriza por embarcaciones de gran tamaño que permiten la captura de grandes volúmenes de camarón, sardina y atún, principalmente. Se lleva a cabo en altamar y tiene abrigo en los puertos pesqueros nacionales. Los pescadores que conforman la tripulación de los barcos suelen vivir en barrios de tradición pesquera dentro de las ciudades porteñas o en la periferia urbana y a diferencia de los pescadores ribereños, éstos pueden llegar a estar hasta seis meses en altamar.

Alrededor de la pesca industrial suele desarrollarse una industria de procesamiento como las fábricas de enlatado de atún y sardina en las que prevalece una mano de obra femenina. Esta pesca estuvo fuertemente organizada en cooperativas, sin embargo, en algunas regiones prevalece ahora la propiedad privada de las embarcaciones por parte de los “armadores”. En este tipo de pesca encontramos también una fuerte diferenciación socioeconómica, pues mientras que los barcos atuneros implican una fuertísima inversión económica (la mayoría cuenta con tecnología de navegación, helipuerto y helicóptero), la flota camaronera y sardinera es de menor inversión, aquí se encuentra el sector social de la pesca que caracterizó a la pesca industrial del siglo pasado. Los pescadores de altamar conforman un sector empobrecido y altamente precarizado. Como los campesinos, los pescadores también se encuentran en un proceso de proletarización muy intenso, apenas sobreviviendo frente al embate de los productos pesqueros importados y la competencia de la producción acuícola. Valoremos su trabajo y consumamos todo el año los pescados y mariscos de nuestros pescadores nacionales.

opiniones, comentarios y dudas a
[email protected]