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“Hoy y siempre, Hallalla Bolivia” Lidia Iris Rodríguez Rodríguez INAH-ENAH
La representación de Evo Morales como diputado del Movimiento al Socialismo (MAS), su expulsión del Congreso Nacional en 2002 por denunciar la corrupción del poder legislativo, las emergencias sociales contra la privatización del agua y del gas, la declaración de autonomía de la región de la media luna y la conformación del Pacto de Unidad, constituyen parte de la plataforma que permitió que Evo Morales se proclamara presidente de la república el 18 de diciembre de ese año con el 53.7% de los votos. El 22 de enero del siguiente año asumió el cargo con el previo ritual de entrega de bastón de mando en el sitio arqueológico de Tiwanaku. La aprobación de la Nueva Constitución Política del Estado (CPE) vendría a través de un referéndum en enero de 2009, con el 61.43% de los votos. La aplicación de la Carta Magna trajo consigo el proceso de cambio, y con ello, la diversidad de rutas para la vida plurinacional. Es entonces que a la luz de casi una década de su establecimiento oficial nos preguntamos, qué es la plurinacionalidad boliviana. Entre los múltiples visos de los ejercicios políticos del país que retoma el apellido del libertador de la Patria Grande, Bolivia se presenta como modelo de Estado transformativo de democracia abierta, con una economía en desarrollo, con un fuerte crecimiento del PIB y en vía de consolidación. La incursión del Estado en diferentes ámbitos de la vida política, una soberanía regional e interior que ha tenido momentos de debilidad y el reforzamiento del Estado, la vitalidad de las manifestaciones con niveles de diálogo, marcan una fuerte diferencia con otros tiempos políticos. El ejercicio de referéndums que contravienen la agenda del Movimiento al Socialismo (MAS) corresponde a momentos difíciles que han estado a punto de cerrar el camino a una probable reelección de Evo Morales para los comicios de diciembre de 2019. Los elementos anteriores permiten pensar al Estado plurinacional boliviano como un “Estado trasformativo fuerte” (Joel Migdal, 2012), en el que el poder político rebasa las instituciones estatales y extiende sus alcances a través de sus aparatos ideológicos, caracterizando con ello un ejercicio democrático latinoamericano. El Estado plurinacional de Bolivia reconoce 29 naciones y 67 pueblos originarios, así como la conformación de una población intercultural con influencia afroboliviana. Reconoce también 4 niveles de gobierno, derechos colectivos y de la naturaleza. La diversidad histórica y cultural es un eje fundamental en el reconocimiento de la población contemporánea. El binomio originario-campesino de la Revolución Nacional consolidado en la dualidad ayllu-sindicato, posibilita la apertura al ejercicio político de los indígenas aymaras, cocaleros sindicalizados, indígenas quechuas mineros de la COMIBOL, cocaleros afrobolivianos del Chapare, mujeres originario-campesinas integrantes del pacto de unidad, etc. Así, otros tantos elementos permiten entender el proceso de cambio que vive Bolivia desde la conformación de la Asamblea Constituyente, donde se sostenía que “tenemos la Constitución, pero no estamos completos, estamos caminando hacia la Plurinacionalidad”. El 22 de enero Bolivia nos ha recordado que sigue andando el camino por la construcción de un mundo en donde quepan muchos mundos. Hoy, desde el norte de nuestra Patria Grande abrazamos la esperanza que Bolivia nos ofrece por la unidad en la diversidad; hoy celebramos a un pueblo que ha resuelto ser libre y sumamos nuestra voz al grito fuerte de cada 22 de enero: “Hoy y siempre, Hallalla Bolivia”.
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