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¿Es inminente un colapso en Brenda Iveth Murillo Pérez ENCB-IPN
La actividad pesquera es una actividad productiva de gran valor para los humanos, debido a que presenta un gran valor económico, social y alimentario; lo antes mencionado se ve reflejado en el considerable aporte de alimentos, generación empleos directos e indirectos, recreación, valor agregado, divisas y materias primas para otras industrias. México posee una de las flotas pesqueras más grandes de todo Latinoamérica y el Caribe, con una población pesquera que supera los cien mil pescadores, en su mayoría artesanales. En México se reconoce la explotación pesquera de 589 especies marinas, de las cuales, 318 se obtienen del Pacífico y 271 provienen del Golfo de México y del Caribe, aunque, las principales pesquerías se concentran alrededor de 112 especies, entre las cuales se destacan peces óseos, como huachinango, pargo, mero, atún, tiburones como el cazón, crustáceos como camarones y langostas, así como el abulón y ostión, que son moluscos. La actividad pesquera ha cambiado a lo largo del tiempo, al inicio se llevaba a cabo buscando baja productividad, satisfacer necesidades de autoconsumo y canales de distribución locales. Después de un tiempo, la creciente demanda de la población por productos de origen marino ha llevado a que en las décadas pasadas la dinámica de producción, distribución y consumo de productos pesqueros haya presentado giros considerables, provocando principalmente que el recurso se lleve al máximo de su productividad o inclusive a su agotamiento. Desafortunadamente, desde el 2008, la FAO reporta que un 80% de las pesquerías comerciales en todo el mundo están sobreexplotadas, agotadas o completamente colapsadas, lo cual coincide con la situación en nuestro país, donde un 17% de las pesquerías se encuentran sobreexplotadas, 70% ya están a un nivel de aprovechamiento máximo y 13% se encuentran en desarrollo; lo que provoca que la capacidad de los ecosistemas marinos de México de proporcionar alimentos por medio de la pesca disminuya de forma considerable debido a la sobrepesca, principalmente.
Además de la sobrepesca, hay otros factores que amenazan la permanencia de los recursos pesqueros, como son el deterioro de los ecosistemas marinos provocados por las actividades llevadas a cabo por la población costera, a la introducción de especies exóticas y al cambio climático; las cuales tienen una influencia considerable en el proceso de desarrollo de las especies de importancia pesquera, afectando su crecimiento poblacional. Es por lo antes mencionado que dicha problemática se tiene que abordar de una forma integral, considerando la biología y ecología de cada una de las especies de importancia pesquera, así como los factores socioeconómicos que influyen en el desarrollo de las poblaciones de especies. Entonces, tomando en cuenta que existen varios elementos provocan el constante deterioro de las pesquerías, hay científicos que predicen, en caso de no tomar medidas en el asunto, el posible colapso a nivel mundial de las pesquerías para el 2048, así como la destrucción total del hábitat y fondo marino para el 2050, lo cual traería como consecuencia un imposible mantenimiento de las pesquerías. Sin embargo, el futuro no es tan poco alentador, hay diversas formas de frenar el desarrollo de estos escenarios tan catastróficos. Afortunadamente, la gestión de los recursos pesqueros ha mejorado mucho, lo que se debe a que la sociedad está cada vez más interesada en participar, y suman esfuerzos con gobierno y academia, que buscan promover algunos cambios en las medidas de manejo de las pesquerías y en los mercados de consumo, de modo que se busca un manejo sustentable con la finalidad de tratar de evitar o mitigar el colapso total de la actividad pesquera en el país. En busca de promover una pesca responsable y que sea sustentable se han propuesto temporadas de veda, en las cuales está prohibido pescar individuos de una especie en específico con la finalidad de permitir que se reproduzcan, fomentando así la regeneración natural de las poblaciones de especies de importancia comercial, así como pescar únicamente ciertas tallas, con la finalidad de dejar que las tallas reproductoras continúen renovando la población; asimismo, se busca promover el uso de artes de pesca que no sean agresivas con el hábitat y conserven las condiciones del fondo marino, así como evitar la pesca incidental. Y como consumidores, ¿qué podemos hacer?, la opción es exigir productos provenientes de pesquerías con sistemas de manejo sustentable, no consumir especies que estén en temporada de veda, para así incentivar la responsabilidad y conciencia ambiental.
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