Cultura
Ver día anteriorLunes 28 de enero de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Miles desbordaron Bellas Artes en el último día de Kandinsky

Hasta las 18 horas la muestra había recibido a 212 mil 331 personas desde su apertura en octubre

Foto
▲ La fila serpenteaba a lo largo y ancho de la explanada del recinto. Ingresar a él requirió una espera superior a las dos horas.Foto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Lunes 28 de enero de 2019, p. 9

Una marejada humana desbordó este domingo el Palacio de Bellas Artes. El último día de la exposición Kandinsky: pequeños mundos logró convocar a varios cientos de personas desde muy entrada la mañana. Conforme transcurrió el día, la fila apostada en la explanada principal del recinto era un espectáculo impresionante, por su extensión y diversidad.

En un corte oficial efectuado por el Museo del Palacio de Bellas Artes a las 18 horas, la muestra había recibido a 212 mil 331 visitantes desde su inauguración, el pasado 31 de octubre, cifra que supera con amplitud las estimaciones iniciales de las autoridades, que preveían alrededor de 180 mil personas.

Ante la alta afluencia del público, el museo extendió el horario de exhibición de la muestra durante sus dos últimos fines de semana, incluso los viernes, de las 10 de la mañana a las 10 de la noche. Regularmente cierra sus puertas a las 6 de la tarde.

El pasado viernes, el recinto recibió a 5 mil 725 personas, con lo cual alcanzó un total de 199 mil 638 visitantes; el sábado, 6 mil 765, con lo cual la cifra total se incrementó a 206 mil 403, y hasta las 12 horas de ayer habían ingresado mil 700, con lo cual se llegó al total preliminar de 208 mil 103 espectadores, según datos oficiales.

En el momento más álgido de ayer, pasado el mediodía y hasta poco antes de las tres de la tarde, poder ingresar a la exposición requería una espera superior a las dos horas.

La fila serpenteaba a lo largo y ancho de la explanada principal del máximo recinto cultural del país, así como en su costado poniente, contiguo a la Alameda Central, conformada por cientos de personas de ambos sexos, todas las edades y diversos estratos sociales.

Eran muchas las familias enteras cuyos integrantes aguardaban con paciencia estoica su turno para ingresar al Palacio de Bellas Artes. Ni el ingente conglomerado humano ni el abrasante sol dominical inhibían la llegada creciente de espectadores.

Algo de cultura no cae mal

El primer visitante del domingo fue Magneli Valdez, proveniente de la alcaldía de Magdalena Contreras, quien llegó al Palacio de Bellas Artes a las 7:15 de la mañana, casi tres horas antes de que el recinto abriera sus puertas.

Técnica en radiología, reconoció a este diario no saber nada del pintor ruso y que lo que la animó a venir fue lo que ha escuchado de la exposición y el interés que ha despertado en la gente.

Vine porque algo de cultura nunca cae mal. Estoy segura de que valdrá mucho la pena haberme levantado tan temprano en domingo (cerca de las 5 de la mañana) y tener que esperar tanto tiempo para que abran el museo, dijo Magneli, quien, como dato curioso, contó que algunas personas intentaron sobornarla para ser, al lado de ella, de los primeros en entrar al museo.

El ingreso a las salas de exhibición se hacía en bloques de 25 personas cada dos o tres minutos, y el recorrido variaba entre media hora y poco más de una hora, según los intereses de cada espectador, algunos de los cuales comentaron a La Jornada lo complejo que era apreciar las obras del pintor ruso ante la cantidad de público hacinado dentro del museo.

Lamentablemente, me tocó visitarla el último día y, obviamente, hay muchísima más gente y no se pueden apreciar las obras como uno quisiera. La verdad es que la exposición es más de lo que esperaba; tiene cuadros que uno no piensa que estuvieran aquí. Está bien organizado todo, dijo Guillermo Arriaga, publicista, quien hizo el recorrido en poco más de una hora.

Caso similar fue el de la diseñadora gráfica Hilda Espinosa: Me siento muy satisfecha por lo que vi, muestra cuadros que no pensé que traerían a México y la exposición está muy bien organizada. Vale mucho la pena pararse temprano y esperar tanto tiempo para entrar.

El señor Federico Álvarez acudió a la muestra con su hijo Manuel, de 10 años, y la recorrió en media hora, la mitad del tiempo que permaneció formado para acceder: Está bien padre, vale mucho la pena, sobre todo por los colores que usaba el pintor.

Kandinsky: pequeños mundos fue la primera exposición individual que se dedica en México a Wassily Kandinsky (Moscú, 1866-1944), uno de los pintores más importantes de Rusia del siglo XX y el arte mundial, pionero e impulsor de uno de los paradigmas más destacados de la modernidad: la abstracción. Se dividió en cinco secciones; presentó una faceta poco conocida del artista, sobre todo figurativa, así como obras nunca exhibidas en Estados Unidos.