Espectáculos
Ver día anteriorJueves 24 de enero de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
Estrenan hoy Un lugar llamado Chiapas a 25 años del levantamiento zapatista

Momento de devolver ese material a México, sostiene la realizadora canadiense, Nettie Wild

Foto
▲ Fotogramas del filme, que se exhibirá en el Cinematógrafo del Chopo, en Enrique González Martínez 10, Santa María La Ribera
 
Periódico La Jornada
Jueves 24 de enero de 2019, p. 6

A 25 años del levantamiento zapatista y dos décadas de su premier mundial en el Festival Internacional de Cine de Berlín, el documental Un lugar llamado Chiapas será estrenado en México en su versión en español.

Esto ocurrirá hoy, a las 18 horas, en el Cinematógrafo del Chopo, donde se mantendrá en proyección hasta el 31 de enero. De forma posterior, el 7 de febrero llegará a la sala Julio Bracho del Centro Cultural Universitario.

Es la primera ocasión que el filme, de la cineasta canadiense Nettie Wild, se proyecta fuera de festivales, en los cuales ha ganado premios como el Óscar canadiense por mejor documental, los Altos honores de la Asociación Documental Independiente Estadunidense.

Es momento de devolver este material a México, que esas historias regresen a casa, sostuvo la realizadora a La Jornada a propósito de la película, la cual aborda la irrupción zapatista en Chiapas de 1994 y los tres años subsecuentes.

Se trata de un profundo registro de las complejidades en esa entidad y su gente, en el que resaltan temas como los refugiados choles, los ganaderos cuyas tierras fueron tomadas por los zapatistas, el papel del obispo Samuel Ruiz, quien moderó las pláticas de paz; la figura del entonces subcomandante Marcos, así como las autonomías indígenas, temas que en conjunto han creado una curiosa y potente alquimia entre el México urbano y el indígena.

Además del documental, destaca que Nettie Wild donó a la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) todo el material original de la producción del largometraje para su conservación y difusión.

Se trata de las 60 horas que en total se rodaron en soporte de Super 16 mm, que al lado de las cintas de audio, los reportes de cámara y sonido, así como documentos adicionales, suman una tonelada de peso, cuyo transporte a México fue pagado por la embajada de Canadá.

Devolvemos lo que creemos será un archivo muy importante; tenemos que digitalizarlo todo, no sólo la película. Es un gran regalo para mí, pero también para la filmoteca, expresó la cineasta.

Tema universal

Lo hicimos porque entendemos en Canadá que una historia de problemática indígena es muy importante en este momento. Estamos sobre la misma placa tectónica y compartimos una historia.

Nettie Wild destacó la actualidad de Un lugar llamado Chiapas, al tratar un tema que parecería local, pero tiene mucho de universal.

En Canadá lidiamos ahora con las mismas cosas, en términos de asuntos indígenas. Allá no tratan con un tren maya, por ejemplo, pero sí con oleoductos que pasan por tierras comunales indígenas.

La cineasta realizó la filmación entre 1996 y 1997, atraída, precisó, primero porque en la televisión de su país se afirmaba que el levantamiento no era indígena, sino obra de los cubanos o los rusos.

“Me dio también mucha curiosidad la figura del entonces subcomandante Marcos y de los indígenas chiapanecos que luchaban en las montañas, así como de los mexicanos de la ciudad que se les unieron. Quedé enganchada.”

–¿Por qué traer hasta ahora esta película a México?

–Primero, porque es el 25 aniversario del movimiento zapatista, pero también porque hasta ahora es posible programarla en los cines, algo impensable en aquel entonces; la política no lo permitía.

“Tuvo una distribución muy grande en salas de Canadá, Estados Unidos y Europa, pero no en México. Entonces, es un buen momento para regresar.

“Algo muy importante es que Chiapas y su gente me enseñaron mucho. Esta película no hubiera sido posible sin los mexicanos que trabajaron como parte de mi equipo ni de los periodistas locales que me ayudaron a entender la complejidad de la problemática y que no podían entrar a ciertas zonas porque sus vidas corrían peligro.

Yo tenía la ventaja de ser forastera para ingresar a esas comunidades. Mi apariencia es de otro país, hablo horrible español y soy mujer; no me tomaban en serio y me dejaban entrar.

–¿Cuál es el mensaje o la intención de esta obra?

–Si bien en todo momento hablamos de los tiempos que vivimos, es muy poco frecuente que exista una comunidad como los zapatistas que viva un paradigma social distinto al del mundo neoliberal, que diga cómo se vive fuera de ese mundo.

No es que sean expertos, sería arrogante esperar perfección, pero siguen allí, vivos. Hay que ver qué pasó esta semana, pues se está volviendo a la dinámica de hace 25 años.