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Ex subdirector de Puente Grande

Dámaso López, quien se decía muy cercano a El Chapo, ayer lo traicionó en Nueva York

Relató con lujo de detalles lo que vio e hizo en sus años de trabajo para el capo

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▲ Dámaso López Núñez en imagen del 2 de mayo de 2017, tras su arresto en Ciudad de México.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Miércoles 23 de enero de 2019, p. 11

Nueva York. Le llamaban El Licenciado y era el subdirector de la prisión federal de máxima seguridad de Puente Grande, en Jalisco, donde Joaquín El Chapo Guzmán Loera, capo del narcotráfico mexicano, pasó ocho años tras su primer arresto en Guatemala, en 1993.

Dámaso López Núñez, también conocido como Lic, conoció al célebre ex jefe del cártel de Sinaloa en la cárcel, en 1999, y le ayudó a conseguir nuevos zapatos, ropa, un teléfono celular y a recibir visitas clandestinas de su esposa Griselda.

A cambio, El Chapo le pagó una vez 10 mil dólares, le ayudó a cubrir los gastos médicos cuando uno de sus hijos tuvo un accidente y le compró una casa de un millón y medio de pesos mexicanos (unos 80 mil dólares al cambio actual).

El Licenciado renunció a su puesto cuando el gobierno empezó a investigar la corrupción en el penal. Pero en 2001, tras la increíble primera fuga del capo en un carrito de ropa sucia –ayudado por otro empleado a cargo de la lavandería–, comenzó a trabajar para él, de quien se declaró muy cercano, hasta este martes, cuando lo traicionó en su juicio por narcotráfico en la corte de Brooklyn.

Desde el inicio del juicio –el pasado 5 de noviembre–, la fiscalía ha hecho desfilar a más de una decena de ex socios y empleados de El Chapo, e incluso a una ex amante, con la estrategia de abrumar al jurado con pruebas de que el acusado traficó más de 155 toneladas de cocaína y otras drogas a Estados Unidos a lo largo de un cuarto de siglo.

Si es hallado culpable, puede pasar el resto de su vida tras las rejas.

El gobierno estima que terminará de presentar toda su evidencia y testigos entre este jueves y el próximo lunes, tras lo cual toca el turno a la defensa. El juicio podría llegar a su fin a mediados de febrero, según fuentes judiciales.

Por aire, mar y tierra

Cargamentos de seis toneladas de cocaína en submarinos desde Colombia, avionetas ligeras cargadas de estupefacientes, transporte de droga desde Honduras hasta Sinaloa por tierra, compra de químicos para cortar el perico...

El Licenciado ató cabos sueltos de otros testimonios y relató con lujo de detalles lo que vio e hizo en sus años de trabajo para El Chapo, incluido cómo sobornaba a funcionarios mexicanos en su nombre, cómo le representaba frente a proveedores colombianos y coordinaba para él embarques de cocaína y heroína a Nueva York y Canadá.

Arrestado en mayo de 2017 en Ciudad de México, acusado de narcotráfico y extraditado a Estados Unidos, El Licenciado, de 52 años, espera que su testimonio le libre de la cadena perpetua a que fue sentenciado.

El acusado, de 61 años, y su actual esposa, Emma Coronel, de 29, quien ha asistido al juicio casi a diario, escucharon serios y atentos el testimonio del padrino de una de sus pequeñas hijas mellizas, ambos vestidos con chaquetas de terciopelo carmesí haciendo juego.

Primero –contó El Licenciado al jurado– su trabajo consistió en comprar ranchos y casas para El Chapo. Luego empezó a sobornar en su nombre a funcionarios del gobierno mexicano para que les informaran de operaciones en curso contra el cártel de Sinaloa.

Tenía dos contactos en el gobierno, que con el dinero del capo pagaban sobornos a la Procuraduría General de la República, al Ejército, a la Policía Federal o la de carreteras.

Javi pagaba a los contactos más de 100 mil dólares por mes (...) Roberto me comentó que pagaba más de 1.5 millones de dólares por mes, dijo El Licenciado en la corte, en referencia a dos de sus contactos.

Asimismo, la fiscalía mostró al jurado algunos mensajes de texto entre el acusado y el testigo, parte de los más de un millón de mensajes de texto interceptados a El Chapo y su entorno por las autoridades estadunidenses.

Dámaso López explicó que en uno de ellos, le ordena matar a un policía a pedido de una alcaldesa de La Paz, Baja California Sur, posible candidata a gobernadora por el PRI. Si es la favorita (en las elecciones) hay que hacerle el favor, escribió El Chapo, quien pide usar una pistola y no un rifle, para que el crimen no parezca tan violento.

López también contó que el ex jefe del cártel de Sinaloa ordenó matar al capo rival Rodolfo Carrillo Fuentes, el 11 de septiembre de 2004, porque éste no lo respetaba, y también a su primo Juan Guzmán Rocha (Juancho o Virgo).