La deuda global, que triplica el tamaño de la economía mundial, ha crecido más de 12 por ciento desde 2016 y alcanza 244 billones de dólares al tercer trimestre de 2018, cifra que supera 318 por ciento el producto interno bruto del mismo periodo, pero en dicho incremento destaca la pérdida de terreno de las instituciones financieras, explica un reporte del Instituto Internacional de Finanzas (IIF).

El documento expone que, a escala global, hay una menor dependencia del financiamiento bancario. En la década reciente, corporaciones y hogares en todo el mundo han realizado un cambio hacia el financiamiento no bancario, como mercados de bonos, prestamistas hipotecarios y compañías financieras especializadas.

En general, en los mercados maduros el crédito no bancario representa ahora más de 50 por ciento de la creación de éste (frente a 47 por ciento en 2008). En Estados Unidos las grandes empresas ahora obtienen sólo un tercio de su financiamiento acudiendo a los bancos, en comparación con casi 50 por ciento en 2007.

En la zona euro, reporta el IFF, el financiamiento bancario se redujo a 65 por ciento de la deuda total del sector privado, comparado con más de 75 por ciento en 2008.

Los mercados emergentes han experimentado un crecimiento particularmente rápido en el financiamiento no bancario. En éstos, casi una cuarta parte del crédito total al sector privado no financiero proveniente de entidades no bancarias, frente a 17 por ciento en 2008.

En el caso de México, la deuda financiera pasó de 16.6 a 16.5 por ciento en el último año, la de los hogares subió de 16 a 16.5 y la del gobierno aumentó de 35.4 a 35.6. La mayor alza fue en la deuda que otorgan empresas no consideradas bancos. En el tercer trimestre de 2017 representaba 25.1 por ciento de ésta, y la cifra del mismo periodo en 2018 es de 27 por ciento.

En el marco global, la deuda en el sector financiero pasó de 81.2 a 80.1 por ciento, la de los hogares avanzó de 59.3 a 59.6 y la gubernamental subió de 85.8 a 86.5. El registro para el caso de las empresas fue similar al comportamiento en México, de alrededor de 2 por ciento de aumento en un año, al pasar de 90.5 a 92 por ciento en 2018.