Las ventas disminuyeron en la Central de Abasto (CEDA), principal punto de aprovisionamiento de la capital y el centro del país, ante los problemas de distribución de gasolina que este fin de semana empezaron a resentir bodegueros y locatarios. Los mayoristas no llegan y pocos son los compradores al menudeo. Los envíos también se frenaron, lo que generó pérdidas de 50 a 70 por ciento, señalaron los comerciantes.

Este fin de semana, cuando se da la venta mayor, la ausencia de asiduos al centro de abasto fue evidente. Octavio Solís, vendedor de fruta en el pasillo M, comentó que el sábado pasado ya habían salido ocho carritos de piña de media tonelada cada uno antes del mediodía. Hoy son ya las 11 y no se ha vendido uno completo, lamentó.

La misma situación viven oferentes de naranjas, aguacate y fresas. El plátano, cuya venta empieza en enero, ahora no ha comenzado debido a la baja que sufrió en los últimos meses del año pasado. Las verduras reportan lo mismo.

El mercado mayorista más grande de América Latina, normalmente lleno de bullicio y rebosante de clientes, se vio este fin de semana semivacío ante la crisis de distribución de gasolina que empezó a retrasar la salida de productos del enorme complejo comercial.

Los proveedores de carne al menudeo que reciben compradores de Satélite, Naucalpan y Las Lomas vieron reducidos sus pedidos. Los clientes son de cada fin de semana y ahora no han llegado, supongo que por la distancia no vendrán, expuso Rogelio.

Los mayoristas que surten a comercios como tiendas, pequeños mercados o tianguis, cafeterías, restaurantes, bares y hoteles han dejado de entregar sus productos con la regularidad habitual debido a las dificultades para transportarlos.

Hemos tenido afectaciones en entregas de nuestros proveedores, los clientes no están llegando, dijo Rafael Pérez, director de compras de Drinks Depot.

Los estacionamientos de la CEDA, que desde muy temprano se llenan de camiones pesados, unidades de carga y vehículos particulares, estuvieron vacíos. Los bodegueros en espera de descargas mejor cedieron sus espacios para quienes tuvieron mejor suerte. Esta vez no hubo disputa por los lugares.

La proveeduría se ha visto afectada en 40, 50 por ciento. Estamos hablando de proveedores que vienen de Hidalgo, Guerrero, Cuernavaca, Puebla y Tlaxcala, agregó el mayorista de bebidas.

Los comerciantes expusieron que no sólo enfrentan el retraso de la llegada de proveedores y clientela por la escasez de gasolina, también porque los primeros meses del año (en la cuesta de enero) disminuye el consumo, comentó Adrián García, encargado de abarrotes.

Los comercios que también surten al consumidor final reportaron caídas de hasta 60 por ciento en las ventas de la última semana por la menor afluencia.

Las ventas nos bajaron por lo mismo de las gasolineras, los clientes no llegan, dijo Jorge Romero, vendedor de La Texana, que surte a dueños de abarrotes de Puebla, Querétaro, estado de México y Ciudad de México. Es preocupante, porque de aquí nos sostenemos todos los trabajadores, agregó.

Para los comerciantes esta crisis debe superarse pronto, porque ahora estamos en espera, pero quienes vendemos productos perecederos en cuatro días empieza la descomposición y entonces baja el precio. Tendremos mucho más pérdida, alertó Ana María Escalante, expendedora de aguacate.