El mensaje del gobierno federal respecto de su estrategia de combate al robo de combustibles no ha llegado a la población en forma adecuada y por esa razón no se ha comprendido que este caso va más allá del desabasto de gasolinas en algunas zonas del país y que en el fondo está el combate a una red de complicidades en la que posiblemente están involucrados funcionarios de Petróleos Mexicanos, empresarios, el sindicato petrolero y el crimen organizado, de acuerdo con Enrique Gutiérrez Márquez, director del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana.

Para el académico, el presidente Andrés Manuel López Obrador y el partido Morena tienen claro que el bono democrático y electoral que obtuvieron con la gran base de apoyo el primero de julio pasado se puede acabar relativamente pronto, por lo cual impulsan la mayor cantidad de iniciativas para generar un impacto positivo en el corto y mediano plazos.

Esa urgencia por generar un gobierno y un discurso distinto puede expresarse, hasta cierto punto, en la adopción de decisiones un tanto apresuradas que han desencadenado problemas en comunicación, mismos que podrían convertirse en caldo de cultivo para la paranoia social, explicó.

El investigador hizo un llamado a la mesura, a no caer en pánico ni en desesperación, y a preguntarse si sale más caro el combate a la corrupción o mantener el tejido vicioso que han provocado pérdidas por 60 mil millones de pesos.

En tanto, Fabio Barbosa, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México, explicó que el aumento del robo de combustible en México se ha agravado en años recientes, dejando pérdidas millonarias.

Revertir el problema tomaría tiempo. Las grandes soluciones al problema del robo de gasolinas en el país deben ser de fondo y a mediano y largo plazos, con metas de inversión en materia de almacenamiento estratégico de combustibles.

El especialista del Instituto de Investigaciones Económicas resaltó que el huachicoleo es un problema que se arrastra desde hace décadas debido a la ausencia de inversión en el almacenamiento estratégico de los combustibles.

Señaló que tampoco hay inversión en ductos e instalaciones en las grandes ciudades, especialmente las que están distantes de las costas, para guardar el combustible importado.

Planteó lo anterior en un videomensaje difundido por la Universidad, donde la institución precisa que al menos 600 mil barriles de gasolina son robados a día, equivalentes a unos 7 millones de litros, y que ese robo generó pérdidas de 60 mil millones de pesos en 2018.