Frente al cambio de época y de gobierno que vive el país, la Iglesia católica apela a la buena voluntad de los políticos, independientemente de su identidad cultural o religiosa, cumplir sus promesas y permitir la construcción de un trabajo conjunto por el bien de la familia humana, practicando la justicia, la equidad, el respeto mutuo, la sinceridad, la honestidad y la fidelidad, señaló la Arquidiócesis de México.

En el editorial de su semanario Desde la fe, titulado Es momento de cumplir, asevera que estas virtudes humanas, que son la base de una buena acción política, en nuestro país deben verse reflejadas en el respeto, por parte de la clase política, a la vida humana, a la libertad de culto y a la dignidad de las personas. Sólo así, podremos decir que la política en México está cumpliendo un servicio en pro de la paz.

También dice que al inicio de 2019, el papa Francisco –haciendo eco por sexta ocasión en su pontificado del profundo deseo de Pablo VI de defender la paz frente a los peligros que la amenazan–, se dirige especialmente a la clase política, cuya función y responsabilidad constituyen un desafío permanente en tres sentidos: servir a su país, proteger a cuantos viven en él y trabajar a fin de crear las condiciones para un futuro digno y justo.

Con las suaves palabras del poeta Charles Péguy, Francisco les hace ver una realidad estremecedora: la paz es como una flor frágil que trata de florecer entre las piedras de la violencia. La búsqueda de poder a cualquier precio lleva al abuso y la injusticia, y convierte a la política en instrumento de opresión, marginación e, incluso, de destrucción.