La investigación sobre el desplome del helicóptero en que viajaba la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, y su marido, el senador y ex mandatario de la misma entidad Rafael Moreno Valle, puede tardar hasta un año, de acuerdo con los lineamientos que sobre ese tipo de percances ha marcado la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), manifestó Heriberto Salazar Eguiluz, presidente del Colegio de Pilotos Aviadores de México (CPAM).

La OACI, organismo de Naciones Unidas, cuenta con un manual para las autoridades aeronáuticas, cuyo anexo número 13 sirve de guía a gobiernos y empresas para la investigación de accidentes de aviación, indicó en entrevista con este diario.

Si bien el documento establece que todas las causas que motiven los accidentes de aviación deben averiguarse rápidamente para impetir que se repitan, el dirigente de los pilotos aseguró que también indica que las investigaciones deben durar alrededor de 12 meses. No creo que pase del año, pero definitivamente no será en tres o cuatro meses.

Subrayó, a manera de ejemplo, que sigue abierta la investigación por el avión de Aeroméxico que se desplomó el 31 de julio de 2018, poco después de despegar del aeropuerto de Durango. No obstante, preliminarmente las causas del accidente se atribuyeron a factores climatológicos, aunque en septiembre la empresa despidió a tres pilotos.

El capitán consideró que encontrar las causas probables del siniestro en Puebla va a ser muy dificil. Esclarecer qué pasó será como buscar una aguja en un pajar, porque los helicópteros como el que se estrelló ( un Augusta 109 modelo 2011) carecen de grabadora de datos de vuelo o caja negra, de la que pueda extraerse información sobre lo ocurrido, ya que por su tamaño la reglamentación no los obliga a tenerla.

Lo más que tenía el helicóptero son muchísimas computadoras, que pueden guardar datos, pero no es seguro, porque no están diseñadas para resguardarlos tras un percance, sino más bien para monitorear el funcionamiento de los motores y advertir si hay alguna anomalía, como ocurre con los automóviles modernos cuando se prenden foquitos. Desgraciadamente el fuego, ocasionado por el combustible de la nave, acabó casi con todo y alguna de las tarjetas de computadora se va a mandar a Estados Unidos para ver si extraen datos, indicó.

Así que todas las líneas de investigación están abiertas y los datos se obtendrán de donde sea posible.

Si bien el capitán mencionó que un atentado puede realizarse de diversas maneras, consideró que en este caso no pudo ser con explosivos, como descartó la Secretaría de Marina. Si así hubiera sido, dijo, los restos de la aeronave se habrían esparcido en un área muy grande. En este caso no ocurrió así, porque el helicóptero cayó y los restos quedaron concentrados.

El CPAM, añadió, está obligado a colaborar con las autoridades en cualquier percance aéreo. Así lo hizo de inmediato en el caso del helicóptero que se desplomó hace una semana en Puebla.