onterrey, NL. Hace algunos días vino a esta Sultana del Norte la educadora finlandesa Marja-Leena Juntunen, doctora en educación musical por la Academia Sibelius, para desarrollar una serie de actividades promovidas por la Universidad Autónoma de Nuevo León, que tuvieron como centro la conferencia titulada La educación en las artes como medio para alcanzar la equidad y el bienestar en la sociedad. La conferencia giró alrededor del proyecto denominado Arts Equal, cuyo nombre lleva la carga muy explícita de su intención. He aquí un apretado resumen de lo expuesto en esa ocasión por Juntunen.
A partir de los conceptos de igualdad y equidad (entre los cuales hay sutiles diferencias), el proyecto se funda en la idea de las artes como un servicio público, y en la praxis de una educación artística, desde los niveles escolares básicos, accesible para todos: jubilados, discapacitados, prisioneros, refugiados, inmigrantes, alumnos y alumnas de todos los niveles escolares.
Uno de los pilares de la rama musical del proyecto es la enseñanza de la ejecución instrumental en las escuelas y, junto con ella, la toma de conciencia del rol que el canto colectivo puede tener en el proceso de democratización en escuelas culturalmente diversas. Aquí, el énfasis está en el canto popular, por razones evidentes. A la vez, el proyecto da una relevancia singular a la experiencia kinestética del baile, entendiendo al cuerpo como medio de comunicación. El alumnado canta, toca, compone, baila, y experimenta el fenómeno musical, literalmente, en carne propia.
Sobre estos cimientos, Arts Equal aplica un enfoque metódico, científico, interdisciplinario y controlado que ha producido, desde 2015, resultados positivos y mensurables. El desarrollo del proyecto toma en cuenta el punto de vista de los investigadores y maestros involucrados, pero también el de los alumnos y sus padres, y tiene entre sus premisas más importantes el aprovechamiento de las tecnologías socio-digitales en la implementación de las políticas específicas de enseñanza a través del arte y la música.
Así, al aprendizaje y práctica de las artes en el proceso educativo, los alumnos añaden un contacto directo con los nuevos medios de comunicación, en una combinación que ha demostrado ser altamente eficaz en diversos ámbitos; las distintas evaluaciones que se han hecho del proyecto han arrojado resultados estadísticamente significativos en lo académico, lo creativo, lo social y lo cognitivo.
Todo esto tiene como sustento el admirable concepto de considerar a la escuela como un importante, quizá el más importante, centro cultural, en el que el aprendizaje es continuo y permanente. Al centro de todo ello está, igualmente, el concepto del aula inclusiva, que en el caso de Finlandia contempla, por ejemplo, la aplicación de estos programas de enseñanza a través del arte a los miembros de la comunidad sami del norte del país. En suma, un enfoque educativo y artístico que aborda de manera simultánea los conceptos de derechos culturales, bienestar cultural y expresión cultural.
El proyecto Arts Equal y sus ramificaciones ocurren ciertamente en un entorno singular: para nadie es un secreto queel sistema educativo finlandés es uno de los mejores del mundo, y que en cada evaluación global del rendimiento escolar el país se encuentra entre los primeros lugares. Una buena parte de ese éxito educativo sostenido se encuentra en los cimientos mismos del sistema y en el reconocimiento explícito por todos los actores sociales de la importancia capital de una educación universal de calidad.
Para nadie es un secreto, tampoco, que el sistema educativo mexicano es uno de los peores del mundo, y lo seguirá siendo mientras no se ataquen a fondo las causas profundas de este vergonzoso estado de cosas.
Sí, la educación igualitaria y equitativa a través de las artes bien pudiera ser una herramienta importante en un hipotético proceso de superación, pero la guadaña presupuestal del momento aplicada al más puro estilo neoliberal a la educación, la ciencia, la cultura y las artes, no permite abrigar mayores esperanzas.