Roma. Repetidos gritos racistas proferidos el miércoles contra el defensa senegalés Kalidou Koulibaly, además de la muerte ayer de un aficionado después de los incidentes en los alrededores del estadio donde jugaron el Inter de Milán y Nápoles revelaron aspectos sombríos del futbol italiano.

Por los gritos xenófobos en su estadio contra Koulibaly, el Inter fue sancionado ayer y tendrá que disputar dos partidos a puerta cerrada, medida más severa de lo habitual. Además, el defensa del Nápoles fue suspendido dos encuentros, uno por la expulsión y otro por aplaudirle al árbitro.

Aficionados del Inter dirigieron sonidos de mono hacia Koulibaly durante la victoria 1-0 del Inter sobre el Nápoles en el estadio de San Siro de Milán. El senegalés salió expulsado a los 81 minutos después de recibir dos tarjetas amarillas, la segunda después de aplaudirle al árbitro en forma sarcástica por haberlo amonestado.

Al concluir el encuentro, el técnico del Napoli, Carlo Ancelotti, amenazó con retirar a sus jugadores del campo la próxima vez que haya cánticos racistas contra alguno de sus elementos. El timonel solicitó en varias ocasiones que se suspendiera el encuentro y que se les anunciara a los aficionados que eso sucedería, pero no se tomó ninguna medida.

Después de conocer su sanción, el equipo neroazzurro rechazó la actitud de sus aficionados al asegurar que desde el 9 de marzo de 1908 (la fecha de creación del club), el Inter significa integración, acogida y futuro y que la entidad siempre dice no a toda forma de discriminación.

Koulibaly escribió un mensaje en Twitter: Lamento la derrota y sobre todo por haber abandonado a mis hermanos. Pero estoy orgulloso del color de mi piel. De ser francés, senegalés, napolitano: hombre.

Cristiano Ronaldo salió a la defensa de Kalidou Koulibaly al publicar en Instagram un mensaje: En el mundo y en el futbol siempre debe haber educación y respeto. ¡No al racismo o a cualquier tipo de insulto y discriminación!

Los sonidos de mono son un fenómeno recurrente en el futbol italiano, y Koulibaly ya fue víctima de racismo en Roma en 2016, durante un partido contra la Lazio.

Más recientemente, el centrocampista francés de la Juventus de Turín, Blaise Matuidi, fue víctima de hechos similares en dos ocasiones, en enero de 2018 en Cagliari y en diciembre de 2017 en la cancha del Hellas Verona.

En el curso 2016-2017, el ghanés Sulley Muntari, que jugaba en el Pescara, abandonó el césped de Cagliari después de haber sido objeto de gritos racistas. Eso le costó una segunda amarilla y la consiguiente expulsión, finalmente anulada luego de recurso.

Casi ningún incidente responde a los criterios que deben reunirse para que los clubes sean sancionados. Y las sanciones, cuando las hay, son pro-visionales. Es ridículo, señaló Mauro Valeri, responsable del Observatorio sobre el racismo en el futbol, después del caso Muntari en mayo de 2017.

Por si fuera poco, los incidentes de violencia también sacudieron al balompié de Italia. Una serie de enfrentamientos al rededor del estadio de San Sirio provocaron la muerte de un joven aficionado del Inter.

Daniele Belardinell, hincha de 35 años de edad, fue atropellado por un vehículo en el marco de un ataque perpetrado por un centenar de ultras contra minibuses que transportaban a tifossi napolitanos.

El jefe de policía de Milán, Marcello Cardona, informó que cuatro seguidores del Nápoles resultaron heridos con arma blanca y tres ultras del Inter fueron detenidos.

El presidente de la Federación Italiana de Futbol, Gabriele Gravina, dijo que los incidentes ocurridos dentro y fuera del estadio ya no son tolerables y que pretende simplificar las reglas para la suspensión de partidos. Condenamos toda forma de violencia, sea física o verbal, siendo la discriminación racial un factor agravante. No aceptamos esos comportamientos dañinos para el balompié, sostuvo.