Los museos se han convertido en los nuevos templos de Dios, expresa la española Carmen Reviriego, autora del libro La suerte de dar. El público forma largas filas para entrar a estos sitios en los que busca la calma, la reflexión, así como encontrarse con otras personas que comparten su misma sensibilidad hacia el arte. Es un fenómeno que ocurre a escala mundial, asegura la asesora en creación de colecciones.

En entrevista, Reviriego sostiene que hay una característica que hace que América Latina sea una de las regiones con más movimiento dentro del arte: Los mecenas latinoamericanos han creado becas de curaduría en los grandes museos del mundo, como el Tate Modern, el Metropolitano de Arte y el de Arte Moderno de Nueva York.

El arte suaviza y da otra visión de México, de un país rico, con gran cultura, diversidad, vivo. Entonces, esas ventanas al mundo que han significado exposiciones como la de Abraham Cruzvillegas en el Tate Modern, financiada por Estrellita Brodsky, permiten que la ventana sobre México sea más real.

Las colecciones de los museos se alimentan de las donaciones de los filántropos y mecenas: Hay que reconocer y aplaudir, no criticar, a quienes se comprometen con la sociedad. En Estados Unidos son héroes, en Iberoamérica en general son sospechosos de tener dinero. Eso es un cambio cultural en el que la sociedad mexicana tiene que avanzar, porque México es como la decimoquinta potencia del mundo, y para mí hay montones de compañías, de multinacionales, instaladas aquí... bancos grandísimos, porque hay seguridad jurídica. Donde ésta existe tiene que haber una mejor relación entre los coleccionistas y las instituciones. Tienen que prestar y apoyar; ya no hay excusa.

El libro La suerte de dar contiene conversaciones con ocho filántropos latinoamericanos: Manuel Arango, Estrellita Brodsky, Alfredo Carvajal, Adriana Cisneros, Felipa Jove, Paola Luksic, Jorge Pérez y María del Pino. En una primera parte se plantea cómo construir un proyecto filantrópico. Eileen Rockefeller, en El mejor pegamento familiar, explica cómo, a lo largo de siete generaciones, su familia se ha mantenido unida por medio de las causas sociales que apoyan.

Se pretende que el volumen sea una fuente de inspiración para las personas interesadas en comprometerse socialmente.

Reclama su lugar en la filantropía

No todas las conversaciones que se incluyen en el libro son de arte, también hay mecenas comprometidos en otros ámbitos, como Manuel Arango con el medio ambiente. Asimismo, el libro pretende reclamar el sitio que dentro de la filantropía debe tener el arte. Éste no es el mecenazgo, ni el hermano rico de la filantropía. El arte como causa social es muy necesario.

El volumen pretende colocar el arte en el mismo lugar de importancia que las otras causas sociales que se apoyan. Es una forma de reclamar el espacio de tanta relevancia que tiene el arte dentro del compromiso social.

Respecto del escenario mexicano en el ámbito artístico, que Reviriego conoce muy bien, asegura que está en muy buen momento, ya que el país cuenta con coleccionistas de gran importancia, que han tenido una labor destacada, así como galerías de prestigio internacional y grandes artistas que ya están en el circuito internacional.

Agrega: Hay muchísimos artistas muy buenos a quienes hay que apoyar. Repito, cuando alguien comparte lo que tiene hay que reconocerlo, aplaudirlo y no criticarlo. Eso es algo en que la sociedad tiene que trabajar, porque el mercado del arte mueve muchísimos millones de dólares y pesos, y es un círculo virtuoso. En el momento en el que las personas coleccionan se forman grandes coleccionistas, que adquieren obra de mexicanos. Así, estos coleccionistas marcan tendencia y hacen que las obras de artistas mexicanos se adquieran en el mundo entero. Si son adquiridos por coleccionistas comprometidos socialmente con los museos, acabarán donando esas piezas y creando fondos para que los museos compren obras de mexicanos. Eso generará riqueza y movimiento en las galerías.

La suerte de dar se puede adquirir en Amazon.com, ya que no está en librerías.