El Senado nombró al magistrado Juan Luis González Alcántara Carrancá como nuevo ministro de la Suprema Corte de la Nación (SCJN), por 15 años.

En una segunda votación se logró la mayoría calificada, ya que la oposición votó a favor del ahora ministro, quien logró 114 votos. El ex presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México rindió de inmediato protesta.

Luego de una primera ronda donde no se alcanzó la mayoría calificada, se convocó a una segunda votación definitiva, en la cual 114 sufragios fueron a favor de González Alcántara Carrancá, cero votos para la magistrada Celia Maya, cinco votos para Loreta Ortiz, un voto nulo y cuatro en contra de la terna.

Antes, al exponer su proyecto ante el pleno de la Cámara Alta, González Alcántara Carrancá destacó que la justicia es un ingrediente ineludible de la paz, por ello, subrayó, la Suprema Corte mediante sus resoluciones debe contribuir a afianzar la tranquilidad y la paz.

Manifestó además que comparte la profunda convicción de que México no debe vivir en estado de guerra; el derecho penal en nuestra patria se ha convertido en un derecho penal del enemigo. El Estado ya no habla con sus ciudadanos sino que amenaza a sus enemigos. Algo extraño está ocurriendo con el derecho penal y es función de la Corte corregirlo.

Aseveró: Mi visión es la de una Suprema Corte no solamente competente y talentosa, sino ante todo humana, capaz de empatizar con quienes acuden a ella y de atender a sus necesidades, anhelos y convicciones específicas.

Si bien es cierto, aseveró, que los derechos humanos, por su propia naturaleza, se encuentran para proteger a todos, no sólo a quienes se encuentran en una situación especial de vulnerabilidad, es justamente en la forma en que nos sensibilizamos ante la situación de estos últimos en donde descansa el proyecto de nación, pues como en su momento señalara Mahatma Gandhi, la grandeza de una nación se mide en la forma en que se trata a sus miembros más débiles.

Explicó que la reforma constitucional de 2011 ha transformado la sensibilidad de la sociedad y de la política pública en México. Refirió que coincide con lo expresado por un senador durante mi comparecencia ante la Comisión de Justicia de este cuerpo soberano: ni un paso atrás en la progresividad de los derechos humanos.

En México, apuntó, no se puede renunciar a la libertad sin renunciar a la condición humana. Este peligro es siempre actual, pues las sociedades modernas abdican a la libertad cuando se les ofrece mayor seguridad o prosperidad económica, indicó.

González Alcántara Carrancá señaló: No debemos perder de vista, en México lo sabemos bien, que la libertad es el goce pacífico de la independencia. Cuando hablo de libertades hablo de las de todos y, sobre todo, por serlo, de las libertades de las minorías. El máximo tribunal ha de defender la libertad de aquellos espíritus cautivos, con miedo a la verdad, con una capacidad crítica disminuida o anulada. Ni fundamentalismos ni integrismos en la República Mexicana.

La Corte, recalcó, debe consolidar la perspectiva de género en la interpretación y aplicación de los derechos humanos, en las políticas y programas de mecanismos nacionales e internacionales en materia de asilo, migración, mujeres marginadas. Aún hay mucho sufrimiento en las mujeres y niñas de México.

Comentó que la política de los derechos humanos sólo puede ser fuente de energía radical para las luchas por la equidad, la igualdad y la justicia. Son momentos de que los jueces vivan una efervescencia creativa, intensa, pasional de energía en pro de otro mundo posible.

Después de rendir protesta, en conferencia de prensa agradeció a los grupos parlamentarios que le dieran el aval mayoritario en una segunda ronda de votaciones, eso me compromete más.