El inmueble, propiedad de Presidencia de la República, está cerrado al público; lo custodia la Policía Federal
Viernes 21 de diciembre de 2018, p. 4
Además de la residencia oficial de Los Pinos, la Presidencia de la República es dueña de un inmueble de lujo en Huixquilucan, estado de México, donde se encontraría un número indeterminado de obras de arte propiedad de la nación.
Durante varios sexenios esa casa cerrada al público, custodiada y administrada por el gobierno federal, ha pasado casi desapercibida.
Esa residencia, que se ubica en Bosque de Antequera 60, fraccionamiento La Herradura, fue la casa del general Manuel Ávila Camacho luego de concluir su periodo presidencial en 1946, de la cual muy poco se habló durante las administraciones pasadas, manteniéndola en absoluta discreción.
El lujoso inmueble habría sido usado para alojar huéspedes distinguidos o realizar ostentosas fiestas. Nada se ha hablado de esa casa en la presente administración.
En una visita a esa dirección, La Jornada confirmó que está custodiada por la Policía Federal. ‘‘No hay acceso al público. Para su ingreso se necesita de un permiso que debe solicitarse en oficinas de Presidencia. No es una casa secreta, se encuentra sobre la vía pública, de ser así habría otro tipo de protocolo y restricciones como en Los Pinos. No se dejaría acercar a la gente con un vehículo”, explicó un elemento de esa corporación que en ese momento estaba en la caseta de vigilancia junto a la reja de entrada de esa propiedad.
‘‘Aquí no hay quien autorice el acceso. Nosotros tenemos la instrucción que sólo con un oficio girado por la Presidencia de la República que autorice se puede tener ingreso. Nosotros no podemos dar mayor información, más que acuda a las oficinas de Presidencia. La residencia es del gobierno, pero no puede entrar cualquier persona”, dijo el policía, quien rehusó dar más información sobre las condiciones en las que se encuentra el inmueble.
Se calcula que el terreno abarca unos 5 mil metros cuadrados, entre jardines y varias edificaciones, el cual fue donado al gobierno federal por la viuda de Ávila Camacho, Soledad Orozco, en 1989, incluido el mobiliario y las obras de arte con la condición de utilizarla como casa de visitas para presidentes o altos dignatarios de gobiernos extranjeros.
Al comenzar el sexenio de Enrique Peña Nieto, en 2013, varias publicaciones (Emeequis y el portal digital Reporte Índigo) documentaron que la casa albergaba unas ‘‘86 obras de arte, con un valor aproximado de 25.4 millones de pesos”; señalaron que las piezas son sobre todo de arte religioso, así como de David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Diego Rivera y Miguel Cabrera, además de candiles de cristal cortado y esculturas de porcelana estilo francés.
De acuerdo con datos oficiales, en total son unas 285 obras que resguarda del gobierno federal, distribuidas en oficinas de Presidencia como Palacio Nacional, Los Pinos y Campo Marte.
En los sexenios anteriores, de 1989 a la fecha, las administraciones federales han manejado con discreción la existencia de esa casa de lujo ubicada en Huixquilucan. Poco se ha hecho mención oficial y pública sobre el uso que se le ha dado, el estado actual y el presupuesto que tiene asignado.