Jueves 20 de diciembre de 2018, p. 19
Nueva York. El número de reporteros asesinados en todo el mundo en represalia por su trabajo casi se duplicó este año, indicó el Comité para la Protección de Periodistas en su informe anual difundido ayer.
El organismo, con sede en Nueva York, halló que 34 periodistas fueron asesinados por su trabajo, hasta el 14 de diciembre, mientras que en total al menos murieron 53; los otro 19 en accidentes o atentados relacionados con la cobertura noticiosa.
En 2017, el comité documentó 47 muertes en total y 18 en represalia por su trabajo periodístico. El informe incluye el asesinato del saudí Jamal Khashoggi, columnista de The Washington Post y duro crítico del reino. Su fallecimiento, el 2 de octubre, dentro del consulado de Arabia Saudita en Estambul generó una fuerte sacudida en el escenario político mundial por las acusaciones de que el príncipe heredero de esa nación, Mohamed bin Salmán, se haya involucrado.
Khashoggi vivía en Estados Unidos en un exilio autoimpuesto y había viajado al consulado saudí para formalizar su divorcio, pero fue estrangulado y desmembrado presuntamente por agentes saudíes.
Al preguntarle si creía que el príncipe heredero había ordenado el asesinato de Khashoggi, el presidente Donald Trump respondió el mes pasado: Tal vez sí y tal vez no
. Aunque el mandatario condenó la violencia contra periodistas, el comité hizo notar que los ha llamado enemigos del pueblo
.
Además de los homicidios en represalia, los periodistas han muerto en combate, en fuego cruzado o en otras misiones peligrosas. El país más letal para ejercer el periodismo este año ha sido Afganistán, donde 13 comunicadores fueron asesinados, algunos en explosiones consecutivas efectuadas por atacantes suicidas y de las que el grupo extremista Estado Islámico se adjudicó la responsabilidad, según el informe.
Por su parte, la organización Reporteros Sin Fronteras indicó que Estados Unidos se ubicó este año entre los cinco países más letales para los periodistas por primera vez en su historia, con seis muertos, incluidos cuatro asesinatos cuando un hombre disparó en las oficinas del periódico Capital Gazette, en Maryland, el 28 de junio luego de haber amenazado al medio tras perder una demanda por difamación. Una asistente de ventas también falleció en ese ataque, el más letal a un medio en la historia reciente de Estados Unidos.
Los otros dos periodistas murieron mientras cubrían una tormenta tropical; además, el comité señaló que el encarcelamiento de periodistas ha aumentado.
El contexto para la crisis es variado y complejo y está vinculado muy de cerca con cambios en la tecnología que han permitido que más personas practiquen el periodismo, incluso mientras ha hecho que los grupos políticos y delictivos que solían necesitar a los medios de comunicación para difundir su mensaje consideren ahora a los periodistas personas remplazables.
La semana pasada, la revista Time nombró persona del año
a los periodistas encarcelados y asesinados, entre ellos Khashoggi, Maria Ressa –que se encuentra en prisión en Filipinas–, Wa Lone y Kyaw Soe Oo, encarcelados en Myanmar, y el personal de Capital Gazette.
Este año murieron reporteros en Eslovaquia, donde el periodista de investigación Jan Kuciak, de 27 años, fue baleado cuando indagaba presuntos actos de corrupción. El año pasado en Malta, Daphne Caruana Galizia en una misión similar, fue asesinada con una bomba colocada en su automóvil. Al menos cuatro periodistas fueron asesinados en México, dos en Brasil y dos palestinos fallecieron por disparos de soldados israelíes durante protestas en la franja de Gaza.
En Siria y Yemen, países diezmados por la guerra civil, la cifra de comunicadores asesinados fue la menor desde 2011. Tres murieron en el primero y el comité registro nueve en el segundo, en comparación con 31 en 2012, el peor año para los reporteros de ese país. Sin embargo, la disminución pudiera deberse al acceso limitado o a los riesgos extremos que desalientan las visitas de reporteros.